/ viernes 16 de marzo de 2018

Análisis y Reflexión


La ética y el trabajo público

La ética es la rama de la filosofía que estudia los valores, es decir, el deber ser, aspecto que distingue y califica al ser humano pues la ética es guía y dirección de la conducta humana; negligencia, corrupción, impunidad, ausencia de imparcialidad, violación a los derechos humanos, todo ello en su conjunto significa la falta de ética y de valores fundamentales del ser humano, como la verdad, como la honestidad, como la lealtad, como el afán de servicio, esto trae aparejado la injusticia y la corrupción que son las causas del desastre del sistema político- electoral del pueblo mexicano.

La corrupción es el cáncer que desde el periodo colonial a permeado en la sociedad mexicana, y ha evitado el constante mejoramiento de la sociedad mexicana en lo económico, en lo social y en lo cultural. La ética es un concepto absoluto que no permite dudas ni falsas interpretaciones, marca la pauta en la conciencia del ser humano pero sobre todo del servidor público. La ética pública por lógica elemental se refiere a los comportamientos de los funcionarios y servidores públicos que no necesariamente están definidos o sancionados por el derecho, es decir, gozan de impunidad.

En la antigua Grecia el concepto de ética procede de ethos que significa, morada, residencia, modo de ser, costumbre, hábito o uso, lo cual quiere decir que no debe de entenderse de una manera superficial, sino como una verdad absoluta y permanente, tal y como concebimos los usos sociales, pues la ética debe ser costumbre, habito, una virtud en el hombre o en la mujer que realiza un esfuerzo continuo de la voluntad, de actuar correctamente.

El problema de la corrupción y de la falta de ética en nuestro país, finalmente no es de personas, sino es la suma de vicios y deficiencias estructurales, que tienen las instituciones maltrechas y deformadas del gobierno en sus tres niveles (federal, estatal y municipal), juntamente con las dependencias de carácter descentralizado, tal parece que fueron creadas como una instancia sin objetivos políticos, de desatención que provoca injusticia e inseguridad y que únicamente están para servir y proteger a los amigos del poder, las estructuras gubernamentales y las autoridades parecen un árbol torcido que no da sombra a la sociedad Mexicana, sino únicamente a la pequeña minoría que tienen y detectan el poder económico y el poder social.

El ser humano pertenece a un orden eminente y excelente dotado de inteligencia y libre albedrio, por tanto posee por si mismo derechos y deberes universales e inviolables, así lo señala la encíclica del papa Pio XI cuando expresa: “El trabajo del ser humano no es una vil mercancía sino es necesario reconocer la dignidad humana del trabajador, por lo que no puede venderse, ni comprarse como una mercancía cualquiera”, incluso el trabajo humano no están en la mera práctica del mercado sino que su realización que han de fijarla las leyes de la justicia y de la equidad, así una de las bases de la democracia como sistema de gobierno es el acceso a la aplicación parcial y eficiente de la ley, pues un ciudadano es exactamente igual a otro al momento de emitir su sufragio, sin importar su condición económica, ni su “honor social”, todos son iguales ante la ley, pues sin justicia, sin igualdad, no hay democracia y hay una ausencia total de ética pública.


La ética y el trabajo público

La ética es la rama de la filosofía que estudia los valores, es decir, el deber ser, aspecto que distingue y califica al ser humano pues la ética es guía y dirección de la conducta humana; negligencia, corrupción, impunidad, ausencia de imparcialidad, violación a los derechos humanos, todo ello en su conjunto significa la falta de ética y de valores fundamentales del ser humano, como la verdad, como la honestidad, como la lealtad, como el afán de servicio, esto trae aparejado la injusticia y la corrupción que son las causas del desastre del sistema político- electoral del pueblo mexicano.

La corrupción es el cáncer que desde el periodo colonial a permeado en la sociedad mexicana, y ha evitado el constante mejoramiento de la sociedad mexicana en lo económico, en lo social y en lo cultural. La ética es un concepto absoluto que no permite dudas ni falsas interpretaciones, marca la pauta en la conciencia del ser humano pero sobre todo del servidor público. La ética pública por lógica elemental se refiere a los comportamientos de los funcionarios y servidores públicos que no necesariamente están definidos o sancionados por el derecho, es decir, gozan de impunidad.

En la antigua Grecia el concepto de ética procede de ethos que significa, morada, residencia, modo de ser, costumbre, hábito o uso, lo cual quiere decir que no debe de entenderse de una manera superficial, sino como una verdad absoluta y permanente, tal y como concebimos los usos sociales, pues la ética debe ser costumbre, habito, una virtud en el hombre o en la mujer que realiza un esfuerzo continuo de la voluntad, de actuar correctamente.

El problema de la corrupción y de la falta de ética en nuestro país, finalmente no es de personas, sino es la suma de vicios y deficiencias estructurales, que tienen las instituciones maltrechas y deformadas del gobierno en sus tres niveles (federal, estatal y municipal), juntamente con las dependencias de carácter descentralizado, tal parece que fueron creadas como una instancia sin objetivos políticos, de desatención que provoca injusticia e inseguridad y que únicamente están para servir y proteger a los amigos del poder, las estructuras gubernamentales y las autoridades parecen un árbol torcido que no da sombra a la sociedad Mexicana, sino únicamente a la pequeña minoría que tienen y detectan el poder económico y el poder social.

El ser humano pertenece a un orden eminente y excelente dotado de inteligencia y libre albedrio, por tanto posee por si mismo derechos y deberes universales e inviolables, así lo señala la encíclica del papa Pio XI cuando expresa: “El trabajo del ser humano no es una vil mercancía sino es necesario reconocer la dignidad humana del trabajador, por lo que no puede venderse, ni comprarse como una mercancía cualquiera”, incluso el trabajo humano no están en la mera práctica del mercado sino que su realización que han de fijarla las leyes de la justicia y de la equidad, así una de las bases de la democracia como sistema de gobierno es el acceso a la aplicación parcial y eficiente de la ley, pues un ciudadano es exactamente igual a otro al momento de emitir su sufragio, sin importar su condición económica, ni su “honor social”, todos son iguales ante la ley, pues sin justicia, sin igualdad, no hay democracia y hay una ausencia total de ética pública.