/ martes 16 de agosto de 2022

#ConCiencia | El cáncer no espera

El cáncer de cuello uterino es el crecimiento, desarrollo y la multiplicación de manera desordenada y sin control de las células del cuello del útero (o matriz), según datos de la Organización Mundial de la Salud, esta afección es la séptima neoplasia más frecuente en la población mundial y la cuarta más frecuente entre las mujeres con un estimado de 528 mil nuevos casos diagnosticados anualmente, 85% de los cuales se registran en países en vías de desarrollo.

De acuerdo con información de la Secretaría de Salud, en México desde 2006 el cáncer de cuello uterino es la segunda causa de muerte en la mujer, vale la pena mencionar que el cáncer cervicouterino es la única neoplasia prevenible al 100%, en este sentido, es de la mayor relevancia atender la grave reducción presupuestal que ha sufrido la atención de esta enfermedad, pues de acuerdo con datos de la propia Secretaría de Salud, el gasto para atender el cáncer cérvico uterino en 2020 fue de 65.8 millones, 39% menos que en 2018 y el monto más bajo registrado desde 2012, esto es gravísimo cuando México es el país con la mortalidad más alta por cáncer de cuello uterino dentro de los países de la OCDE.

La desorganización y falta de planeación en la transición del Seguro Popular al INSABI, ha desplomado el apoyo para atender enfermedades de alto costo, mismas que generan gastos que en poco tiempo pueden terminar con el patrimonio de una familia, es importante señalar que, el INSABI maneja el presupuesto de la atención a la salud de las personas que no cuentan con acceso a la seguridad social formal, es decir, pertenecientes a los grupos más vulnerables, una muestra más de que la desaparición del Seguro Popular ha implicado una pésima decisión, sobre todo para las familias de menores ingresos, misma que se ha traducido en miles de muertes a causa de falta de diagnósticos oportunos y tratamientos adecuados.

Si a esto sumamos la desaparición del Registro Nacional de Cáncer, el panorama se torna preocupante al no contar con herramientas para saber cuántos medicamentos oncológicos se deben adquirir o cuántos pacientes requieren tratamiento, se obstaculiza el acceso a un diagnóstico oportuno, definitivamente la austeridad y mala administración en materia de salud es mortal.


En profunda conciencia de que el cáncer no espera y a pocos meses de la discusión del Presupuesto 2023, es fundamental poner el cáncer en la agenda y comprometerse con toda responsabilidad a fortalecer acciones destinadas a mejorar y garantizar el acceso a una detección, atención y tratamientos oportunos y de calidad. Hacemos votos para encontrar coincidencias que nos permitan exponenciar la lucha y los esfuerzos necesarios para salvar vidas.


Correo: laurabarrera@diputados.gob.mx

Twitter: @LauraBarreraF

Facebook: Laura Barrera Fortoul

Instagram: laurabarrerafortoul


El cáncer de cuello uterino es el crecimiento, desarrollo y la multiplicación de manera desordenada y sin control de las células del cuello del útero (o matriz), según datos de la Organización Mundial de la Salud, esta afección es la séptima neoplasia más frecuente en la población mundial y la cuarta más frecuente entre las mujeres con un estimado de 528 mil nuevos casos diagnosticados anualmente, 85% de los cuales se registran en países en vías de desarrollo.

De acuerdo con información de la Secretaría de Salud, en México desde 2006 el cáncer de cuello uterino es la segunda causa de muerte en la mujer, vale la pena mencionar que el cáncer cervicouterino es la única neoplasia prevenible al 100%, en este sentido, es de la mayor relevancia atender la grave reducción presupuestal que ha sufrido la atención de esta enfermedad, pues de acuerdo con datos de la propia Secretaría de Salud, el gasto para atender el cáncer cérvico uterino en 2020 fue de 65.8 millones, 39% menos que en 2018 y el monto más bajo registrado desde 2012, esto es gravísimo cuando México es el país con la mortalidad más alta por cáncer de cuello uterino dentro de los países de la OCDE.

La desorganización y falta de planeación en la transición del Seguro Popular al INSABI, ha desplomado el apoyo para atender enfermedades de alto costo, mismas que generan gastos que en poco tiempo pueden terminar con el patrimonio de una familia, es importante señalar que, el INSABI maneja el presupuesto de la atención a la salud de las personas que no cuentan con acceso a la seguridad social formal, es decir, pertenecientes a los grupos más vulnerables, una muestra más de que la desaparición del Seguro Popular ha implicado una pésima decisión, sobre todo para las familias de menores ingresos, misma que se ha traducido en miles de muertes a causa de falta de diagnósticos oportunos y tratamientos adecuados.

Si a esto sumamos la desaparición del Registro Nacional de Cáncer, el panorama se torna preocupante al no contar con herramientas para saber cuántos medicamentos oncológicos se deben adquirir o cuántos pacientes requieren tratamiento, se obstaculiza el acceso a un diagnóstico oportuno, definitivamente la austeridad y mala administración en materia de salud es mortal.


En profunda conciencia de que el cáncer no espera y a pocos meses de la discusión del Presupuesto 2023, es fundamental poner el cáncer en la agenda y comprometerse con toda responsabilidad a fortalecer acciones destinadas a mejorar y garantizar el acceso a una detección, atención y tratamientos oportunos y de calidad. Hacemos votos para encontrar coincidencias que nos permitan exponenciar la lucha y los esfuerzos necesarios para salvar vidas.


Correo: laurabarrera@diputados.gob.mx

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