/ sábado 25 de abril de 2020

Con valor agregado | Cada día cuenta mucho

Según estimaciones de CONCAMIN, en este momento a causa de la pandemia y la recesión juntas, se pierden hasta 20 mil empleos diarios y a finales de abril se alcanzarán los 600 mil. Esa enorme cantidad a la alza significa un impacto en el mismo número de familias en México.

Tan solo por poner un ejemplo cuantificable la parálisis que de la industria ha provocado que el 70% de la manufactura se mantenga en paro y ya se vislumbra por lo menos una caída del PIB industrial de 7.6% para el 2020, lo que implicaría una pérdida de 50,000 millones de pesos.

La falta de ingresos por negocios cerrados en automático se traslada a falta de liquidez y complicaciones para mantener los salarios de los trabajadores, esto sin duda representa un problema social, económico y político. Entre más tiempo pase sin lograr una solución a este serio problema, se vislumbra en automático el riesgo de que la delincuencia se incremente.

Llegamos a una etapa en la que debemos reconocer la alta necesidad de un cambio de actitud tanto de la sociedad como del gobierno, hay una dependencia absoluta sin duda y hoy no queda mas que ir juntos en este fenómeno de salud que ha rebasado a la humanidad. No queda más que usar la razón.

Si estrictamente fallamos como sociedad en acatar disposiciones en términos de salud, la pandemia sencillamente no termina. Esto es un juego de disciplina y de estricto apego al cumplimiento. Pero por el otro, si la autoridad no cumple al cien por ciento su función, tampoco funcionará. Por primera vez todos cumplimos el papel que nos toca, lástima que para lograrlo se tengan que perder vidas, empleos y empresas.

México necesita más que nunca de su gente y de sus gobiernos. De gobiernos decididos a estar al frente de batallas extremas y ciudadanos comprometidos, responsables y con alta civilidad. Este país se reinventará a partir de la pandemia y despertaremos con mayor conciencia de lo que exigimos y de lo que damos. Después de esto nada será igual, cualquier problema será menor comparado con lo que estamos viviendo y habremos aprendido a encontrar fácilmente soluciones para los problemas cotidianos, que esperemos dejen de serlo por que estemos decididos a enfrentarlos.

El COVID-19 nos ha enseñado mucho, ha despertado el sentido de la responsabilidad a veces perdido y nos ha demostrado lo vulnerables que somos. Esto se convertirá en el renacer a una nueva sociedad más despierta y a un gobierno más entregado a sus funciones, a la necesidad de ser un verdadero estado. Sin duda el Coronavirus dejará una huella imborrable en cada uno de nosotros.

Según estimaciones de CONCAMIN, en este momento a causa de la pandemia y la recesión juntas, se pierden hasta 20 mil empleos diarios y a finales de abril se alcanzarán los 600 mil. Esa enorme cantidad a la alza significa un impacto en el mismo número de familias en México.

Tan solo por poner un ejemplo cuantificable la parálisis que de la industria ha provocado que el 70% de la manufactura se mantenga en paro y ya se vislumbra por lo menos una caída del PIB industrial de 7.6% para el 2020, lo que implicaría una pérdida de 50,000 millones de pesos.

La falta de ingresos por negocios cerrados en automático se traslada a falta de liquidez y complicaciones para mantener los salarios de los trabajadores, esto sin duda representa un problema social, económico y político. Entre más tiempo pase sin lograr una solución a este serio problema, se vislumbra en automático el riesgo de que la delincuencia se incremente.

Llegamos a una etapa en la que debemos reconocer la alta necesidad de un cambio de actitud tanto de la sociedad como del gobierno, hay una dependencia absoluta sin duda y hoy no queda mas que ir juntos en este fenómeno de salud que ha rebasado a la humanidad. No queda más que usar la razón.

Si estrictamente fallamos como sociedad en acatar disposiciones en términos de salud, la pandemia sencillamente no termina. Esto es un juego de disciplina y de estricto apego al cumplimiento. Pero por el otro, si la autoridad no cumple al cien por ciento su función, tampoco funcionará. Por primera vez todos cumplimos el papel que nos toca, lástima que para lograrlo se tengan que perder vidas, empleos y empresas.

México necesita más que nunca de su gente y de sus gobiernos. De gobiernos decididos a estar al frente de batallas extremas y ciudadanos comprometidos, responsables y con alta civilidad. Este país se reinventará a partir de la pandemia y despertaremos con mayor conciencia de lo que exigimos y de lo que damos. Después de esto nada será igual, cualquier problema será menor comparado con lo que estamos viviendo y habremos aprendido a encontrar fácilmente soluciones para los problemas cotidianos, que esperemos dejen de serlo por que estemos decididos a enfrentarlos.

El COVID-19 nos ha enseñado mucho, ha despertado el sentido de la responsabilidad a veces perdido y nos ha demostrado lo vulnerables que somos. Esto se convertirá en el renacer a una nueva sociedad más despierta y a un gobierno más entregado a sus funciones, a la necesidad de ser un verdadero estado. Sin duda el Coronavirus dejará una huella imborrable en cada uno de nosotros.