/ sábado 30 de junio de 2018

Comentarios y algo más...


El arroz está en su punto

La cazuela vidriada de Tecometepec despedía vapor caliente. El grano fresco y reluciente lo habían traído del Valle de Amilpas. Era de la última cosecha. Del tlecuil sacaron los tizones, sólo quedaron unas brazas para terminar la cocción. Un mantel doblado en dos la cubrió. Por el calor, pronto la tela quedó humedecida.

La familia de don Sufragio tendría un “gustito” (fiesta y comida). Su esposa, doña Libertad, con los dolores del parto, no dejaba de mirar la cazuela.

Los vecinos viendo el movimiento, se preguntaban: ¿Qué fiesta van a tener?

Un hombre agotó la curiosidad y se atrevió a preguntar.

-¿Por qué es la fiesta, don?

-Porque va a nacer mi niña. Ya vino doña “Polonia” la partera, a revisarla y dijo que el día de mañana, mi mujer va a parir.

-¿Quién es doña “Polonia”?

-La que vive en la Loma del Gavilán.

-¡Ah!, la que le dicen por hablantina la “politicona”.

-Sí, ella-. -Sí empieza en la madrugada del domingo, vas por mí.

-Pero, ¿por qué hasta la madrugada?

-Yo no sé. La que conoce de esas cosas es ella, no en balde es la matrona. Calcula que se empezará a asomar la cabecita a eso de las 8:00 de la noche.

-¿No tendrá complicaciones? ¿Por qué no la lleva a San Agustín?, allá hay doctor.

-La tendría que llevar en la carreta y que tal si se le sale en el camino por tanto brinco que den las ruedas; ya ves que está disparejo. Mejor que la atienda “La Politicona”; cuántos niños de la ranchería no los ha recibido ella.

-Y mañana es día primero; empieza el mes de las aguas.

-Ándale, tomate un mezcal, me lo trajeron de Tetecala; es bueno, es el que hace perlas en el fondo de la botella.

-Bueno, nomás porque usted me lo invita, sírvamelo, pero acompáñeme.

Sirvió dos copas, las chocaron. Sin decir “salud”, de un solo trago bebieron el aguardiente.

-¿Y cómo se va llamar la muchachita?-.

Sin titubear, don Sufragio contestó:

-¡Democracia!

-¿Ese nombre no existe aquí, verdad? -No, porque hasta ahora no ha nacido.

-Pero a partir de mañana la tendremos. Fíjate, cómo no se ha de llamar así. Si es la hija del “Sufragio”, como me dice la gente, y de mi mujer, llamada “La Libertad”, aunque su nombre de pila sea Liboria.


El arroz está en su punto

La cazuela vidriada de Tecometepec despedía vapor caliente. El grano fresco y reluciente lo habían traído del Valle de Amilpas. Era de la última cosecha. Del tlecuil sacaron los tizones, sólo quedaron unas brazas para terminar la cocción. Un mantel doblado en dos la cubrió. Por el calor, pronto la tela quedó humedecida.

La familia de don Sufragio tendría un “gustito” (fiesta y comida). Su esposa, doña Libertad, con los dolores del parto, no dejaba de mirar la cazuela.

Los vecinos viendo el movimiento, se preguntaban: ¿Qué fiesta van a tener?

Un hombre agotó la curiosidad y se atrevió a preguntar.

-¿Por qué es la fiesta, don?

-Porque va a nacer mi niña. Ya vino doña “Polonia” la partera, a revisarla y dijo que el día de mañana, mi mujer va a parir.

-¿Quién es doña “Polonia”?

-La que vive en la Loma del Gavilán.

-¡Ah!, la que le dicen por hablantina la “politicona”.

-Sí, ella-. -Sí empieza en la madrugada del domingo, vas por mí.

-Pero, ¿por qué hasta la madrugada?

-Yo no sé. La que conoce de esas cosas es ella, no en balde es la matrona. Calcula que se empezará a asomar la cabecita a eso de las 8:00 de la noche.

-¿No tendrá complicaciones? ¿Por qué no la lleva a San Agustín?, allá hay doctor.

-La tendría que llevar en la carreta y que tal si se le sale en el camino por tanto brinco que den las ruedas; ya ves que está disparejo. Mejor que la atienda “La Politicona”; cuántos niños de la ranchería no los ha recibido ella.

-Y mañana es día primero; empieza el mes de las aguas.

-Ándale, tomate un mezcal, me lo trajeron de Tetecala; es bueno, es el que hace perlas en el fondo de la botella.

-Bueno, nomás porque usted me lo invita, sírvamelo, pero acompáñeme.

Sirvió dos copas, las chocaron. Sin decir “salud”, de un solo trago bebieron el aguardiente.

-¿Y cómo se va llamar la muchachita?-.

Sin titubear, don Sufragio contestó:

-¡Democracia!

-¿Ese nombre no existe aquí, verdad? -No, porque hasta ahora no ha nacido.

-Pero a partir de mañana la tendremos. Fíjate, cómo no se ha de llamar así. Si es la hija del “Sufragio”, como me dice la gente, y de mi mujer, llamada “La Libertad”, aunque su nombre de pila sea Liboria.

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