/ lunes 14 de mayo de 2018

Contexto

Toluca sigue pareciendo tierra de nadie.

Más bien es espacio del desorden y la dejadez.

A Pino Suarez, a la vialidad a Metepec, a Venustiano Carranza, a las vialidades hacia el aeropuerto y la maquinita, a Gómez Farías, a Aldama, a……pufffff en fin…se le une ahora la calle Vicente Guerrero, esa que queda ahí por CU.

Ahí no hay ley ni orden.

Ya es territorio de los autobuses y los choferes quienes no solo no se han cansado de echar a perder el tránsito frente al Cosmovitral, ahora ponen su base enfrente del jardín de Vicente Guerrero hacen hasta dos y tres filas y les vale si afectan o no al tránsito, a la seguridad.

Y la autoridad está ausente.

Pasan las patrullas y nada…una propinita y santo remedio.

No han servido las llamadas de los vecinos ni las protestas ante la ¿autoridad?

Y no hay nadie quien les diga algo.

Ahora ya pusieron hasta su banquita para que estén cómodos y hagan base.

Parece a nadie importarle.

Ellos son, como siempre lo han sido, los dueños de la ciudad. Con sus enormes unidades y la necesidad de la gente ante un pésimo sistema de transporte. La ciudad y los pueblos siguen pagando la negligencia para poner un alto a los permisionarios del transporte. Ellos pueden matar, circular a la velocidad que más les convenga, si rápido porque les urge, si despacio porque les conviene y no les importa el tiempo de otros quienes circulan por la misma vía.

Siguen matando, siendo ejemplo de mal ejemplo del no respeto al otro, del anticivismo que tanto se necesita ahora.

Cada gran avenida y el desorden que la circunda son monumento al descuido de la ciudad, a las ganas de seguirla haciendo insegura, temible para los ciudadanos.

Ahora en esa base ya no se pueden estacionar los coches de la gente que lo iba a disfrutar. Ya no pueden pasar las señoras y las jovencitas quienes enfundadas en sus trajes deportivos iban al parque a hacer ejercicio…ahora son víctimas de acoso “ándale mamacita, dale más duro”, “esa esta re buena”, “córremela a mí mi reina”, le dice el que registra los tiempos de los autobuses y los choferes les chiflan. Las mujeres ya pasan con miedo o de plano ya no pasan.

Así se inicia la violencia.

Todos esos puntos son más tarde o más temprano motivo de conflicto, de violencia porque a su alrededor se tejen muchos intereses y no de los mejores por cierto.

Y los males se agregan en esa desdichada avenida con la amenaza de construir un centro comercial que ya no cabe y se va a acabar el agua…pero a nadie le importa.

Uno ya no sabe qué intereses pueda proteger la autoridad, la que sea, al permitir tanto desorden como el paradero de autobuses.

Ellos saben su juego.

Es periodo electoral y saben que la autoridad se relaja y se retira….y la pobre Toluca se hace tierra de nadie…..bueno de ellos, de los choferes y sus unidades de autobuses.

Ese descuido se les revierte a los políticos en campaña porque esos actos afectan a muchos y la gente se siente desamparada y como si viviera en una ciudad en la que su destino es el miedo, el abuso, el descuido la negligencia.

El mal tiene ya muchos años, el pulpo no se detiene aún a costa de la calidad de vida de la ciudad, de un ejemplo de respeto a la ley, de falta de respeto que la autoridad no sabe darse….y todo por una “propina” de cincuenta pesos a alguno de los patrulleros.

Ahí puede usted detenerse a observar. Ahí están las filas de autobuses, el del banquito que toma los tiempos, los choferes que les faltan a las mujeres que van a hacer ejercicio o las muchachitas que van a la Universidad.

Son ellos los que mandan, la autoridad no.

Ahí está el germen de la violencia y la falta a eso que llaman Estado de Derecho.

 

Toluca sigue pareciendo tierra de nadie.

Más bien es espacio del desorden y la dejadez.

A Pino Suarez, a la vialidad a Metepec, a Venustiano Carranza, a las vialidades hacia el aeropuerto y la maquinita, a Gómez Farías, a Aldama, a……pufffff en fin…se le une ahora la calle Vicente Guerrero, esa que queda ahí por CU.

Ahí no hay ley ni orden.

Ya es territorio de los autobuses y los choferes quienes no solo no se han cansado de echar a perder el tránsito frente al Cosmovitral, ahora ponen su base enfrente del jardín de Vicente Guerrero hacen hasta dos y tres filas y les vale si afectan o no al tránsito, a la seguridad.

Y la autoridad está ausente.

Pasan las patrullas y nada…una propinita y santo remedio.

No han servido las llamadas de los vecinos ni las protestas ante la ¿autoridad?

Y no hay nadie quien les diga algo.

Ahora ya pusieron hasta su banquita para que estén cómodos y hagan base.

Parece a nadie importarle.

Ellos son, como siempre lo han sido, los dueños de la ciudad. Con sus enormes unidades y la necesidad de la gente ante un pésimo sistema de transporte. La ciudad y los pueblos siguen pagando la negligencia para poner un alto a los permisionarios del transporte. Ellos pueden matar, circular a la velocidad que más les convenga, si rápido porque les urge, si despacio porque les conviene y no les importa el tiempo de otros quienes circulan por la misma vía.

Siguen matando, siendo ejemplo de mal ejemplo del no respeto al otro, del anticivismo que tanto se necesita ahora.

Cada gran avenida y el desorden que la circunda son monumento al descuido de la ciudad, a las ganas de seguirla haciendo insegura, temible para los ciudadanos.

Ahora en esa base ya no se pueden estacionar los coches de la gente que lo iba a disfrutar. Ya no pueden pasar las señoras y las jovencitas quienes enfundadas en sus trajes deportivos iban al parque a hacer ejercicio…ahora son víctimas de acoso “ándale mamacita, dale más duro”, “esa esta re buena”, “córremela a mí mi reina”, le dice el que registra los tiempos de los autobuses y los choferes les chiflan. Las mujeres ya pasan con miedo o de plano ya no pasan.

Así se inicia la violencia.

Todos esos puntos son más tarde o más temprano motivo de conflicto, de violencia porque a su alrededor se tejen muchos intereses y no de los mejores por cierto.

Y los males se agregan en esa desdichada avenida con la amenaza de construir un centro comercial que ya no cabe y se va a acabar el agua…pero a nadie le importa.

Uno ya no sabe qué intereses pueda proteger la autoridad, la que sea, al permitir tanto desorden como el paradero de autobuses.

Ellos saben su juego.

Es periodo electoral y saben que la autoridad se relaja y se retira….y la pobre Toluca se hace tierra de nadie…..bueno de ellos, de los choferes y sus unidades de autobuses.

Ese descuido se les revierte a los políticos en campaña porque esos actos afectan a muchos y la gente se siente desamparada y como si viviera en una ciudad en la que su destino es el miedo, el abuso, el descuido la negligencia.

El mal tiene ya muchos años, el pulpo no se detiene aún a costa de la calidad de vida de la ciudad, de un ejemplo de respeto a la ley, de falta de respeto que la autoridad no sabe darse….y todo por una “propina” de cincuenta pesos a alguno de los patrulleros.

Ahí puede usted detenerse a observar. Ahí están las filas de autobuses, el del banquito que toma los tiempos, los choferes que les faltan a las mujeres que van a hacer ejercicio o las muchachitas que van a la Universidad.

Son ellos los que mandan, la autoridad no.

Ahí está el germen de la violencia y la falta a eso que llaman Estado de Derecho.