Su contemporáneo y sucesor José López Portillo, fue lo dijo, el último presidente de la Revolución. Comprometido con el FMI, entregaría el poder a los tecnócratas. Miguel de la Madrid, el primero, sentaría en México las bases del Estado neoliberal, impulsado con el apoyo de la clase política, formada dentro del contexto doctrinario e ideológico del PRI. De cambiar esos principios, se encargaría Carlos Salinas de Gortari.
El longevo expresidente, Luis Echeverría Álvarez, hace unos días en su domicilio, acompañado de sus hijos, nietos, bisnietos, algunos colaboradores, celebró el 98 aniversario de su natalicio. Le acompañó una hija de su extinto mentor, general Rodolfo Sánchez Taboada. Merecido homenaje familiar.
Como político nadie como él conoció y operó las lecciones del “Príncipe”. Fue un maquiavelista completo. Dividió y venció. Don Julio Scherer García supo de esa operación. Dejó la dirección de “Excelsior” por su intervención.
Autoritario fue. Impuso su potestad, lesiva en más de los casos. Provocó lamentables tragedias. Una, como aspirante presidencial; otra, como jefe del Estado mexicano.
Para ser lo que quería actúo de esa manera. Recurrió a los medios para lograr sus fines. Fue rencoroso. Nunca perdonó a su adversario más fuerte.
Comprometido con el Nacionalismo Revolucionario de su partido, hizo un gobierno ídem. Su política estatista fue combatida por la derecha empresarial. Impulsó la Reforma Agraria. México era autosuficiente alimentariamente.
Esa derecha, como la actual que censuró el refugio del mandatario boliviano, Evo Morales, condenó en esos años el asilo a políticos chilenos perseguidos por la tiranía pinochetista.
Se proyecto universalmente. La Carta de los Derechos y Deberes de los Pueblos, de su autoría, fue aprobada por la Asamblea General de la ONU. Aspiró en 1976 a recibir el Premio Nobel de la Paz. La Academia lo declaró desierto.
Para Luis Spota en “La Víspera del Trueno”, LEA es Víctor Ávila Puig . El premio “Presidente de la Fraternidad Universal”, no lo gana, se adjudica al obispo africano Knomo Bwaro.
Quiso manejar a su sucesor. José López Portillo no toleró la osadía. Con una embajada lo desterró.
Denunciado por las víctimas Vicente Fox lo persiguió. Fue procesado. Confinado en su casa, respondió las acusaciones. Fue absuelto.
A la edad festejada, no ignora la condena de la sociedad.
Si escribió memorias, se conocerá su razón de actuar en esos hechos. Si se somete al escrutinio de la historia, lo sabremos.
CRONISTA / selata@hotmail.com