En once días Andrés Manuel López Obrador, cumplirá dos años de ser presidente de la República. En este primer tercio de su mandato, ha recibido permanente golpeteo de la derecha.
La recalcitrante, representada por la clase empresarial es la más agresiva. Por la pérdida de sus privilegios fiscales se siente agraviada. ¿Cómo un “populista”, se atreve a tocar sus inmaculados intereses?, Tan respetados por otros jefes de Estado, que casi gobernaron para ellos.
Sintieronse consentidos desde que un empleado de una compañía trasnacional, en mala hora para México fue electo presidente en el año 2000. Dijo “mi gobierno será para los empresarios”. Les dio cuerda y, se infiltraron en el PAN y en el PRI para hacer política.
Tuvieron influencia en regímenes anteriores. De Salinas de Gortari a Enrique Peña Nieto, fueron escuchados.
En treinta años agarraron vuelo. Se consideraron factor de opinión para elaborar proyectos, sobre todo de orden económico. Fueron favorecidos con las privatizaciones salinistas. Después de ese jugoso favor, creen ser ejes necesarísimos para el desarrollo nacional.
Han creado para hacer política una organización llamada “Si México” dirigida por los panistas Gustavo de Hoyo y Claudio X González. Con ésta aspiran derrotar a Morena en las elecciones del año venidero. Les interesa ser diputados. Para ser “contra peso” del gobierno lopezobradorista.
Tan promisorio es su plan, que sin recato, Alejandro Moreno Cárdenas, presidente del PRI; Marko Cortés dirigente del PAN y Jesús Zambrano, líder del PRD, han ofrecido postularlos como candidatos a diputados federales.
Tan desprestigiados están esos partidos, que después de firmar el Pacto por México y encubrir la corrupción, se agarran de ese clavo caliente, en tiempos que son cenizas.
Un ejemplo de corrupción neo priista, es Cristopher James Burousse, ex dirigente juvenil del CEN del PRI. Era el prospecto político de César Duarte Járques ex gobernador chihuahuense, confinado en una cárcel de Miami. Por corruptelas el joven enfrenta acusación.
Ante la amenaza del binomio partidista-empresarial, AMLO tiene que tomar el timón del barco para evitar naufrague. Está obligado a revisar listas de aspirantes, a gobernador, a legisladores estatales y hasta miembros de ayuntamientos. Más es indispensable, advertir que militancia de quienes desean integrar la asamblea nacional no es simulada. Conocer esencialmente, sí comulgan con la doctrina ideológica del Morena, es necesario.
Vive por confiado, amargas experiencias. Diputados de derecha e izquierda pseudomorenistas cuestionan su obra gubernamental. Tiene que rechazar a los repudiados por sus partidos, que ansían ser morenos
Necesita un pleno, neto de diputados morenistas, que avalen las reformas para sepultar la corrupción y, reivindicar para la nación la propiedad de sus recursos enajenados por la derecha.
Este desafío afronta Andrés Manuel.
