/ lunes 4 de abril de 2022

Contexto | De la Teresona de Doña Loreto para el mundo… 


Esa madrugada Doña Loreto Sierra se puso a trabajar frente a su comal. Era un viernes si mal no recuerdo, el día de plaza en Toluca y en el que todo el mundo se concentraba en las calles alrededor del Mercado (hoy Cosmovitral) que había sido construido durante la época de Porfirio Diaz para celebrar el centenario de la independencia y que se encontraba en lo más céntrico de la ciudad.

Durante varios días Doña Loreto, quien vivía en lo más alto de la parte oeste de la Teresona, se la había pasado pensando que hacer para poder sobrevivir después de haber dejado su vida en el sur del Estado de México…” ¿cómo le haré para ganar un dinerito?”, se preguntaba en silencio cada día sin encontrar respuesta. Pero esa noche se le vinieron las ideas. Primero dijo, para lo que yo soy buena es para hacer tortillas, tantos años se había pasado en el comal junto a su madre todos los días de todos los días de su infancia que se había hecho una experta…y entonces sí de tortillas se trataba pues ¡a hacer tortillas! Pero en Toluca, en donde se producía el mejor maíz cacahuazintle de todo México, pues había muchas tortilleras vendiendo en las calles…y Doña Loreto quería ser algo más. Necesitaba hacer una tortilla diferente y original… y fue así durante esa noche como soñó en hacer una tortilla diferente más grande, que fuera algo así como un platón que se comiera a mordidas. Había aprendido desde niña a hacer unas tostaditas en el comal de su mamá quien, a falta de prensa para hacer tortillas, las hacia gruesas, las recalentaba un poco para que agarrara consistencia la masa y luego como que le raspaba un poquito y quedaba la tostadita delgadita y crujiente, así como machacadita.

Así que esa madrugada se puso frente al comal que descansaba en cuatro piedras y su leña bien puesta y que pone la masa gruesa para que se calentara y ya calientita le quita lo que sobraba y la vuelve al comal para que se pusiera crujiente… y que le sale la primera y luego la segunda hasta llegar a veinte…se puso muy contenta al ver su obra, pero luego pensó ¿y donde las vendo? …la respuesta le vino de inmediato, como en los mercados y las pulquerías de alrededor los hombres siempre tienen hambre o están crudos pues a ponerle sus nopalitos y su salsa bien picosita que preparó con chilaca, jitomate y chile rojo en su enorme molcajete. Las llamó tostadas de nopales, así de simple. Y pues esa madrugada de un viernes del año de 1960 (o 62 no me acuerdo), Doña Loreto, quien vivía en su casita de adobe y teja, se bajó del cerro y se fue, caminado entre veredas (pues no existía el paseo Tolocan) directo al Mercado por Santos Degollado por donde estaban las pulquerías como la 1º. de mayo y en Lerdo y Rayón La Bufa y El Tinacal y se puso sentada en el suelo con su canasta con las tostadas, la salsa y los nopales a vender a veinte centavos cada una. Los primeros clientes se acercaron y devoraron la tostada enorme bañada en la salsa y encima sus nopalitos…fue así como comenzó esa platillo popular y original de Toluca. Eran las primeras tostadas de nopales toluqueñas.

Doña Loreto no cabía de contento. Había logrado vender las veinte tostadas que llevaba y juntado cuatro pesos en un día. ¡Una fortuna que nunca había tenido! Así que con eso se fue a comprar mas maíz y cal para hacer el nixtamal, nopales crudos y los chiles para volver en otro día a vender sus tostadas. Doña Loreto estaba contenta ese día y se compró también sus pollos, sus jitomates, sus chilitos serranos fruta y verduras para toda la semana. Su invento había funcionado.

Quienes vivián cerca de la casa de Doña Loreto ahí en la Teresona, una de las zonas para marginados de esa época, se entusiasmaron con lo logrado por ella…y muchos siguieron su ejemplo…luego, con Elena Sierra , le agregó el cilantro y la cebollita todo revuelto para hacerlo darle más sabrosito…Doña Celia Ortega, su vecina metros abajo, se entusiasmó con el éxito, la imitó y ambas compartieron su pasión por las tostadas. Seria finalmente su medio de vida por muchos años y tal vez de generaciones…Doña Celia le agrego los frijolitos refritos y el requesón como para darle mayor variedad a los sabores y que se viera como platillo mas completo y suculento…así nació toda una obra de arte de la gastronomía popular y por eso sigo pensando, para evitar confusiones, que huaracha le va bien como nombre a nuestra tostadita de nopales.

(Continuara con la historia que me siguió contando Don Arturo Santamaria Ortega, hijo de Doña Celia, quien sigue conservando la tradición


Esa madrugada Doña Loreto Sierra se puso a trabajar frente a su comal. Era un viernes si mal no recuerdo, el día de plaza en Toluca y en el que todo el mundo se concentraba en las calles alrededor del Mercado (hoy Cosmovitral) que había sido construido durante la época de Porfirio Diaz para celebrar el centenario de la independencia y que se encontraba en lo más céntrico de la ciudad.

Durante varios días Doña Loreto, quien vivía en lo más alto de la parte oeste de la Teresona, se la había pasado pensando que hacer para poder sobrevivir después de haber dejado su vida en el sur del Estado de México…” ¿cómo le haré para ganar un dinerito?”, se preguntaba en silencio cada día sin encontrar respuesta. Pero esa noche se le vinieron las ideas. Primero dijo, para lo que yo soy buena es para hacer tortillas, tantos años se había pasado en el comal junto a su madre todos los días de todos los días de su infancia que se había hecho una experta…y entonces sí de tortillas se trataba pues ¡a hacer tortillas! Pero en Toluca, en donde se producía el mejor maíz cacahuazintle de todo México, pues había muchas tortilleras vendiendo en las calles…y Doña Loreto quería ser algo más. Necesitaba hacer una tortilla diferente y original… y fue así durante esa noche como soñó en hacer una tortilla diferente más grande, que fuera algo así como un platón que se comiera a mordidas. Había aprendido desde niña a hacer unas tostaditas en el comal de su mamá quien, a falta de prensa para hacer tortillas, las hacia gruesas, las recalentaba un poco para que agarrara consistencia la masa y luego como que le raspaba un poquito y quedaba la tostadita delgadita y crujiente, así como machacadita.

Así que esa madrugada se puso frente al comal que descansaba en cuatro piedras y su leña bien puesta y que pone la masa gruesa para que se calentara y ya calientita le quita lo que sobraba y la vuelve al comal para que se pusiera crujiente… y que le sale la primera y luego la segunda hasta llegar a veinte…se puso muy contenta al ver su obra, pero luego pensó ¿y donde las vendo? …la respuesta le vino de inmediato, como en los mercados y las pulquerías de alrededor los hombres siempre tienen hambre o están crudos pues a ponerle sus nopalitos y su salsa bien picosita que preparó con chilaca, jitomate y chile rojo en su enorme molcajete. Las llamó tostadas de nopales, así de simple. Y pues esa madrugada de un viernes del año de 1960 (o 62 no me acuerdo), Doña Loreto, quien vivía en su casita de adobe y teja, se bajó del cerro y se fue, caminado entre veredas (pues no existía el paseo Tolocan) directo al Mercado por Santos Degollado por donde estaban las pulquerías como la 1º. de mayo y en Lerdo y Rayón La Bufa y El Tinacal y se puso sentada en el suelo con su canasta con las tostadas, la salsa y los nopales a vender a veinte centavos cada una. Los primeros clientes se acercaron y devoraron la tostada enorme bañada en la salsa y encima sus nopalitos…fue así como comenzó esa platillo popular y original de Toluca. Eran las primeras tostadas de nopales toluqueñas.

Doña Loreto no cabía de contento. Había logrado vender las veinte tostadas que llevaba y juntado cuatro pesos en un día. ¡Una fortuna que nunca había tenido! Así que con eso se fue a comprar mas maíz y cal para hacer el nixtamal, nopales crudos y los chiles para volver en otro día a vender sus tostadas. Doña Loreto estaba contenta ese día y se compró también sus pollos, sus jitomates, sus chilitos serranos fruta y verduras para toda la semana. Su invento había funcionado.

Quienes vivián cerca de la casa de Doña Loreto ahí en la Teresona, una de las zonas para marginados de esa época, se entusiasmaron con lo logrado por ella…y muchos siguieron su ejemplo…luego, con Elena Sierra , le agregó el cilantro y la cebollita todo revuelto para hacerlo darle más sabrosito…Doña Celia Ortega, su vecina metros abajo, se entusiasmó con el éxito, la imitó y ambas compartieron su pasión por las tostadas. Seria finalmente su medio de vida por muchos años y tal vez de generaciones…Doña Celia le agrego los frijolitos refritos y el requesón como para darle mayor variedad a los sabores y que se viera como platillo mas completo y suculento…así nació toda una obra de arte de la gastronomía popular y por eso sigo pensando, para evitar confusiones, que huaracha le va bien como nombre a nuestra tostadita de nopales.

(Continuara con la historia que me siguió contando Don Arturo Santamaria Ortega, hijo de Doña Celia, quien sigue conservando la tradición