/ jueves 24 de agosto de 2017

Comentarios y algo más...

De los enlaces cíclicos entre estos astros, llamados así por los mexicas y teotihuacanos, han sido tres, en cuarenta y siete años. Sólo he visto uno a plenitud: El de julio, de 1991.

Curiosamente el fenómeno cósmico en México ha coincidido desde 1970, con tiempos de intensa “grilla” política. Ese año, el candidato priista, Luis Echeverría recorría el país.

El 7 de marzo de 1970, hubo un eclipse total en México. Los astrónomos de todo el mundo ubicaron a Miacatlán, Oaxaca, como el lugar ideal para observarlo. Lo presenciaron en ese lugar.

Ese día con los finados Xavier López García, mi amigo-hermano, y Margarito Landa Castro, mi paisano, iba a Jilotepec. En el trayecto notamos que los rayos solares despedían un levísimo tono amarillento. A esa hora, todo Oaxaca estaba en tinieblas. Nadie habló. Después, diríamos que sentimos algo raro.

Hace veintiséis años, en el mes de julio, México vivía días de campaña electoral para elegir diputados federales.

Se vivían días de expectación. Por primera vez, las elecciones serían en el mes de agosto. Por primera vez, la izquierda, después de lo ocurrido en 1988, como partido político pretendía disputar el poder al PRI, que estaba en vías de transformación. Por primera vez, debutaba como árbitro un nuevo órgano electoral desligado del gobierno. Las esperanzas, ofrecidas por ese experimento las oscureció levemente un eclipse total de sol, el 11 de julio de 1991.

Por primera vez, ese fenómeno se vio en una faja del territorio nacional, en la que, afortunadamente estaba Toluca y todo su valle.

A las trece horas y minutos, llegó la noche y el inédito portento acaparó la atención. La ciudad quedó oscurecida; las estrellas fulguraron en la bóveda sideral. Los perros, aullaron por ver el muerto. Las aves anidaron. Los patitos de la Alameda, se refugiaron en su pequeña morada.

Los quehaceres se detuvieron. Hombres, mujeres, jóvenes, niños, mostraron algarabía, júbilo por el espectáculo. Unos, con medidas precautorias; otros, a valor mexicano, miraron el momento en que la atrevida “Meztli”, cubría el radiante rostro de “Tonatiuh”.

Hace unas horas, se dio el primer eclipse total de sol en el presente siglo. En algunas ciudades de los Estados Unidos fue apreciado. Los mexicanos, presenciaron incompleta la posición de los astros.

A este como los pasados, en México le acompañó “la grilla”. Una semana atrás el PRI estrenaba una novedosa modalidad: Imponía en la XXII Asamblea como virtual candidato, a un panista de pura cepa. Lo postulará el año próximo con fines de mantener el poder.

El siguiente eclipse que será en 2024, extrañamente coincidirá con la sucesión presidencial. Será la cuarta ocasión en que eclipse y “grilla” sean concurrentes una vez más.

El tiempo cósmico hace posible la conjunción de “Meztli y “Tonatiuh”. El terrenal, insólitamente en el año del prodigio celestial, da a “los grillos”, la posibilidad de hacer política.

Tres coincidencias consecutivas hacen pensar que el eclipse y “la grilla mexicana”, ya son comunes. ¿A qué se deberá la sincronía? ¿A una periódica programación terrícola o, a “un misterioso mensaje celeste”?

Dejemos que esta duda la aclare la “astrologa” Julieta Fierro, que con la observación de los astros definirá el devenir político del “niño” Nuño Mayer.

De los enlaces cíclicos entre estos astros, llamados así por los mexicas y teotihuacanos, han sido tres, en cuarenta y siete años. Sólo he visto uno a plenitud: El de julio, de 1991.

Curiosamente el fenómeno cósmico en México ha coincidido desde 1970, con tiempos de intensa “grilla” política. Ese año, el candidato priista, Luis Echeverría recorría el país.

El 7 de marzo de 1970, hubo un eclipse total en México. Los astrónomos de todo el mundo ubicaron a Miacatlán, Oaxaca, como el lugar ideal para observarlo. Lo presenciaron en ese lugar.

Ese día con los finados Xavier López García, mi amigo-hermano, y Margarito Landa Castro, mi paisano, iba a Jilotepec. En el trayecto notamos que los rayos solares despedían un levísimo tono amarillento. A esa hora, todo Oaxaca estaba en tinieblas. Nadie habló. Después, diríamos que sentimos algo raro.

Hace veintiséis años, en el mes de julio, México vivía días de campaña electoral para elegir diputados federales.

Se vivían días de expectación. Por primera vez, las elecciones serían en el mes de agosto. Por primera vez, la izquierda, después de lo ocurrido en 1988, como partido político pretendía disputar el poder al PRI, que estaba en vías de transformación. Por primera vez, debutaba como árbitro un nuevo órgano electoral desligado del gobierno. Las esperanzas, ofrecidas por ese experimento las oscureció levemente un eclipse total de sol, el 11 de julio de 1991.

Por primera vez, ese fenómeno se vio en una faja del territorio nacional, en la que, afortunadamente estaba Toluca y todo su valle.

A las trece horas y minutos, llegó la noche y el inédito portento acaparó la atención. La ciudad quedó oscurecida; las estrellas fulguraron en la bóveda sideral. Los perros, aullaron por ver el muerto. Las aves anidaron. Los patitos de la Alameda, se refugiaron en su pequeña morada.

Los quehaceres se detuvieron. Hombres, mujeres, jóvenes, niños, mostraron algarabía, júbilo por el espectáculo. Unos, con medidas precautorias; otros, a valor mexicano, miraron el momento en que la atrevida “Meztli”, cubría el radiante rostro de “Tonatiuh”.

Hace unas horas, se dio el primer eclipse total de sol en el presente siglo. En algunas ciudades de los Estados Unidos fue apreciado. Los mexicanos, presenciaron incompleta la posición de los astros.

A este como los pasados, en México le acompañó “la grilla”. Una semana atrás el PRI estrenaba una novedosa modalidad: Imponía en la XXII Asamblea como virtual candidato, a un panista de pura cepa. Lo postulará el año próximo con fines de mantener el poder.

El siguiente eclipse que será en 2024, extrañamente coincidirá con la sucesión presidencial. Será la cuarta ocasión en que eclipse y “grilla” sean concurrentes una vez más.

El tiempo cósmico hace posible la conjunción de “Meztli y “Tonatiuh”. El terrenal, insólitamente en el año del prodigio celestial, da a “los grillos”, la posibilidad de hacer política.

Tres coincidencias consecutivas hacen pensar que el eclipse y “la grilla mexicana”, ya son comunes. ¿A qué se deberá la sincronía? ¿A una periódica programación terrícola o, a “un misterioso mensaje celeste”?

Dejemos que esta duda la aclare la “astrologa” Julieta Fierro, que con la observación de los astros definirá el devenir político del “niño” Nuño Mayer.

ÚLTIMASCOLUMNAS
jueves 01 de julio de 2021

Comentarios y Algo Más | Encuentro de Fidel y John-John

Ambos personajes conocidísimos en el mundo, hace 24 años protagonizaron un hecho extraordinario

Atanasio Serrano López

jueves 24 de diciembre de 2020

Comentarios y Algo Más... | Cuetlaxóchitl, flor de pétalos resistentes como el cuero

Llamada así por los antiguos mexicanos. Los frailes agustinos, dominicos y franciscanos, por florear su planta en el mes de diciembre la nombraron “Flor de Noche Buena”. Su pétalo como si fuese un milagro, adquiría mayor esplendor el día 24 de diciembre.

Atanasio Serrano López

Cargar Más