/ lunes 6 de enero de 2020

Contexto | 2020: el comienzo y el cambio


Inicia la década.

Es un nuevo comienzo para el mundo, para las comunidades, las familias, las personas.

Podemos quedarnos atados en las inercias de los años pasados, pensar como lo veníamos haciendo o como nos lo imponen desde las esferas del poder: pensar como ellos quieren, hacer lo que ellos quieren, comportarnos como ellos quieren, consumir lo que ellos quieren…y seguir así consumiendo nuestra vida, nuestro tiempo hasta quedarnos vacíos y perder nuestra libertad: la de decidir por nosotros mismos que es simplemente la de vivir.

Vivimos al ritmo que nos tocan, mientras ellos se divierten con el espectáculo de vernos controlados, atemorizados, siendo sus presas cada día. Son los dueños de nuestros destinos. Así lo conciben desde hace años y ahora más.

Son los hombres del poder, ese gran mal de la década pasada, que amenaza con continuar y seguir con sus privilegios no importa como los llamen o nos quieren hacer creer que disminuyen.

El poder es el poder y en México lo es aún más…y nos controlan, no nos liberan.

Cada año empieza nuestra relación con el Estado…hoy hay temor de las acciones del SAT, el pago del predial o del agua a como ellos quieren, los impuestos a como ellos quieren para satisfacer políticas que no liberan pero si condicionan la libertad de futuro, mientras los poderes facticos siguen haciendo de las suyas en las distintas regiones del país, del Estado, de las regiones.

Hoy los gobiernos siguen siendo más patrimonialistas que nunca.

El manejo de los presupuestos no son para liberar a la sociedad ni a sus actores sino para hacerlos más dependientes, más esclavos del Estado aunque se le llame justicia distributiva, muy lejana al ideal aristotélico.

En el inicio de una nueva década es importante cuestionar la acción del Estado, del gobierno en todos sus niveles, para construir una sociedad en donde la libertad solidaria permita enfrentar los grandes desafíos de la pobreza, la marginación, la desigualdad.

Es adoptar un nuevo modelo frente a las circunstancias actuales de tecnología, avance de la ciencia y del pensamiento.

Los modelos de distribución actuales llevan al empobrecimiento general de la población. En el mediano plazo tiene costos sociales más altos de los que pretende resolver. El caso chileno es la mejor muestra y el venezolano la peor.

En los modelos de desarrollo económico no se piensa en lo regional, en lo local, se piensa en incorporar a la población a círculos económicos más amplios pero no a ver sus términos de felicidad y bienestar en función de otros valores locales e históricos. Esa será nuestra tragedia, la de muchas sociedades en la actualidad.

La década que inicia debe romper con las inercias que impone el poder en cualquiera de sus formas. Obligar a las clases dirigentes a cambiar sus modos, sus costumbres, sus estilos faraónicos y patrimonialistas que se siguen observando a la fecha en todos los ámbitos del gobierno.

La sociedad debe tomar en sus manos su propio destino y ya no dejarlo en manos de otros.

La sociedad debe retomar en sus manos su propio destino. Inventar nuevas formas de organización que supere a las tradicionales. Formas de organización que nos permitan ser libres pero al mismo tiempo solidarios, empresarios pero al mismo tiempo y promotores de la distribución de la riqueza…y así disminuir la presencia del Estado que ahoga en cualesquiera que sean sus niveles.

2020 podrá ser una década mágica si la sociedad es capaz de cambiar su relación con el Estado, con los partidos, con la estructuras de poder y de gobierno para que este garantice el desarrollo equilibrado y justo de la sociedad. Muchas sociedades lo han hecho y han construido la felicidad de sus comunidades.

En esta década, México no puede ya ser la excepción.

knaime@hotmail.com


Inicia la década.

Es un nuevo comienzo para el mundo, para las comunidades, las familias, las personas.

Podemos quedarnos atados en las inercias de los años pasados, pensar como lo veníamos haciendo o como nos lo imponen desde las esferas del poder: pensar como ellos quieren, hacer lo que ellos quieren, comportarnos como ellos quieren, consumir lo que ellos quieren…y seguir así consumiendo nuestra vida, nuestro tiempo hasta quedarnos vacíos y perder nuestra libertad: la de decidir por nosotros mismos que es simplemente la de vivir.

Vivimos al ritmo que nos tocan, mientras ellos se divierten con el espectáculo de vernos controlados, atemorizados, siendo sus presas cada día. Son los dueños de nuestros destinos. Así lo conciben desde hace años y ahora más.

Son los hombres del poder, ese gran mal de la década pasada, que amenaza con continuar y seguir con sus privilegios no importa como los llamen o nos quieren hacer creer que disminuyen.

El poder es el poder y en México lo es aún más…y nos controlan, no nos liberan.

Cada año empieza nuestra relación con el Estado…hoy hay temor de las acciones del SAT, el pago del predial o del agua a como ellos quieren, los impuestos a como ellos quieren para satisfacer políticas que no liberan pero si condicionan la libertad de futuro, mientras los poderes facticos siguen haciendo de las suyas en las distintas regiones del país, del Estado, de las regiones.

Hoy los gobiernos siguen siendo más patrimonialistas que nunca.

El manejo de los presupuestos no son para liberar a la sociedad ni a sus actores sino para hacerlos más dependientes, más esclavos del Estado aunque se le llame justicia distributiva, muy lejana al ideal aristotélico.

En el inicio de una nueva década es importante cuestionar la acción del Estado, del gobierno en todos sus niveles, para construir una sociedad en donde la libertad solidaria permita enfrentar los grandes desafíos de la pobreza, la marginación, la desigualdad.

Es adoptar un nuevo modelo frente a las circunstancias actuales de tecnología, avance de la ciencia y del pensamiento.

Los modelos de distribución actuales llevan al empobrecimiento general de la población. En el mediano plazo tiene costos sociales más altos de los que pretende resolver. El caso chileno es la mejor muestra y el venezolano la peor.

En los modelos de desarrollo económico no se piensa en lo regional, en lo local, se piensa en incorporar a la población a círculos económicos más amplios pero no a ver sus términos de felicidad y bienestar en función de otros valores locales e históricos. Esa será nuestra tragedia, la de muchas sociedades en la actualidad.

La década que inicia debe romper con las inercias que impone el poder en cualquiera de sus formas. Obligar a las clases dirigentes a cambiar sus modos, sus costumbres, sus estilos faraónicos y patrimonialistas que se siguen observando a la fecha en todos los ámbitos del gobierno.

La sociedad debe tomar en sus manos su propio destino y ya no dejarlo en manos de otros.

La sociedad debe retomar en sus manos su propio destino. Inventar nuevas formas de organización que supere a las tradicionales. Formas de organización que nos permitan ser libres pero al mismo tiempo solidarios, empresarios pero al mismo tiempo y promotores de la distribución de la riqueza…y así disminuir la presencia del Estado que ahoga en cualesquiera que sean sus niveles.

2020 podrá ser una década mágica si la sociedad es capaz de cambiar su relación con el Estado, con los partidos, con la estructuras de poder y de gobierno para que este garantice el desarrollo equilibrado y justo de la sociedad. Muchas sociedades lo han hecho y han construido la felicidad de sus comunidades.

En esta década, México no puede ya ser la excepción.

knaime@hotmail.com