/ viernes 10 de julio de 2020

Con Valor Agregado | Ingreso único vital como alternativa

El pasado 13 de mayo del presente, la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión exhortó al titular del Ejecutivo Federal para que contemple como medida un Ingreso Único Vital, temporal y no condicionado, a las personas que tienen una disminución en sus ingresos derivado de la emergencia sanitaria por COVID-19.

Cabe señalar que en la elaboración y presentación este exhorto, participaron Diputados y Senadores de diversos grupos parlamentarios, con lo cual se busca que a través del ejecutivo federal se destine un apoyo de un salario mínimo a las personas que hayan perdido su fuente de ingresos como consecuencia de la pandemia.

El objetivo de este apoyo es compensar el ingreso que perdieron millones de hogares y tendrán consecuencias de largo plazo en el bienestar de las personas y en los niveles de pobreza.

Aunque se trata de un apoyo universal, es decir, que podría beneficiar a trabajadores formales e informales, la realidad es que el cierre abrupto de todo tipo de comercio, industria, y servicios (considerados no esenciales) en millones de casos culminaron con la fuente de ingresos de los mismos.

La propuesta de los legisladores considera una respuesta rápida, extraordinaria y contundente por parte del ejecutivo, de la misma forma en que nos enfrentamos desde hace varios meses a la contingencia, porque al igual que la salud, los gastos familiares para alimentación, principalmente, no tienen prórroga o se pueden posponer, debe ser inmediato.

Países de América Latina como Argentina, Belice, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y Ecuador, ya implementaron medidas extraordinarias para beneficiar a su población, dotando de recursos, por diferentes programas locales que permitan que las familias subsistan y a la vez, se confinen para sortear la emergencia sanitaria.

México tiene un sistema de seguridad social fragmentado, que deja sin protección social a 71.7 millones de personas y con ello, también carecen de un sistema de ahorro para el retiro, del cual pudieran hacer uso, parcialmente, en momentos de desempleo, como el caso que nos ocupa, lo cual hace inviable que las familias se queden en casa, porque difícilmente tienen un fondo de emergencia que les permita subsistir días, semanas y mucho menos meses sin actividad productiva.

La propuesta del Ingreso Único Vital, apoyaría de forma directa a los trabajadores que perdieron su empleo, pero también coadyuvaría con la reactivación de la economía al impulsar el consumo en negocios locales que detonen nuevamente empleos y se generen cadenas de valor.

El pasado 13 de mayo del presente, la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión exhortó al titular del Ejecutivo Federal para que contemple como medida un Ingreso Único Vital, temporal y no condicionado, a las personas que tienen una disminución en sus ingresos derivado de la emergencia sanitaria por COVID-19.

Cabe señalar que en la elaboración y presentación este exhorto, participaron Diputados y Senadores de diversos grupos parlamentarios, con lo cual se busca que a través del ejecutivo federal se destine un apoyo de un salario mínimo a las personas que hayan perdido su fuente de ingresos como consecuencia de la pandemia.

El objetivo de este apoyo es compensar el ingreso que perdieron millones de hogares y tendrán consecuencias de largo plazo en el bienestar de las personas y en los niveles de pobreza.

Aunque se trata de un apoyo universal, es decir, que podría beneficiar a trabajadores formales e informales, la realidad es que el cierre abrupto de todo tipo de comercio, industria, y servicios (considerados no esenciales) en millones de casos culminaron con la fuente de ingresos de los mismos.

La propuesta de los legisladores considera una respuesta rápida, extraordinaria y contundente por parte del ejecutivo, de la misma forma en que nos enfrentamos desde hace varios meses a la contingencia, porque al igual que la salud, los gastos familiares para alimentación, principalmente, no tienen prórroga o se pueden posponer, debe ser inmediato.

Países de América Latina como Argentina, Belice, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y Ecuador, ya implementaron medidas extraordinarias para beneficiar a su población, dotando de recursos, por diferentes programas locales que permitan que las familias subsistan y a la vez, se confinen para sortear la emergencia sanitaria.

México tiene un sistema de seguridad social fragmentado, que deja sin protección social a 71.7 millones de personas y con ello, también carecen de un sistema de ahorro para el retiro, del cual pudieran hacer uso, parcialmente, en momentos de desempleo, como el caso que nos ocupa, lo cual hace inviable que las familias se queden en casa, porque difícilmente tienen un fondo de emergencia que les permita subsistir días, semanas y mucho menos meses sin actividad productiva.

La propuesta del Ingreso Único Vital, apoyaría de forma directa a los trabajadores que perdieron su empleo, pero también coadyuvaría con la reactivación de la economía al impulsar el consumo en negocios locales que detonen nuevamente empleos y se generen cadenas de valor.