/ viernes 23 de agosto de 2019

Con valor agregado / Entre lo visible y lo invisible


La Confederación de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo del país (Concanaco) esta semana ha puesto los ojos sobre un tema de absoluta trascendencia para el país: el combate a la informalidad. Su importancia recae en el alcance económico, jurídico, social y político para las empresas y para las familias mexicanas.

Tanto el empleo como la economía informal son para México una forma de vida y de trabajo, una costumbre, una manera de hacer las cosas socialmente aceptada; no alcanza a visualizarse como un quebranto al estado de derecho o la ejecución de una actividad ilícita. Tan solo en el ámbito laboral las cifras de informalidad alcanzan el 60% de la población con empleo.

La informalidad se observa todos los días en el ambulantaje, en el comercio establecido que no cumple con sus obligaciones, en la falta de seguridad social; pero también en actividades relacionadas con el comercio ilegal. De eso viven millones de mexicanos que encuentran el ingreso y sostenimiento en estas actividades.

Para las unidades económicas es una salida fácil de la engorrosa normatividad, resultando más sencillo establecerse al margen de la ley para evitar pérdida de tiempo en temas de cumplimiento. Esta clase de empresas normalmente no están sometidas a inspecciones ya que para la ley no existen: simplemente no se encuentran en registros oficiales.

Del otro lado de la moneda. Una empresa totalmente formal paga impuestos federales, estatales, municipales y declara puntualmente, cumple con dar seguridad social a todos sus trabajadores, paga todos sus servicios, da cumplimiento a la normatividad vigente en cuanto a permisos y licencias a todos los niveles de gobierno, está sujeta a inspecciones de diversas dependencias y autoridades; pero además tiene que realizar las mejores estrategias para competir con todas aquellas que no cumplen con lo anterior.

Es así como hoy se estima que hay más motivos para ser informal que incentivos para ser formal. Ya es momento de que estos temas pasen de la reflexión a la acción por simple ecuanimidad, un buen plan de políticas públicas podría hacer justicia a los formales e incentivar a los informales, la recaudación fiscal sería mayor y el compromiso de los generadores de empleo con el país sin duda se fortalecería mucho.

México necesita mucho la participación activa de la sociedad con propuestas y compromisos; para el sector público es época de transparencia y de rendición de cuentas. Todos los mexicanos desde el ámbito que nos corresponda, estamos obligados a comprometernos cien por ciento con nuestra nación, se trata ya de hacer un autoanálisis sobre lo que no estamos haciendo adecuadamente y exigirnos a nosotros mismos un cambio.

PRESIDENTA DEL CCEM / @LauraGlezEDOMEX / @laura.gonzalez


La Confederación de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo del país (Concanaco) esta semana ha puesto los ojos sobre un tema de absoluta trascendencia para el país: el combate a la informalidad. Su importancia recae en el alcance económico, jurídico, social y político para las empresas y para las familias mexicanas.

Tanto el empleo como la economía informal son para México una forma de vida y de trabajo, una costumbre, una manera de hacer las cosas socialmente aceptada; no alcanza a visualizarse como un quebranto al estado de derecho o la ejecución de una actividad ilícita. Tan solo en el ámbito laboral las cifras de informalidad alcanzan el 60% de la población con empleo.

La informalidad se observa todos los días en el ambulantaje, en el comercio establecido que no cumple con sus obligaciones, en la falta de seguridad social; pero también en actividades relacionadas con el comercio ilegal. De eso viven millones de mexicanos que encuentran el ingreso y sostenimiento en estas actividades.

Para las unidades económicas es una salida fácil de la engorrosa normatividad, resultando más sencillo establecerse al margen de la ley para evitar pérdida de tiempo en temas de cumplimiento. Esta clase de empresas normalmente no están sometidas a inspecciones ya que para la ley no existen: simplemente no se encuentran en registros oficiales.

Del otro lado de la moneda. Una empresa totalmente formal paga impuestos federales, estatales, municipales y declara puntualmente, cumple con dar seguridad social a todos sus trabajadores, paga todos sus servicios, da cumplimiento a la normatividad vigente en cuanto a permisos y licencias a todos los niveles de gobierno, está sujeta a inspecciones de diversas dependencias y autoridades; pero además tiene que realizar las mejores estrategias para competir con todas aquellas que no cumplen con lo anterior.

Es así como hoy se estima que hay más motivos para ser informal que incentivos para ser formal. Ya es momento de que estos temas pasen de la reflexión a la acción por simple ecuanimidad, un buen plan de políticas públicas podría hacer justicia a los formales e incentivar a los informales, la recaudación fiscal sería mayor y el compromiso de los generadores de empleo con el país sin duda se fortalecería mucho.

México necesita mucho la participación activa de la sociedad con propuestas y compromisos; para el sector público es época de transparencia y de rendición de cuentas. Todos los mexicanos desde el ámbito que nos corresponda, estamos obligados a comprometernos cien por ciento con nuestra nación, se trata ya de hacer un autoanálisis sobre lo que no estamos haciendo adecuadamente y exigirnos a nosotros mismos un cambio.

PRESIDENTA DEL CCEM / @LauraGlezEDOMEX / @laura.gonzalez