/ martes 21 de junio de 2022

ConCiencia | La Política Social de la 4T

La pobreza es un fenómeno multidimensional que va más allá de la sola carencia de ingresos y que tiene que ver con el grado de vulnerabilidad de las personas en su acceso a educación, salud, seguridad social, servicios públicos y a una vivienda digna, por eso todas las acciones en esta materia deben ser integrales, bien pensadas y mejor ejecutadas.

Toda política pública, en especial la política social, debe ser transversal y requiere ser evaluada, no se trata de medir cuántos apoyos económicos y de cuántos pesos se han otorgado, sino de los efectos que éstos tengan. La pandemia ha sido una tragedia mundial, un fenómeno que ha permitido medir las capacidades institucionales de todos los países, al ser un problema que se comparte en aparente igualdad de condiciones México ha sido ejemplo del pésimo manejo de recursos públicos para atender la parte económica de la enfermedad, seguimos sin una estrategia que rescate a los millones de desempleados, aunado a esto, la desaparición de programas sociales, que contaban con reglas de operación, mediciones y evaluaciones, alineados a tratados internacionales ha provocado un alarmante aumento en los índices de carencia.

En el último Índice de Libertad Económica 2021 emitido por la fundación Heritage y el Wall Street Journal, México descendió al penoso lugar 65, último lugar en nuestro continente y penúltimo para los miembros de la OCDE, eso significa que la prosperidad de nuestra nación se encuentra en pausa, mientras que el resto de las naciones avanzan de forma consistente. La promesa de un México sin corrupción es el anhelo de todos, ser omisos, inexpertos o temerarios con nuestros impuestos, también es corrupción, la transparencia y rendición de cuentas, además de ser un derecho humano, es la única herramienta comprobada para limitar y combatir la corrupción y el gasto inadecuado del erario público.

Para lograr los recursos públicos necesarios para una justa distribución de la riqueza, México debe ser un país donde la innovación y el emprendimiento encuentren tierra fértil, asfixiar a la base contribuyente o concentrarse exclusivamente en gravar a las grandes empresas conducirá a la insostenibilidad de cualquier política social. Aumentar ingresos en las familias de forma productiva y sostenida, el acceso a la educación deben ser la prioridad, integrar una política económica articulada con programas de desarrollo social debe ser nuestra meta.

En síntesis, los programas sociales deben tener el propósito de abatir y combatir la desigualdad, con los mayores controles posibles de transparencia. La pobreza hay que aliviarla, resolverla, combatirla NO administrarla, comercializarla y mucho menos multiplicarla.

Mail: laura.barrera@diputados.gob.mx

Twitter: @LauraBarreraF

Instagram: laurabarrerafortoul

Facebook: Laura Barrera Fortoul


La pobreza es un fenómeno multidimensional que va más allá de la sola carencia de ingresos y que tiene que ver con el grado de vulnerabilidad de las personas en su acceso a educación, salud, seguridad social, servicios públicos y a una vivienda digna, por eso todas las acciones en esta materia deben ser integrales, bien pensadas y mejor ejecutadas.

Toda política pública, en especial la política social, debe ser transversal y requiere ser evaluada, no se trata de medir cuántos apoyos económicos y de cuántos pesos se han otorgado, sino de los efectos que éstos tengan. La pandemia ha sido una tragedia mundial, un fenómeno que ha permitido medir las capacidades institucionales de todos los países, al ser un problema que se comparte en aparente igualdad de condiciones México ha sido ejemplo del pésimo manejo de recursos públicos para atender la parte económica de la enfermedad, seguimos sin una estrategia que rescate a los millones de desempleados, aunado a esto, la desaparición de programas sociales, que contaban con reglas de operación, mediciones y evaluaciones, alineados a tratados internacionales ha provocado un alarmante aumento en los índices de carencia.

En el último Índice de Libertad Económica 2021 emitido por la fundación Heritage y el Wall Street Journal, México descendió al penoso lugar 65, último lugar en nuestro continente y penúltimo para los miembros de la OCDE, eso significa que la prosperidad de nuestra nación se encuentra en pausa, mientras que el resto de las naciones avanzan de forma consistente. La promesa de un México sin corrupción es el anhelo de todos, ser omisos, inexpertos o temerarios con nuestros impuestos, también es corrupción, la transparencia y rendición de cuentas, además de ser un derecho humano, es la única herramienta comprobada para limitar y combatir la corrupción y el gasto inadecuado del erario público.

Para lograr los recursos públicos necesarios para una justa distribución de la riqueza, México debe ser un país donde la innovación y el emprendimiento encuentren tierra fértil, asfixiar a la base contribuyente o concentrarse exclusivamente en gravar a las grandes empresas conducirá a la insostenibilidad de cualquier política social. Aumentar ingresos en las familias de forma productiva y sostenida, el acceso a la educación deben ser la prioridad, integrar una política económica articulada con programas de desarrollo social debe ser nuestra meta.

En síntesis, los programas sociales deben tener el propósito de abatir y combatir la desigualdad, con los mayores controles posibles de transparencia. La pobreza hay que aliviarla, resolverla, combatirla NO administrarla, comercializarla y mucho menos multiplicarla.

Mail: laura.barrera@diputados.gob.mx

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