/ lunes 5 de noviembre de 2018

Contexto

Y de la vida nada

Los individuos buscan en lo cotidiano medios y medidas para subsistir en sociedades cada vez más enredadas.

En efecto, las sociedades han complicado la vida de los ciudadanos.

Sus obligaciones son cada vez mayores y los medios para satisfacer sus necesidades cada vez más complejos.

Los ciudadanos deben estar en relación con el gobierno en distintos ámbitos, con los bancos, con los empresas prestadoras de servicios, con las instituciones médicas, con su jefe inmediato en el trabajo, con los proveedores de comida, con los de la luz, con los del agua, con los que le dan el servicio al automóvil, con los profesores, con todos aquellos que dan un servicio para distraerse, con el de transito al manejar, con el juez en caso de demanda, con el que surte la carne, con el que surte la fruta, la verdura, el pan, con el cura para que nos perdone y nos salve de irnos al infierno, en ir por boletos para divertirnos…uff y la lista se vuelve casi interminable.

Y para todo ello, además, se necesita dinero…y para eso hay que buscar el trabajo en donde sea y con eso parece que se nos va la vida…mucho tiempo en pocas cosas realmente transcendentes para ser felices.

Así nos alejamos de los verdaderos placeres de la vida: estar con los amigos, disfrutar de la naturaleza, tener una buena conversación o bien crear por simplemente crear para tener tradiciones sea en la familia o en la sociedad…aunque sea solo para guardar la memoria.

Un poco cada día nos vamos quedando solos y cada vez más alejados unos de otros.

Parece que no, pero al final el saldo queda: en los velorios hay cada vez menos gente que nos acompaña.

O sea tan solos como casi siempre.

Muchos están casi vacíos. Las familias llegan de prisa como si nuestra ausencia les molestara…aunque sea por la última vez solo por unas horas…muchos están más con la mente en la herencia que con el ser que se fue…todos descansan solo para volver a las rutinas de siempre y para volver a repetir los mismos hechos, actos hasta volverse a quedar solos.

En esa última despedida, no estará acompañándonos ni el señor que nos cobra impuestos, ni los de los bancos, ni los de los servicios, ni los profesores, ni …la lista se hace infinita de todos aquellos con quienes la vida se nos va y les entregamos una parte importante

Ante ese encarecimiento de la vida y los costos tan altos que se pagan y por la impresión que nos han dado de que para vivir necesitamos viajar, consumir y volver a consumir.

Entonces vivir en sociedad ahora se nos hace más compleja la vida.

Todo se nos ha hecho más complicado y cada día pensamos en cómo vamos a resolver todo este sistema de relaciones que en términos de vida no deja nada.

En términos de creación los resultados están en la historia. Van Gogh murió a los 34 años y dejo una obra inmensa. Mozart murió a los 35 otra obra inmensa. Jesucristo a los 33 y presencia en todo el mundo. Egon Schiele a los 28 y dejo una obra que sorprende.

Hoy sus vidas y sus creaciones hubieran sido imposibles…con tantos tramites sus vidas se les hubieran ido entre los registros de la escuela, la obtención de certificados, sus declaraciones de impuestos, sus tiempos muertos para pedir una cita, para que el profesor los atienda.

Es decir…la vida se va en una sociedad que nos ha complicado todo y poco ayuda a que seamos felices y trascendentes.

Y de la vida nada

Los individuos buscan en lo cotidiano medios y medidas para subsistir en sociedades cada vez más enredadas.

En efecto, las sociedades han complicado la vida de los ciudadanos.

Sus obligaciones son cada vez mayores y los medios para satisfacer sus necesidades cada vez más complejos.

Los ciudadanos deben estar en relación con el gobierno en distintos ámbitos, con los bancos, con los empresas prestadoras de servicios, con las instituciones médicas, con su jefe inmediato en el trabajo, con los proveedores de comida, con los de la luz, con los del agua, con los que le dan el servicio al automóvil, con los profesores, con todos aquellos que dan un servicio para distraerse, con el de transito al manejar, con el juez en caso de demanda, con el que surte la carne, con el que surte la fruta, la verdura, el pan, con el cura para que nos perdone y nos salve de irnos al infierno, en ir por boletos para divertirnos…uff y la lista se vuelve casi interminable.

Y para todo ello, además, se necesita dinero…y para eso hay que buscar el trabajo en donde sea y con eso parece que se nos va la vida…mucho tiempo en pocas cosas realmente transcendentes para ser felices.

Así nos alejamos de los verdaderos placeres de la vida: estar con los amigos, disfrutar de la naturaleza, tener una buena conversación o bien crear por simplemente crear para tener tradiciones sea en la familia o en la sociedad…aunque sea solo para guardar la memoria.

Un poco cada día nos vamos quedando solos y cada vez más alejados unos de otros.

Parece que no, pero al final el saldo queda: en los velorios hay cada vez menos gente que nos acompaña.

O sea tan solos como casi siempre.

Muchos están casi vacíos. Las familias llegan de prisa como si nuestra ausencia les molestara…aunque sea por la última vez solo por unas horas…muchos están más con la mente en la herencia que con el ser que se fue…todos descansan solo para volver a las rutinas de siempre y para volver a repetir los mismos hechos, actos hasta volverse a quedar solos.

En esa última despedida, no estará acompañándonos ni el señor que nos cobra impuestos, ni los de los bancos, ni los de los servicios, ni los profesores, ni …la lista se hace infinita de todos aquellos con quienes la vida se nos va y les entregamos una parte importante

Ante ese encarecimiento de la vida y los costos tan altos que se pagan y por la impresión que nos han dado de que para vivir necesitamos viajar, consumir y volver a consumir.

Entonces vivir en sociedad ahora se nos hace más compleja la vida.

Todo se nos ha hecho más complicado y cada día pensamos en cómo vamos a resolver todo este sistema de relaciones que en términos de vida no deja nada.

En términos de creación los resultados están en la historia. Van Gogh murió a los 34 años y dejo una obra inmensa. Mozart murió a los 35 otra obra inmensa. Jesucristo a los 33 y presencia en todo el mundo. Egon Schiele a los 28 y dejo una obra que sorprende.

Hoy sus vidas y sus creaciones hubieran sido imposibles…con tantos tramites sus vidas se les hubieran ido entre los registros de la escuela, la obtención de certificados, sus declaraciones de impuestos, sus tiempos muertos para pedir una cita, para que el profesor los atienda.

Es decir…la vida se va en una sociedad que nos ha complicado todo y poco ayuda a que seamos felices y trascendentes.