/ viernes 29 de mayo de 2020

Con valor agregado | El trabajo de una nación

Dentro de esta profunda crisis sanitaria y económica que ya avanza hacia los seis millones de contagios en todo el mundo y que a la fecha ha cobrado mas de 350,000 vidas en 188 países, uno de los grandes retos ha sido la reincorporación a las actividades cotidianas en todas las naciones.

El coronavirus ha frenado la dinámica del mundo entero, bajo el supuesto de que el confinamiento es la mejor manera de evitar la propagación del virus y el cierre de actividades también es una forma ideal de reducir sustancialmente los contagios al detener la de movilidad y actividad de las personas.

Teorías van y teorías vienen, pero lo cierto es que hasta ahora no hay nada que detenga la propagación e incluso rebrote del virus en distintos países. Ante esto ha sido muy importante la actuación de las naciones que han decidido ver esto como una doble crisis que repercute en la salud y vida de las personas; pero también en la economía y el empleo, tema que durará evidentemente incluso mucho más tiempo que la pandemia.

Ejemplos de los países desarrollados han puesto claro que su actuación debe ser contundente para controlar la enfermedad y el desempleo de forma simultánea y han manejado la crisis de forma decidida para evitar el quiebre de empresas destinando presupuesto para mantener el empleo y ayudar a los negocios financieramente. Queda claro que las consecuencias del desempleo pueden desatar un problema social de magnitudes incontrolables.

Será un grave error no ver esta pandemia y sus efectos como un problema de largo plazo que se debe enfrentar con cambios en las políticas públicas desde este momento. Ojalá sea la oportunidad para comenzar a ver las pandemias como un tema que ha llegado para quedarse, debemos estar preparados para enfrentarlas y superarlas con nuevos esquemas de vida, de trabajo y de gobierno.

Lo que vivimos en este momento en México es un problema de salud en medio de una transición política, con una alta incertidumbre y con muchos temas que enfrentar simultáneamente. Chocan las disposiciones para contener una pandemia con la necesidad de evitar que mueran las fuentes de empleo, contra la pobreza, el hambre y el sostenimiento de las familias.

También se visualiza como una oportunidad para resurgir como país, para analizar el rumbo que como sociedad nos hemos trazado, para autoevaluarnos como ciudadanos, pero también para los gobiernos existe el gran reto de ser cada día mas sensibles y humanos, de redefinir prioridades y descubrir el verdadero sentido de su función. Tal ves sea el momento de por fin hacer equipo y salir de esto sin ideologías, sin colores y sin tendencias, solo para superar este terrible momento que nos ha cimbrado como nación.

Dentro de esta profunda crisis sanitaria y económica que ya avanza hacia los seis millones de contagios en todo el mundo y que a la fecha ha cobrado mas de 350,000 vidas en 188 países, uno de los grandes retos ha sido la reincorporación a las actividades cotidianas en todas las naciones.

El coronavirus ha frenado la dinámica del mundo entero, bajo el supuesto de que el confinamiento es la mejor manera de evitar la propagación del virus y el cierre de actividades también es una forma ideal de reducir sustancialmente los contagios al detener la de movilidad y actividad de las personas.

Teorías van y teorías vienen, pero lo cierto es que hasta ahora no hay nada que detenga la propagación e incluso rebrote del virus en distintos países. Ante esto ha sido muy importante la actuación de las naciones que han decidido ver esto como una doble crisis que repercute en la salud y vida de las personas; pero también en la economía y el empleo, tema que durará evidentemente incluso mucho más tiempo que la pandemia.

Ejemplos de los países desarrollados han puesto claro que su actuación debe ser contundente para controlar la enfermedad y el desempleo de forma simultánea y han manejado la crisis de forma decidida para evitar el quiebre de empresas destinando presupuesto para mantener el empleo y ayudar a los negocios financieramente. Queda claro que las consecuencias del desempleo pueden desatar un problema social de magnitudes incontrolables.

Será un grave error no ver esta pandemia y sus efectos como un problema de largo plazo que se debe enfrentar con cambios en las políticas públicas desde este momento. Ojalá sea la oportunidad para comenzar a ver las pandemias como un tema que ha llegado para quedarse, debemos estar preparados para enfrentarlas y superarlas con nuevos esquemas de vida, de trabajo y de gobierno.

Lo que vivimos en este momento en México es un problema de salud en medio de una transición política, con una alta incertidumbre y con muchos temas que enfrentar simultáneamente. Chocan las disposiciones para contener una pandemia con la necesidad de evitar que mueran las fuentes de empleo, contra la pobreza, el hambre y el sostenimiento de las familias.

También se visualiza como una oportunidad para resurgir como país, para analizar el rumbo que como sociedad nos hemos trazado, para autoevaluarnos como ciudadanos, pero también para los gobiernos existe el gran reto de ser cada día mas sensibles y humanos, de redefinir prioridades y descubrir el verdadero sentido de su función. Tal ves sea el momento de por fin hacer equipo y salir de esto sin ideologías, sin colores y sin tendencias, solo para superar este terrible momento que nos ha cimbrado como nación.