/ jueves 5 de octubre de 2017

Comentarios y algo más...

Este viejo dilema que ha intrigado tanto a filósofos, como a hombres de ciencia, no ha sido resuelto. Quienes lo cavilan y discuten no se ponen de acuerdo. Para unos, el blanquillo es primero; para otros, el ave plumífera.

El antiquísimo problema, adquiere actualidad. Los partidos políticos polemizan la ayuda que puedan brindar a los pueblos afectados por los sismos.

A la hora en que a esos se les durmió el gallo; un polluelo picó el cascarón; al salir, con su primer “quiquiriquí,” dijo: “Va el 20 por ciento de las prerrogativas asignadas a mi partido, para ayudar a los damnificados de Chiapas y Oaxaca”.

Tan sorpresivo fue el anuncio que dos consejeros del INE, Benito Nazif y Marco Antonio Baños, iracundos exclamaron: ¡No! Morena, no puede desviar el destino del dinero. Es exclusivo para gastos; entre estos- no los señalaron- sobresalen en mayor porcentaje, los cobrados por los sistemas televisivos de México.

Las gallinas, tricolores, y esa rara mezcla, de amarillas, albiazules y, anaranjadas, apresuradamente, entre cloqueo y cacareo, dijeron: ¡Nosotras, somos mano!

Y, se dio la rebatinga por el dinero que como financiamiento público y prerrogativas para las campañas, les proporciona el Estado mexicano.

Hace tiempo, un señorón del recién nacido IFE, para justificar esa concesión a los partidos políticos, en una conferencia, vehementemente defendió la disposición constitucional.

Explicó en su disertación que los partidos políticos por ser entidades de interés público ameritaban ese suministro. Con él se evitaría la infiltración del dinero privado, tanto en su vida doméstica como en el patrocinio de las campañas políticas. No pasó mucho tiempo para que los empresarios se interesaran.

Los trágicos acontecimientos del 7 y 19 de septiembre pasado, abrieron la “Caja de Pandora”. Empezaron las descalificaciones contra el dirigente y partido, que hizo la primera oferta. Lucra con el dolor, le acusaron. Viola la ley, le espetaron.

Toda regla tiene excepciones; es un principio de derecho. La flexibilidad de la norma, se justifica en casos, como los causados por los temblores. Sólo la insensibilidad, la mezquindad, censuran ese necesarísimo apoyo humanitario. Unos, acordaron entregar parte para la reconstrucción material de los pueblos devastados y, para ayudar a la gente que perdió su patrimonio. Otro, determinó donar para los mismos fines, el 100% de ese beneficio económico.

Generosísimo resultó. Históricamente es el que desde su fundación ha vivido del dinero de las arcas públicas. ¿Con qué se va a sostener? Uno de los zagales del rebaño camaral, propuso imponer una cuota a sus militantes. Eso, es volver al pasado. A la burocracia de antaño le “pedían” un día de salario. La de ahora, que es “pluralista”. ¿Estará de acuerdo en dar como óbolo parte de su estipendio al partido, al que quizá no pertenezca?

El árbitro electoral propuso que la Secretaría de Hacienda fuere depositaria de la aportación parcial o total, de cada partido. El Fondo de Desastres Naturales (Fonden), fue también considerado como receptor.

En este estira y afloja, el criterio partidista es disímbolo. Uno, sería el hijo desobediente: el PRI. Olímpicamente desolló la recomendación del INE. No deposita sus privilegios económicos en el Fonden; prefiere guardarlos en un fideicomiso empresarial “sin vínculos partidistas”. Ese sería “Fuerza México”.

Su líder Ochoa Reza, propuso eliminar el 100 % del financiamiento público a los partidos y el de la campaña próxima. Hay resistencia de los viejos priistas. Riesgoso es -dicen- acudir al financiamiento privado y empresarial. Este, lo acepta la Constitución; empero, el público tiene lugar preferente. El interés empresarial por intervenir en asuntos políticos lo demostró Francisco González, presidente del español consorcio bancario BBV, al decir: “Si los mexicanos deciden regresar a una visión del pasado, de las que prometen más de lo que pueden entregar”. ¿Y el artículo 33 constitucional? Intocable.

¿Qué pensará aquel personaje que hace 25 años abogó enfáticamente por el financiamiento público como indispensable para los partidos políticos?

Sólo falta que el PRI con sus satélites, y los demás a partir de 2022, organicen cenas para reunir fondos destinados a la campaña presidencial de 2024. Tomarían como paradigma, las que hacen los partidos Demócrata y Republicano, de los Estados Unidos. Eso, sería un avance más en la americanización de México.

De la preferencia del financiamiento privado, para los partidos políticos se diría como tiempos pasados, “es una forma de interpretar las políticas del señor presidente”: las privatizadoras.

Hacia allá los tecnócratas encaminan rápidamente, las campañas y procesos electorales de nuestro país en los años por venir.

Este viejo dilema que ha intrigado tanto a filósofos, como a hombres de ciencia, no ha sido resuelto. Quienes lo cavilan y discuten no se ponen de acuerdo. Para unos, el blanquillo es primero; para otros, el ave plumífera.

El antiquísimo problema, adquiere actualidad. Los partidos políticos polemizan la ayuda que puedan brindar a los pueblos afectados por los sismos.

A la hora en que a esos se les durmió el gallo; un polluelo picó el cascarón; al salir, con su primer “quiquiriquí,” dijo: “Va el 20 por ciento de las prerrogativas asignadas a mi partido, para ayudar a los damnificados de Chiapas y Oaxaca”.

Tan sorpresivo fue el anuncio que dos consejeros del INE, Benito Nazif y Marco Antonio Baños, iracundos exclamaron: ¡No! Morena, no puede desviar el destino del dinero. Es exclusivo para gastos; entre estos- no los señalaron- sobresalen en mayor porcentaje, los cobrados por los sistemas televisivos de México.

Las gallinas, tricolores, y esa rara mezcla, de amarillas, albiazules y, anaranjadas, apresuradamente, entre cloqueo y cacareo, dijeron: ¡Nosotras, somos mano!

Y, se dio la rebatinga por el dinero que como financiamiento público y prerrogativas para las campañas, les proporciona el Estado mexicano.

Hace tiempo, un señorón del recién nacido IFE, para justificar esa concesión a los partidos políticos, en una conferencia, vehementemente defendió la disposición constitucional.

Explicó en su disertación que los partidos políticos por ser entidades de interés público ameritaban ese suministro. Con él se evitaría la infiltración del dinero privado, tanto en su vida doméstica como en el patrocinio de las campañas políticas. No pasó mucho tiempo para que los empresarios se interesaran.

Los trágicos acontecimientos del 7 y 19 de septiembre pasado, abrieron la “Caja de Pandora”. Empezaron las descalificaciones contra el dirigente y partido, que hizo la primera oferta. Lucra con el dolor, le acusaron. Viola la ley, le espetaron.

Toda regla tiene excepciones; es un principio de derecho. La flexibilidad de la norma, se justifica en casos, como los causados por los temblores. Sólo la insensibilidad, la mezquindad, censuran ese necesarísimo apoyo humanitario. Unos, acordaron entregar parte para la reconstrucción material de los pueblos devastados y, para ayudar a la gente que perdió su patrimonio. Otro, determinó donar para los mismos fines, el 100% de ese beneficio económico.

Generosísimo resultó. Históricamente es el que desde su fundación ha vivido del dinero de las arcas públicas. ¿Con qué se va a sostener? Uno de los zagales del rebaño camaral, propuso imponer una cuota a sus militantes. Eso, es volver al pasado. A la burocracia de antaño le “pedían” un día de salario. La de ahora, que es “pluralista”. ¿Estará de acuerdo en dar como óbolo parte de su estipendio al partido, al que quizá no pertenezca?

El árbitro electoral propuso que la Secretaría de Hacienda fuere depositaria de la aportación parcial o total, de cada partido. El Fondo de Desastres Naturales (Fonden), fue también considerado como receptor.

En este estira y afloja, el criterio partidista es disímbolo. Uno, sería el hijo desobediente: el PRI. Olímpicamente desolló la recomendación del INE. No deposita sus privilegios económicos en el Fonden; prefiere guardarlos en un fideicomiso empresarial “sin vínculos partidistas”. Ese sería “Fuerza México”.

Su líder Ochoa Reza, propuso eliminar el 100 % del financiamiento público a los partidos y el de la campaña próxima. Hay resistencia de los viejos priistas. Riesgoso es -dicen- acudir al financiamiento privado y empresarial. Este, lo acepta la Constitución; empero, el público tiene lugar preferente. El interés empresarial por intervenir en asuntos políticos lo demostró Francisco González, presidente del español consorcio bancario BBV, al decir: “Si los mexicanos deciden regresar a una visión del pasado, de las que prometen más de lo que pueden entregar”. ¿Y el artículo 33 constitucional? Intocable.

¿Qué pensará aquel personaje que hace 25 años abogó enfáticamente por el financiamiento público como indispensable para los partidos políticos?

Sólo falta que el PRI con sus satélites, y los demás a partir de 2022, organicen cenas para reunir fondos destinados a la campaña presidencial de 2024. Tomarían como paradigma, las que hacen los partidos Demócrata y Republicano, de los Estados Unidos. Eso, sería un avance más en la americanización de México.

De la preferencia del financiamiento privado, para los partidos políticos se diría como tiempos pasados, “es una forma de interpretar las políticas del señor presidente”: las privatizadoras.

Hacia allá los tecnócratas encaminan rápidamente, las campañas y procesos electorales de nuestro país en los años por venir.

ÚLTIMASCOLUMNAS
jueves 01 de julio de 2021

Comentarios y Algo Más | Encuentro de Fidel y John-John

Ambos personajes conocidísimos en el mundo, hace 24 años protagonizaron un hecho extraordinario

Atanasio Serrano López

jueves 24 de diciembre de 2020

Comentarios y Algo Más... | Cuetlaxóchitl, flor de pétalos resistentes como el cuero

Llamada así por los antiguos mexicanos. Los frailes agustinos, dominicos y franciscanos, por florear su planta en el mes de diciembre la nombraron “Flor de Noche Buena”. Su pétalo como si fuese un milagro, adquiría mayor esplendor el día 24 de diciembre.

Atanasio Serrano López

Cargar Más