/ lunes 15 de julio de 2019

Contexto


Toluca: ¿la vocación por lo feo?


Toluca era la bella. Así me dijeron mis padres que le decían.

Así me lo dijeron cronistas, escritores o poetas.

Así me lo dijeron casi todos los delas generaciones que me han precedido.

Nunca he sabido si eso era verdad.

A lo largo de mi vida la ciudad, el municipio, han demostrado lo contrario.

Toluca parece descuidada, sin un ápice de belleza. Prácticamente todo lo que se hace tiende a afearla.

He recorrido la ciudad y sus pueblos.Cuesta trabajo encontrar algo que sea de buen gusto, algo que uno pueda decir “este espacio en un orgullo”. Y sí, hay cosas, pero es imposible verlas.

Tal vez existan muchos como yo que quieran a la ciudad y tratan de sacarle algo bueno. Creo que todo es producto de nuestra, de mi imaginación, porque uno ama la ciudad en la que la nació.

Pero la realidad, en verdad dicho, esotra.

En mi ciudad no hay una solo calle, laque sea, que sea bella o al menos ordenada, o al menos que cumpla con los requisitos mínimos para una buena convivencia o visibilidad que nos lleve al gusto por lo bello.

El no gusto por lo no bello, por no decir por lo feo, se refleja en todo: en nuestra manera de vestir, en nuestra manera de hablar, en nuestra manera de comer, en nuestra manera de caminar, en la manera en la que organizamos nuestra vida social.

Y sí, las ciudades son reflejo de sus gobiernos y de sus gobernantes y la nuestra no ha tenido la suerte detener gobernantes que amen lo bello…o, tal vez, que la amen.

Uno se detiene en cualquier calle y la mira: mil cables enredados como telarañas, banquetas poco accesibles, con agujeros o baches, guarniciones deterioradas por la mala calidad de los materiales utilizados, rampas sobre las áreas peatonales de comercios que se niegan a dar un centímetro de sus terrenos para hacer accesibles sus espacios, autobuses que circulan a alta velocidad, y ponen sus bases en donde se les da la gana, coches estacionados en ambos lados de las aceras, restos de obras de construcciones sin permisos, colores chocantes en las casas o fachadas que chocan entre sí por la falta de una normatividad para las construcciones. La tragedia es enorme y la recuperación parece imposible o ¿improbable?

La ciudad, el municipio, se ha hecho ala medida de los caprichos de quienes la dirigen y cada vez, y cuesta decirlo, es cada vez más fea y disfuncional. Por eso los toluqueños se alejan cada vez más de la ciudad.

Y si la ciudad y su belleza o fealdad se refleja en sus habitantes.

Paris tiene la fama de elegante y los parisinos también. Los ciudadanos están en congruencia con su ciudad.

Praga es elegante y sus mujeres bellas y lo son algo más porque la ciudad les impone en buen gusto y el orden.

San Miguel de Allende tiene el gusto de sus habitantes que se visten en congruencia con su arquitectura.

Oaxaca, a pesar de ser la capital de uno de los Estados más pobres del país conserva su gusto por lo bello y hay un artista, como Toledo, que la cuida. Eso se ve hasta en sus mercados populares.

Edimburgo conserva el sabor de siempre y su contexto ha hecho posible qué muchos pensadores desarrollen su pensamiento, desde el economista Adam Smith hasta la autora de Harry Potter.

¿Es que los toluqueños no podemos aspirar a lo bello? Y de ahí inspirarnos para hacer mejor de las cosas y trascender por el amor a lo bello.

Si tal vez Toluca era bella come me contaban…pero tal vez solo esos rastros queden en mi imaginación que se empeña en amarla.


Toluca: ¿la vocación por lo feo?


Toluca era la bella. Así me dijeron mis padres que le decían.

Así me lo dijeron cronistas, escritores o poetas.

Así me lo dijeron casi todos los delas generaciones que me han precedido.

Nunca he sabido si eso era verdad.

A lo largo de mi vida la ciudad, el municipio, han demostrado lo contrario.

Toluca parece descuidada, sin un ápice de belleza. Prácticamente todo lo que se hace tiende a afearla.

He recorrido la ciudad y sus pueblos.Cuesta trabajo encontrar algo que sea de buen gusto, algo que uno pueda decir “este espacio en un orgullo”. Y sí, hay cosas, pero es imposible verlas.

Tal vez existan muchos como yo que quieran a la ciudad y tratan de sacarle algo bueno. Creo que todo es producto de nuestra, de mi imaginación, porque uno ama la ciudad en la que la nació.

Pero la realidad, en verdad dicho, esotra.

En mi ciudad no hay una solo calle, laque sea, que sea bella o al menos ordenada, o al menos que cumpla con los requisitos mínimos para una buena convivencia o visibilidad que nos lleve al gusto por lo bello.

El no gusto por lo no bello, por no decir por lo feo, se refleja en todo: en nuestra manera de vestir, en nuestra manera de hablar, en nuestra manera de comer, en nuestra manera de caminar, en la manera en la que organizamos nuestra vida social.

Y sí, las ciudades son reflejo de sus gobiernos y de sus gobernantes y la nuestra no ha tenido la suerte detener gobernantes que amen lo bello…o, tal vez, que la amen.

Uno se detiene en cualquier calle y la mira: mil cables enredados como telarañas, banquetas poco accesibles, con agujeros o baches, guarniciones deterioradas por la mala calidad de los materiales utilizados, rampas sobre las áreas peatonales de comercios que se niegan a dar un centímetro de sus terrenos para hacer accesibles sus espacios, autobuses que circulan a alta velocidad, y ponen sus bases en donde se les da la gana, coches estacionados en ambos lados de las aceras, restos de obras de construcciones sin permisos, colores chocantes en las casas o fachadas que chocan entre sí por la falta de una normatividad para las construcciones. La tragedia es enorme y la recuperación parece imposible o ¿improbable?

La ciudad, el municipio, se ha hecho ala medida de los caprichos de quienes la dirigen y cada vez, y cuesta decirlo, es cada vez más fea y disfuncional. Por eso los toluqueños se alejan cada vez más de la ciudad.

Y si la ciudad y su belleza o fealdad se refleja en sus habitantes.

Paris tiene la fama de elegante y los parisinos también. Los ciudadanos están en congruencia con su ciudad.

Praga es elegante y sus mujeres bellas y lo son algo más porque la ciudad les impone en buen gusto y el orden.

San Miguel de Allende tiene el gusto de sus habitantes que se visten en congruencia con su arquitectura.

Oaxaca, a pesar de ser la capital de uno de los Estados más pobres del país conserva su gusto por lo bello y hay un artista, como Toledo, que la cuida. Eso se ve hasta en sus mercados populares.

Edimburgo conserva el sabor de siempre y su contexto ha hecho posible qué muchos pensadores desarrollen su pensamiento, desde el economista Adam Smith hasta la autora de Harry Potter.

¿Es que los toluqueños no podemos aspirar a lo bello? Y de ahí inspirarnos para hacer mejor de las cosas y trascender por el amor a lo bello.

Si tal vez Toluca era bella come me contaban…pero tal vez solo esos rastros queden en mi imaginación que se empeña en amarla.