/ martes 7 de abril de 2020

Como anillo al dedo

Desde el primer minuto de su sexenio, el gobierno federal en turno, ha centrado sus esfuerzos en dos objetivos: concentrar poder y crear clientelas, de forma que indigna y ofende, pero no debería extrañarnos la confesión presidencial de que la pandemia del coronavirus, le viene “como anillo al dedo”, para consolidar lo que denomina será una “cuarta transformación”.

Quien buscó por tantos años ser presidente de México, eligió serlo para dividir, hundir la economía y controlar, en lugar de unir, generar crecimiento y garantizar los derechos de las personas en nuestra sociedad.

Ayer lo volvió a acreditar al usar el poder que ostenta para dar un “informe”, como siempre parcial y contradiciendo hasta sus propios datos, en lugar de aprovechar la coyuntura para dar un golpe de timón y anunciar medidas viables y concretas que atiendan no solo la crisis de salud por el coronavirus, sino las consecuencias económicas y sociales que ya están afectando gravemente a México.

En vano las propuestas que los grupos parlamentarios de oposición presentamos desde el Congreso, las reuniones que sostuvo con empresarios o las lecciones que pudieron aprenderse al analizar las medidas de otros países frente a la pandemia.

La “4T” perdió la oportunidad de establecer medidas para que el gobierno responda a las necesidades de infraestructura, equipamiento, medicamentos y recursos materiales y humanos, aún a sabiendas de que tenemos un sistema de salud desmantelado por la promesa de un mejor INSABI y habiéndose gastado en 2019 más de la mitad de las reservas que la pasada administración dejó en el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios, que ascendía a 300 mil millones de pesos al inicio de este sexenio.

Tampoco se anunció ninguna medida relevante para millones de mexicanos que han perdido o están a punto de perder su empleo. Ni las micro, pequeñas o medianas empresas fueron consideradas para ser apoyadas, porque esta administración solo cree en los apoyos personalizados, rentables en lo electoral, pero nunca en lo social, pues aunque entregue por adelantado la pensión de adultos mayores, por ejemplo, nuestros abuelos deberán decidir si compran alimentos o las medicinas que hoy se les niegan en los centros de salud.

Y ni qué decir del orgullo con que un gobierno de “izquierda” anuncia la eliminación de aguinaldos, atentando contra los derechos laborales de sus propios servidores públicos, en lugar de ampliarlos.

En suma, ni sensatez ni empatía. Hay que romper el molde, sí, pero no para regresar a estrategias y discursos de hace tres décadas que hoy ya se estrellaron contra la realidad: una economía que caerá hasta en 8 puntos según algunas proyecciones.

Si quieren hacer historia, los integrantes de la cuatroté necesitan apoyar de verdad a los más pobres, cansados de vivir en la incertidumbre de la economía informal, donde no hay certezas, pero sí clientelas, cuando lo que merecen son empleos formales que, de paso, aumentarían la recaudación del gobierno.

*Diputada federal mexiquense.

@AnaLiliaHerrera.

Desde el primer minuto de su sexenio, el gobierno federal en turno, ha centrado sus esfuerzos en dos objetivos: concentrar poder y crear clientelas, de forma que indigna y ofende, pero no debería extrañarnos la confesión presidencial de que la pandemia del coronavirus, le viene “como anillo al dedo”, para consolidar lo que denomina será una “cuarta transformación”.

Quien buscó por tantos años ser presidente de México, eligió serlo para dividir, hundir la economía y controlar, en lugar de unir, generar crecimiento y garantizar los derechos de las personas en nuestra sociedad.

Ayer lo volvió a acreditar al usar el poder que ostenta para dar un “informe”, como siempre parcial y contradiciendo hasta sus propios datos, en lugar de aprovechar la coyuntura para dar un golpe de timón y anunciar medidas viables y concretas que atiendan no solo la crisis de salud por el coronavirus, sino las consecuencias económicas y sociales que ya están afectando gravemente a México.

En vano las propuestas que los grupos parlamentarios de oposición presentamos desde el Congreso, las reuniones que sostuvo con empresarios o las lecciones que pudieron aprenderse al analizar las medidas de otros países frente a la pandemia.

La “4T” perdió la oportunidad de establecer medidas para que el gobierno responda a las necesidades de infraestructura, equipamiento, medicamentos y recursos materiales y humanos, aún a sabiendas de que tenemos un sistema de salud desmantelado por la promesa de un mejor INSABI y habiéndose gastado en 2019 más de la mitad de las reservas que la pasada administración dejó en el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios, que ascendía a 300 mil millones de pesos al inicio de este sexenio.

Tampoco se anunció ninguna medida relevante para millones de mexicanos que han perdido o están a punto de perder su empleo. Ni las micro, pequeñas o medianas empresas fueron consideradas para ser apoyadas, porque esta administración solo cree en los apoyos personalizados, rentables en lo electoral, pero nunca en lo social, pues aunque entregue por adelantado la pensión de adultos mayores, por ejemplo, nuestros abuelos deberán decidir si compran alimentos o las medicinas que hoy se les niegan en los centros de salud.

Y ni qué decir del orgullo con que un gobierno de “izquierda” anuncia la eliminación de aguinaldos, atentando contra los derechos laborales de sus propios servidores públicos, en lugar de ampliarlos.

En suma, ni sensatez ni empatía. Hay que romper el molde, sí, pero no para regresar a estrategias y discursos de hace tres décadas que hoy ya se estrellaron contra la realidad: una economía que caerá hasta en 8 puntos según algunas proyecciones.

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*Diputada federal mexiquense.

@AnaLiliaHerrera.

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