/ viernes 15 de mayo de 2020

Con valor agregado | Empleo en caída libre

Tan solo el mes de abril de 2020 se perdieron 555 mil 247 empleos en México según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social, una variación anual peligrosamente negativa en -2.31% y una creciente tasa de desocupación laboral que podrá incidir en el incremento de la pobreza y riesgos a la seguridad y estabilidad social.

Para estos momentos de la crisis, la pérdida de empleos es una constante con nuevos records históricos en un lapso muy corto y que nos alerta sobre lo que está por venir. En todo el mundo, la crisis sanitaria ha transitado hacia una crisis económica.

El empleo es el gran reflejo de la estabilidad de un país y cualquier cosa que atente contra el mismo, tendrá impacto por un largo tiempo. Debemos sin duda estar concentrados en como revertir esta situación, pues todo parte de como enfrentar una situación adversa que frena la actividad de un país por tiempo indefinido.

En México, al no tener las empresas, -en su gran mayoría micro, pequeñas y medianas-, forma de enfrentar sus compromisos financieros a corto plazo por falta de liquidez, incluido el pago de nóminas, el riesgo de la pérdida de empleos de forma masiva crece día con día.

Simplemente, las pequeñas empresas dependen de sus ventas diarias para poder realizar pagos al personal cada quincena o cada semana. Esto representa un efecto en cadena que limita sin duda el consumo, el ingreso y por tanto impacta al empleo.

Ahora bien. No debemos olvidar que en este país la informalidad laboral ya sea por falta de seguridad social o por autoempleo representa un 56.2% es decir, gran parte de los empleos no están registrados como formales pagando contribuciones y teniendo acceso a prestaciones, así como seguridad social.

El factor de la informalidad laboral hace muy difícil establecer programas y políticas públicas como la implementación de un seguro de desempleo que hoy es tan necesario para apoyar a todas las personas que lamentablemente han perdido el empleo por situaciones incontrolables como la presencia de una pandemia de duración indefinida.

Incluso el hecho de que los datos de pérdida de empleos de acuerdo con registros de la seguridad social muestren la realidad de la proporción del empleo solamente de carácter formal, hace difícil la toma de decisiones del rumbo a tomar.

Sin duda es momento de tomar decisiones definitivas en torno a lo que se avisora con el restablecimiento de actividades de forma paulatina y las disposiciones que los gobiernos deban poner sobre la mesa para la reincorporación de las empresas que estén en condiciones de hacerlo, la generación de inversión y empleos en la medida de que las facilidades y los factores macro permitan que las empresas puedan normalizar la actividad que mueve al país, el empleo.

PRESIDENTA DE CCEM / @LauraGlezEDOMEX

Tan solo el mes de abril de 2020 se perdieron 555 mil 247 empleos en México según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social, una variación anual peligrosamente negativa en -2.31% y una creciente tasa de desocupación laboral que podrá incidir en el incremento de la pobreza y riesgos a la seguridad y estabilidad social.

Para estos momentos de la crisis, la pérdida de empleos es una constante con nuevos records históricos en un lapso muy corto y que nos alerta sobre lo que está por venir. En todo el mundo, la crisis sanitaria ha transitado hacia una crisis económica.

El empleo es el gran reflejo de la estabilidad de un país y cualquier cosa que atente contra el mismo, tendrá impacto por un largo tiempo. Debemos sin duda estar concentrados en como revertir esta situación, pues todo parte de como enfrentar una situación adversa que frena la actividad de un país por tiempo indefinido.

En México, al no tener las empresas, -en su gran mayoría micro, pequeñas y medianas-, forma de enfrentar sus compromisos financieros a corto plazo por falta de liquidez, incluido el pago de nóminas, el riesgo de la pérdida de empleos de forma masiva crece día con día.

Simplemente, las pequeñas empresas dependen de sus ventas diarias para poder realizar pagos al personal cada quincena o cada semana. Esto representa un efecto en cadena que limita sin duda el consumo, el ingreso y por tanto impacta al empleo.

Ahora bien. No debemos olvidar que en este país la informalidad laboral ya sea por falta de seguridad social o por autoempleo representa un 56.2% es decir, gran parte de los empleos no están registrados como formales pagando contribuciones y teniendo acceso a prestaciones, así como seguridad social.

El factor de la informalidad laboral hace muy difícil establecer programas y políticas públicas como la implementación de un seguro de desempleo que hoy es tan necesario para apoyar a todas las personas que lamentablemente han perdido el empleo por situaciones incontrolables como la presencia de una pandemia de duración indefinida.

Incluso el hecho de que los datos de pérdida de empleos de acuerdo con registros de la seguridad social muestren la realidad de la proporción del empleo solamente de carácter formal, hace difícil la toma de decisiones del rumbo a tomar.

Sin duda es momento de tomar decisiones definitivas en torno a lo que se avisora con el restablecimiento de actividades de forma paulatina y las disposiciones que los gobiernos deban poner sobre la mesa para la reincorporación de las empresas que estén en condiciones de hacerlo, la generación de inversión y empleos en la medida de que las facilidades y los factores macro permitan que las empresas puedan normalizar la actividad que mueve al país, el empleo.

PRESIDENTA DE CCEM / @LauraGlezEDOMEX