/ sábado 13 de junio de 2020

Con Valor Agregado | Hasta donde la tolerancia lo permita

El mexicano José Ángel Gurría, Secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, recientemente brindó una conferencia donde habló de los temas que afectan a América Latina y el Caribe.

Uno de los puntos a resaltar fue la condición de decrecimiento que priva en la zona, misma que tiene un comportamiento multifactorial, si bien, hoy todas las naciones tienen un aliado de sus escasos resultados económicos llamado COVID-19, la realidad es que los síntomas de crecimiento nulo están desde el 2019 y para muestra el caso mexicano.

En el mismo foro, Gurría habló sobre temas de corrupción entre las naciones, sosteniendo que “no hay nadie de ningún país que sea genéticamente más honrado que otro”, lo cual es absolutamente cierto, la corrupción es un tema cultural, una práctica que cada individuo decide o no ser partícipe, y al menos se requiere de dos partes, donde ambos salen beneficiados, uno mayoritariamente con gratificaciones indebidas y otro con la resolución de un conflicto, obtención de un trámite o beneficio de una licitación, el tema es grave.

No se trata solo del conductor que se pasó la luz roja y después lo arregló con un agente vial, se trata de contratos multimillonarios, multianuales, en muchos casos replicables, donde autoridades y privados se ven beneficiados, al amparo del presupuesto público.

Los ciudadanos de Japón, Noruega, Finlandia o Estados Unidos, no son diferentes genéticamente a los mexicanos, solo que su cultura es distinta, es un tema de valores, de instituciones y de libre competencia.

Como empresarios debemos ser ejemplo de ruptura de círculos viciosos, por ningún motivo prestarnos a actos de abuso de autoridad o corrupción, por ello, estamos generando sinergia e impulsando en un ejercicio inédito de autoprotección empresarial en el Estado de México. Nuestra propia RED de Denuncia Empresarial, en la cual se alertará, se detectará, se frenará y se denunciará de distintas formas cualquier intento de abuso de autoridades de cualquier nivel con la Ley en la mano.

Es posible y necesaria la cooperación entre sectores ciudadanos que hagan fuerza y terminen con los excesos que aquejan a la sociedad. Sin participación crecen las malas prácticas gubernamentales, volvernos más exigentes con la autoridad nos obligará también a la actuación responsable en todos los ámbitos y entonces si, el cambio de cultura comenzará a reflejarse.

Es verdad que también tenemos serios problemas de competitividad, productividad y desconfianza, pero hagamos un frente común. México y el Estado de México nos necesita a todos, pues el COVID ya nos dio una lección muy seria y es tiempo de renovarnos en todos los sentidos.


El mexicano José Ángel Gurría, Secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, recientemente brindó una conferencia donde habló de los temas que afectan a América Latina y el Caribe.

Uno de los puntos a resaltar fue la condición de decrecimiento que priva en la zona, misma que tiene un comportamiento multifactorial, si bien, hoy todas las naciones tienen un aliado de sus escasos resultados económicos llamado COVID-19, la realidad es que los síntomas de crecimiento nulo están desde el 2019 y para muestra el caso mexicano.

En el mismo foro, Gurría habló sobre temas de corrupción entre las naciones, sosteniendo que “no hay nadie de ningún país que sea genéticamente más honrado que otro”, lo cual es absolutamente cierto, la corrupción es un tema cultural, una práctica que cada individuo decide o no ser partícipe, y al menos se requiere de dos partes, donde ambos salen beneficiados, uno mayoritariamente con gratificaciones indebidas y otro con la resolución de un conflicto, obtención de un trámite o beneficio de una licitación, el tema es grave.

No se trata solo del conductor que se pasó la luz roja y después lo arregló con un agente vial, se trata de contratos multimillonarios, multianuales, en muchos casos replicables, donde autoridades y privados se ven beneficiados, al amparo del presupuesto público.

Los ciudadanos de Japón, Noruega, Finlandia o Estados Unidos, no son diferentes genéticamente a los mexicanos, solo que su cultura es distinta, es un tema de valores, de instituciones y de libre competencia.

Como empresarios debemos ser ejemplo de ruptura de círculos viciosos, por ningún motivo prestarnos a actos de abuso de autoridad o corrupción, por ello, estamos generando sinergia e impulsando en un ejercicio inédito de autoprotección empresarial en el Estado de México. Nuestra propia RED de Denuncia Empresarial, en la cual se alertará, se detectará, se frenará y se denunciará de distintas formas cualquier intento de abuso de autoridades de cualquier nivel con la Ley en la mano.

Es posible y necesaria la cooperación entre sectores ciudadanos que hagan fuerza y terminen con los excesos que aquejan a la sociedad. Sin participación crecen las malas prácticas gubernamentales, volvernos más exigentes con la autoridad nos obligará también a la actuación responsable en todos los ámbitos y entonces si, el cambio de cultura comenzará a reflejarse.

Es verdad que también tenemos serios problemas de competitividad, productividad y desconfianza, pero hagamos un frente común. México y el Estado de México nos necesita a todos, pues el COVID ya nos dio una lección muy seria y es tiempo de renovarnos en todos los sentidos.