/ martes 23 de marzo de 2021

Con Valor Agregado | Nerviosismo económico

La desaceleración económica en nuestro país es una constante en época de pandemia, prácticamente todos los sectores productivos tienen complicaciones en cuanto a su operación previa a la contingencia.

La industria automotriz que genera más de 51 empleos en el Estado de México, representa el 52.5% de las exportaciones y aporta el 23.6% del total del valor de producción de la entidad, está seriamente dañado.

Según indicadores del INEGI, la producción de autos en enero y febrero de este año ha caído -42.1% respecto al mismo bimestre del año inmediato anterior, en cuanto a camiones ligeros el decrecimiento fue de -10.3% para el mismo periodo, las exportaciones para los primeros están por debajo un -40.2% y para los segundos un -1.9%, lo cual indica que uno de los grandes motores de la economía nacional y mexiquense está con afectaciones drásticas.

Esta contracción se traduce en paros técnicos, es decir, que las armadoras y sus proveedores en un esfuerzo por no despedir a su personal, en lo posible, les disminuyen sus jornadas laborales en días u horas diarias, lo cual significa disminución en sus ingresos familiares. Trabajan menos, perciben menos pero sus necesidades son las mismas.

En el mismo sentido, las ventas de estas unidades también ha disminuido, para el caso de autos un -30.3% para el primer bimestre 2021 respecto al 2020, mientras que los camiones ligeros cayeron -9%.

Estamos ante un fenómeno económico muy acentuado, si bien la venta de autos lleva 40 meses consecutivos a la baja, los 12 meses más recientes, los de la pandemia, la contracción ha incrementado.

Aunado a lo anterior, ya se vislumbra poco inventario de vehículos de este tipo para los meses venideros, porque hay escasez de insumos como los semiconductores que integran los procesos de computación de los automóviles, ya que estos productos están siendo acaparados por las empresas tecnológicas que fabrican celulares, tabletas electrónicas y computadores de uso personal, ante el incremento en la demanda de estos para realizar actividades de teletrabajo o estudio remoto.

Así que por donde se vea la industria automotriz está entre la espada y la pared, su salida a flote debe incluir incentivos fiscales, créditos a tasas mínimas y mucha coordinación entre las autoridades con el sector, no olvidemos las miles de familias que dependen de este sector y su cadena productiva.

La desaceleración económica en nuestro país es una constante en época de pandemia, prácticamente todos los sectores productivos tienen complicaciones en cuanto a su operación previa a la contingencia.

La industria automotriz que genera más de 51 empleos en el Estado de México, representa el 52.5% de las exportaciones y aporta el 23.6% del total del valor de producción de la entidad, está seriamente dañado.

Según indicadores del INEGI, la producción de autos en enero y febrero de este año ha caído -42.1% respecto al mismo bimestre del año inmediato anterior, en cuanto a camiones ligeros el decrecimiento fue de -10.3% para el mismo periodo, las exportaciones para los primeros están por debajo un -40.2% y para los segundos un -1.9%, lo cual indica que uno de los grandes motores de la economía nacional y mexiquense está con afectaciones drásticas.

Esta contracción se traduce en paros técnicos, es decir, que las armadoras y sus proveedores en un esfuerzo por no despedir a su personal, en lo posible, les disminuyen sus jornadas laborales en días u horas diarias, lo cual significa disminución en sus ingresos familiares. Trabajan menos, perciben menos pero sus necesidades son las mismas.

En el mismo sentido, las ventas de estas unidades también ha disminuido, para el caso de autos un -30.3% para el primer bimestre 2021 respecto al 2020, mientras que los camiones ligeros cayeron -9%.

Estamos ante un fenómeno económico muy acentuado, si bien la venta de autos lleva 40 meses consecutivos a la baja, los 12 meses más recientes, los de la pandemia, la contracción ha incrementado.

Aunado a lo anterior, ya se vislumbra poco inventario de vehículos de este tipo para los meses venideros, porque hay escasez de insumos como los semiconductores que integran los procesos de computación de los automóviles, ya que estos productos están siendo acaparados por las empresas tecnológicas que fabrican celulares, tabletas electrónicas y computadores de uso personal, ante el incremento en la demanda de estos para realizar actividades de teletrabajo o estudio remoto.

Así que por donde se vea la industria automotriz está entre la espada y la pared, su salida a flote debe incluir incentivos fiscales, créditos a tasas mínimas y mucha coordinación entre las autoridades con el sector, no olvidemos las miles de familias que dependen de este sector y su cadena productiva.