Insertar a la UAEM al movimiento globalizador: Pichardo
En el CXC Aniversario de la fundación del Instituto Literario del estado de México y el LXII de la creación de la Universidad Autónoma del estado de México, reedito la entrevista, concedida por el primer rector, doctor Juan Josafat Pichardo, publicada en las páginas de este diario, el 19 de marzo del año 2002.
Primera parte
En vísperas del XLVI aniversario de la UAEM, el doctor en Derecho Juan Josafat Pichardo, en entrevista con El Sol de Toluca, evoca cómo en 1956 la comunidad institutense, venciendo inercias y con el apoyo del gobernador del estado, ingeniero Salvador Sánchez Colín, el 21 de marzo de 1956, el ICLA alcanzó el rango de universidad.
Arrellanándose en cómodo sillón, dice: “Estoy a sus órdenes”.
-Maestro Pichardo, ¿después de 128 años de tradición histórica del ICLA, qué causas generaron su transición a universidad?
-Bueno, en primer lugar, la acogida que dio el gobernador del estado a la idea de transformar al instituto en universidad y, en segundo, la necesidad de dar oportunidad a los bachilleres de continuar una carrera aquí en Toluca; evitando emigraran a la Ciudad de México para cursar la carrera profesional de medicina, leyes, ingeniería, arquitectura, química en la UNAM. Por eso, estudiantes y maestros apoyaron el proyecto; con los años fructificó y ahora vea usted el crecimiento que ha tenido.
- ¿Qué impacto tuvo entre la sociedad y los intelectuales la creación de la universidad?
-Desde luego, a la gente de Toluca le gustó el proyecto. Hubo optimismo, también pesimismo. La creación de la universidad se consideró como un reto. Algunas gentes le auguraban poca duración. Por fortuna no fue así, poco a poco prosperó. La sociedad se sintió satisfecha, orgullosa, porque en la entidad hubiera un plantel que ampliara las oportunidades de los jóvenes. Entre el sector intelectual causó buena impresión; apoyó la iniciativa.
-¿En el contexto académico de la década cincuenta del siglo XX, la nueva universidad qué expectativas de educación superior ofrecía a la juventud?
-Abrió nuevas posibilidades. La educación superior ya se aplicaba en el Instituto Literario; sus planes de estudio tenían reconocimiento en todo el país. La idea fue que los nuevos, los de la universidad, fuesen reconocidos. Se hizo un replanteamiento en las Facultades de Medicina, Jurisprudencia, Pedagogía, Comercio y Administración, y Enfermería. Se dotó a esos planes de elementos teórico-académicos para dar una formación integral. Después, con el propósito de extender la universidad, se creó la escuela preparatoria de Texcoco. La creación de la escuela de Turismo y la Facultad de Ingeniería amplió las expectativas a los jóvenes.
El compromiso de la universidad de hacer que los jóvenes obtuvieran una sólida preparación profesional, conllevaba el impulso de los valores universales, la libertad, la paz, la justicia, la verdad, el respeto y la solidaridad humana. Esa función, debo decir, ya la practicaba el instituto. Pretendíamos, como universitarios, una convivencia social basada en la armonía y la fraternidad. (Continuará)...
