/ martes 20 de agosto de 2019

Cirugía Política / Se mueven las piezas del ajedrez priista


Hace varios días mientras en los cuarteles de los candidatos a presidir el comité ejecutivo nacional del PRI se ultimaban detalles para la elección del domingo, surgieron algunas luces amarillas que se encendieron en el deteriorado tablero de emergencias del Revolucionario Institucional.

La descarada intervención del gobernador Alfredo del Mazo a favor del ahora dirigente Alejandro Moreno dejaba ver sus primeras consecuencias.

Dos piezas claves del priismo; uno operador electoral y político de viejo cuño, tal vez de los de mayor experiencia; y otro, operador financiero en las relaciones con el grupo constructor OHL, se dejaban ver sin rubor en el Consejo Estatal del Partido Movimiento Ciudadano al que acudió Dante Delgado Ranauro, líder nacional eterno de esa formación política.

Fernando Alberto García Cuevas y Apolinar Mena no asistieron como simples invitados a ese acto. Su presencia fue un claro mensaje de insubordinación y de advertencia hacia el menguado “primer priista del estado”.

La imposición de Alejandro Moreno en la dirección nacional del PRI no tendrá como resultado inmediato que Del Mazo pretenda imponer a un presidente en la dirección estatal de ese partido. Saben bien los priistas que ante la ausencia de presidente de la República de origen priista, los gobernadores tendrán un poder casi absoluto en sus respectivas entidades.

Por eso, ambos personajes han adelantado piezas en el ajedrez priista. Saben que el camino que han iniciado varios de sus correligionarios para buscar el registro de nuevos partidos, como el caso de Isidro Pastor acompañado de muchos priistas mexiquenses no tendrá un buen fin e inician el desembarco en otras opciones. Saben que desde el interior de círculos muy elevados del poder económico han iniciado la inyección de recursos económicos y cibernéticos para alimentar a movimiento ciudadano y las aspiraciones presidenciales del jalisciense Enrique Alfaro y de Samuel García en Nuevo León. De esta forma, seguirán alimentando desde sectores económicos y las más altas esferas del PRI la posibilidad de retomar espacios de poder a través del movimiento naranja.

Nada sorprendente para quienes desde hace más de 15 años advertimos que el grupo salinista del PRI había adquirido las franquicias del partido verde y de Nueva Alianza en una clara estrategia para preservar el poder.

Está claro; hoy han optado por adquirir Movimiento Ciudadano para llevar a cabo su estratagema y el terruño mexiquense es pieza clave en ese propósito. Por eso no es ni casualidad ni un simple cambio de camiseta lo que se observó en el consejo estatal de Movimiento Ciudadano.

La carrera por la gubernatura ha iniciado para muchos priistas y han iniciado los movimientos. En el fondo es una simple jugada camaleónica ante la crisis que sufre la vetusta maquinaria priista.


Hace varios días mientras en los cuarteles de los candidatos a presidir el comité ejecutivo nacional del PRI se ultimaban detalles para la elección del domingo, surgieron algunas luces amarillas que se encendieron en el deteriorado tablero de emergencias del Revolucionario Institucional.

La descarada intervención del gobernador Alfredo del Mazo a favor del ahora dirigente Alejandro Moreno dejaba ver sus primeras consecuencias.

Dos piezas claves del priismo; uno operador electoral y político de viejo cuño, tal vez de los de mayor experiencia; y otro, operador financiero en las relaciones con el grupo constructor OHL, se dejaban ver sin rubor en el Consejo Estatal del Partido Movimiento Ciudadano al que acudió Dante Delgado Ranauro, líder nacional eterno de esa formación política.

Fernando Alberto García Cuevas y Apolinar Mena no asistieron como simples invitados a ese acto. Su presencia fue un claro mensaje de insubordinación y de advertencia hacia el menguado “primer priista del estado”.

La imposición de Alejandro Moreno en la dirección nacional del PRI no tendrá como resultado inmediato que Del Mazo pretenda imponer a un presidente en la dirección estatal de ese partido. Saben bien los priistas que ante la ausencia de presidente de la República de origen priista, los gobernadores tendrán un poder casi absoluto en sus respectivas entidades.

Por eso, ambos personajes han adelantado piezas en el ajedrez priista. Saben que el camino que han iniciado varios de sus correligionarios para buscar el registro de nuevos partidos, como el caso de Isidro Pastor acompañado de muchos priistas mexiquenses no tendrá un buen fin e inician el desembarco en otras opciones. Saben que desde el interior de círculos muy elevados del poder económico han iniciado la inyección de recursos económicos y cibernéticos para alimentar a movimiento ciudadano y las aspiraciones presidenciales del jalisciense Enrique Alfaro y de Samuel García en Nuevo León. De esta forma, seguirán alimentando desde sectores económicos y las más altas esferas del PRI la posibilidad de retomar espacios de poder a través del movimiento naranja.

Nada sorprendente para quienes desde hace más de 15 años advertimos que el grupo salinista del PRI había adquirido las franquicias del partido verde y de Nueva Alianza en una clara estrategia para preservar el poder.

Está claro; hoy han optado por adquirir Movimiento Ciudadano para llevar a cabo su estratagema y el terruño mexiquense es pieza clave en ese propósito. Por eso no es ni casualidad ni un simple cambio de camiseta lo que se observó en el consejo estatal de Movimiento Ciudadano.

La carrera por la gubernatura ha iniciado para muchos priistas y han iniciado los movimientos. En el fondo es una simple jugada camaleónica ante la crisis que sufre la vetusta maquinaria priista.

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