/ lunes 18 de febrero de 2019

Contexto


Turismofobia. ¿la lucha contra una plaga?

Los flujos turísticos en el mundo están creciendo a un ritmo constante desde hace años.

Crecen por encima del promedio del crecimiento económico mundial y muchas ciudades y regiones completas en el mundo dependen de la economía que genera el turismo.

El poder adquisitivo de las economías de oriente lejano sobre todo de los chinos, los coreanos y los japoneses ha hecho que muchas de las zonas turísticas se estén transformando de manera muy importante.

En prácticamente todos los establecimientos comerciales, en los hoteles, en los bares se contratan a personas bilingües que hablen chino y el idioma local. Pero si algo tiene el turismo chino es que, en general solo hablan su propio idioma, pero la capacidad de su poder adquisitivo obliga a las empresas, comercios y restaurantes a contratar a personal chino para su servicio. Pero ese turismo de masas ha ido transformando la realidad de la infraestructura turística y los servicios. Y existen muchas cosas simbólicas que han cambiado la vida de los hoteles, por ejemplo, el que ofrezcan pantuflas o batas es más frecuente entre los hoteles de cierto número de estrellas pues es una demanda de confort de los turistas chinos a quienes les gusta pasearse en chanclas o bata en el interior de los hoteles, su poder adquisitivo se los permite.

Pero ese crecimiento del turismo, si bien, contribuye a mejorar la entrada de divisas en muchos países, está agrediendo a las poblaciones originarias, llámense franceses, españoles o italianos.

En efecto, los movimientos anti turistas van creciendo poco a poco en el mundo.

La gente local ya no vive en paz. No puede disfrutar sus ciudades.

En Venecia que recibe cerca de 30 millones de turistas al año los efectos han sido desastrosos. Su centro se ha despoblado y de casi un cuarto de millón de habitantes que había en los inicios del siglo XX hoy solo quedan 56 mil. La vida de los habitantes se ha degradado y su ciudad les ha sido prácticamente robada por la actividad de los turistas.

En París sucede lo mismo. Cada vez más existen barrios completos que dejan los parisinos para irse a vivir fuera de la ciudad en donde es más barato y pueden encontrar una manera de vivir como “en el París de antes”. Por ejemplo muchos edificios del centro han sido adquiridos, poco a poco, por empresas inmobiliarias que adaptan los departamentos para transformarlos en opciones de Airbnb y en la actualidad son barrios con más turistas que pobladores.

Pasa lo mismo en Barcelona en donde cada vez son más frecuentes las manifestaciones en contra de los movimientos de turistas.

Algo pasa igual en México con los pueblos mágicos. Cada vez que un pueblo es declarado mágico en el lapso de pocos años y en algunos casos de meses las poblaciones originarias son expulsadas y su nivel de vida se deteriora, y se rompe el tejido social y se desdibujan las causas que habían dado origen a su atractivo.

La turismofobia será, sin duda, un fenómeno de resistencia que está en construcción y que en algunos años puede ser un fenómeno que alcance dimensiones importantes. Muchas ciudades están rebasadas en su capacidad de absorción de turistas.

De ser un fenómeno económico exitoso, el turismo de masas está empezando a hartar a las sociedades originarias.

Muera el turismo y viva en turismo hasta encontrar el justo medio para que las sociedades sigan siendo amables y a sus habitantes no se les robe su patrimonio.


Turismofobia. ¿la lucha contra una plaga?

Los flujos turísticos en el mundo están creciendo a un ritmo constante desde hace años.

Crecen por encima del promedio del crecimiento económico mundial y muchas ciudades y regiones completas en el mundo dependen de la economía que genera el turismo.

El poder adquisitivo de las economías de oriente lejano sobre todo de los chinos, los coreanos y los japoneses ha hecho que muchas de las zonas turísticas se estén transformando de manera muy importante.

En prácticamente todos los establecimientos comerciales, en los hoteles, en los bares se contratan a personas bilingües que hablen chino y el idioma local. Pero si algo tiene el turismo chino es que, en general solo hablan su propio idioma, pero la capacidad de su poder adquisitivo obliga a las empresas, comercios y restaurantes a contratar a personal chino para su servicio. Pero ese turismo de masas ha ido transformando la realidad de la infraestructura turística y los servicios. Y existen muchas cosas simbólicas que han cambiado la vida de los hoteles, por ejemplo, el que ofrezcan pantuflas o batas es más frecuente entre los hoteles de cierto número de estrellas pues es una demanda de confort de los turistas chinos a quienes les gusta pasearse en chanclas o bata en el interior de los hoteles, su poder adquisitivo se los permite.

Pero ese crecimiento del turismo, si bien, contribuye a mejorar la entrada de divisas en muchos países, está agrediendo a las poblaciones originarias, llámense franceses, españoles o italianos.

En efecto, los movimientos anti turistas van creciendo poco a poco en el mundo.

La gente local ya no vive en paz. No puede disfrutar sus ciudades.

En Venecia que recibe cerca de 30 millones de turistas al año los efectos han sido desastrosos. Su centro se ha despoblado y de casi un cuarto de millón de habitantes que había en los inicios del siglo XX hoy solo quedan 56 mil. La vida de los habitantes se ha degradado y su ciudad les ha sido prácticamente robada por la actividad de los turistas.

En París sucede lo mismo. Cada vez más existen barrios completos que dejan los parisinos para irse a vivir fuera de la ciudad en donde es más barato y pueden encontrar una manera de vivir como “en el París de antes”. Por ejemplo muchos edificios del centro han sido adquiridos, poco a poco, por empresas inmobiliarias que adaptan los departamentos para transformarlos en opciones de Airbnb y en la actualidad son barrios con más turistas que pobladores.

Pasa lo mismo en Barcelona en donde cada vez son más frecuentes las manifestaciones en contra de los movimientos de turistas.

Algo pasa igual en México con los pueblos mágicos. Cada vez que un pueblo es declarado mágico en el lapso de pocos años y en algunos casos de meses las poblaciones originarias son expulsadas y su nivel de vida se deteriora, y se rompe el tejido social y se desdibujan las causas que habían dado origen a su atractivo.

La turismofobia será, sin duda, un fenómeno de resistencia que está en construcción y que en algunos años puede ser un fenómeno que alcance dimensiones importantes. Muchas ciudades están rebasadas en su capacidad de absorción de turistas.

De ser un fenómeno económico exitoso, el turismo de masas está empezando a hartar a las sociedades originarias.

Muera el turismo y viva en turismo hasta encontrar el justo medio para que las sociedades sigan siendo amables y a sus habitantes no se les robe su patrimonio.