/ lunes 22 de octubre de 2018

Contexto

Los baches, Toluca, la UAEM

Es ya de risa, por dramático, por frustrante, por insultante el problema de los baches en Toluca.

Es ya tan grave el problema que es digno de un análisis social, político y económico.

La Universidad del Estado, como siempre gran ausente en los grandes problemas de la vida cotidiana, a pesar de tener una escuela de arquitectura y de ingeniería no se atreve a analizar, a criticar o a proponer medias alterativas para atender o minimizar el problema.

Es ponerse del lado de la sociedad que tanta falta hace y no solo ser cómplice del desastre social con su silencio.

Hacerlo no es estar, con ese prejuicio tan arraigado, en contra del gobierno sino ayudarlo.

Es doloroso tener tanta inteligencia para no aplicar el conocimiento y proponer soluciones en el entorno inmediato y planear soluciones.

El tema es tan de risa y dramático que hasta bien podrían inventar una especialidad en baches. La situación de los baches es muy peculiar.

Los baches alteran la vida social: ponen a la gente de mal humor, a los transeúntes y a los automovilistas, generan violencia de unos conductores contra otros, hacen a la comunidad disfuncional.

Aumentan los niveles de inseguridad, de por sí muy altos en Toluca.

Hacen una ciudad fea, descuidada y eso se refleja en la actitud de los ciudadanos.

Desde el punto de vista económico se afecta el ingreso de las personas o de los dueños de vehículos a los que se les ponchan las llantas, se les rompen los rines o de plano se les rompen las suspensiones completas.

Además, hacen ineficiente la circulación de bienes y servicios.

Los baches son ejemplo de la ineficiencia del gasto público y son la cara más visible de la corrupción con la obra pública por la mala calidad de los materiales, la mala planeación, la pésima existencia de drenajes para liberar los encharcamientos. “Construye obra que algo sobra”, es una de las premisas de la corrupción y una de las explicaciones de porque administraciones van y vienen y nunca tenemos los toluqueños una calle que dure más de un año sin baches.

Es la mejor muestra del mal uso de los recursos públicos.

Es un problema político porque al presidente en turno los ciudadanos lo califican en primera instancia en como aprecian su entorno físico y, en el caso de Toluca, la calificación siempre es negativa.

Es tan simple como si cada administración municipal se propusiera arreglar bien y para siempre una calle podría pasar a la otra. Al menos tendríamos algunas calles en buen estado como fue durante décadas la calle de independencia que estaba totalmente hecha de cemento.

Obvio siempre hay fugas, siempre hay un nuevo servicio que introducir pero si hay un buen control, aun con esos problemas se podrían tener calles decentes.

Es aún más crítico pues la ciudad a la que uno ama porque en ella uno nació y se hizo ciudadano, en las últimas semanas la ciudad es objeto de burla…al grado de decir que Toluca no ofrece nada al visitante…si es que llega alguno.

Ya la respuesta social es masiva y de rechazo a tener una ciudad y un municipio en las condiciones en las que está.

A los toluqueños nos gusta vivir bien. ¿Quién dijo que nos conformábamos con lo que nos dieran?

Para cambiar, la sociedad ya manifiesta, ante la impotencia, su inconformidad con burlas.

Ya Toluca esta entre las ciudades más violentas del país. Con una percepción muy alta de inseguridad.

No sigan haciéndola mas fea.

A los toluqueños nos gustaría que nos impuestos se vieran reflejados en mejores servicios.

Es la capital del Estado y es un despropósito tenerla como nos las han dejado.

Los baches, Toluca, la UAEM

Es ya de risa, por dramático, por frustrante, por insultante el problema de los baches en Toluca.

Es ya tan grave el problema que es digno de un análisis social, político y económico.

La Universidad del Estado, como siempre gran ausente en los grandes problemas de la vida cotidiana, a pesar de tener una escuela de arquitectura y de ingeniería no se atreve a analizar, a criticar o a proponer medias alterativas para atender o minimizar el problema.

Es ponerse del lado de la sociedad que tanta falta hace y no solo ser cómplice del desastre social con su silencio.

Hacerlo no es estar, con ese prejuicio tan arraigado, en contra del gobierno sino ayudarlo.

Es doloroso tener tanta inteligencia para no aplicar el conocimiento y proponer soluciones en el entorno inmediato y planear soluciones.

El tema es tan de risa y dramático que hasta bien podrían inventar una especialidad en baches. La situación de los baches es muy peculiar.

Los baches alteran la vida social: ponen a la gente de mal humor, a los transeúntes y a los automovilistas, generan violencia de unos conductores contra otros, hacen a la comunidad disfuncional.

Aumentan los niveles de inseguridad, de por sí muy altos en Toluca.

Hacen una ciudad fea, descuidada y eso se refleja en la actitud de los ciudadanos.

Desde el punto de vista económico se afecta el ingreso de las personas o de los dueños de vehículos a los que se les ponchan las llantas, se les rompen los rines o de plano se les rompen las suspensiones completas.

Además, hacen ineficiente la circulación de bienes y servicios.

Los baches son ejemplo de la ineficiencia del gasto público y son la cara más visible de la corrupción con la obra pública por la mala calidad de los materiales, la mala planeación, la pésima existencia de drenajes para liberar los encharcamientos. “Construye obra que algo sobra”, es una de las premisas de la corrupción y una de las explicaciones de porque administraciones van y vienen y nunca tenemos los toluqueños una calle que dure más de un año sin baches.

Es la mejor muestra del mal uso de los recursos públicos.

Es un problema político porque al presidente en turno los ciudadanos lo califican en primera instancia en como aprecian su entorno físico y, en el caso de Toluca, la calificación siempre es negativa.

Es tan simple como si cada administración municipal se propusiera arreglar bien y para siempre una calle podría pasar a la otra. Al menos tendríamos algunas calles en buen estado como fue durante décadas la calle de independencia que estaba totalmente hecha de cemento.

Obvio siempre hay fugas, siempre hay un nuevo servicio que introducir pero si hay un buen control, aun con esos problemas se podrían tener calles decentes.

Es aún más crítico pues la ciudad a la que uno ama porque en ella uno nació y se hizo ciudadano, en las últimas semanas la ciudad es objeto de burla…al grado de decir que Toluca no ofrece nada al visitante…si es que llega alguno.

Ya la respuesta social es masiva y de rechazo a tener una ciudad y un municipio en las condiciones en las que está.

A los toluqueños nos gusta vivir bien. ¿Quién dijo que nos conformábamos con lo que nos dieran?

Para cambiar, la sociedad ya manifiesta, ante la impotencia, su inconformidad con burlas.

Ya Toluca esta entre las ciudades más violentas del país. Con una percepción muy alta de inseguridad.

No sigan haciéndola mas fea.

A los toluqueños nos gustaría que nos impuestos se vieran reflejados en mejores servicios.

Es la capital del Estado y es un despropósito tenerla como nos las han dejado.