/ lunes 13 de septiembre de 2021

Contexto | El metate

Dicen que la enterraron con el metate en la espalda, en sus manos sostenía el metlapili, y a los lados de su cabeza unas pequeñas ollas que contenían, la primera, como huesos de aguacate, la segunda, como cenizas y la tercera, como pequeñitos huesos y que así la dejaron y que a su alrededor había muchas más.

Dicen que así la encontraron.

Bueno así me lo contaron y concluyo que, en vida, había sido una gran cocinera. Ni más ni menos.

Mientras la desenterraban el mundo parecía rugir a su alrededor: huracanes, rayos, fuego, tormentas acompañaron su vuelta-muerta a este mundo.

Su cráneo se desintegró al contacto con el aire y ese ambiente contaminado y feroz.

Dicen que, el día en que la desenterraron, y le habían saqueado su metate y sus vasijas, había llovido mucho y que al fulano que lo hizo le dio un aire en el cuerpo que ninguna curandera le quiso tratar porque lo tenía bien adentro y pues a todas les daba miedo sacárselo.

Cuentan que al final se murió de puritita muerte y solo…y, como si se le hubieran metido los demonios, se había ido todo calladito así como sin decir ni pío.

Dicen también que durante el velorio se lo habían comido los gusanos y que solo le habían dejado el esqueleto y la piel pero que hasta los ojos se los habían comido, asi que lo enterraron bien pronto y que pesaba tan poco como si fuera un niño.

Dicen que los poquitos que lo acompañaban se habían tenido que echar no se sabe ni cuantos mezcales para poder acompañarlo y darle sepultura…pero lueguito lueguito que lo enterraron se salieron corriendo porque como que algo empezaba a tronar en el féretro.

(de lo sucedido adentro del féretro y que nadie vio porque ya estaba enterrado)

“Metlatlen, lu-ka, yooso”, decía una voz en náhuatl, maya y mixteco que se escuchaba en el interior del féretro, para que el cuerpo se retorciera y se pusiera en forma de metate como listo para ser triturado y convertirlo en polvo de maíz para que volviera a la tierra, a los orígenes y para fundirse con ella para siempre.

El fondo del féretro se convirtió en esa piedra rocosa, volcánica propia para moler al cacao, al maíz, las especias y la carne...sí la carne como esa del intruso que hoy reposaba debajo de la tierra y que había violado el descanso eterno...sí la carne…”metlatlen, lu-ka, yooso” se escuchó decir, mientras trituraba a ese cuerpo vacío el metlapili…ras ras se movía de manera rítmica la mano del metate…ras ras…una y otra vez mientras el cuerpo se deformaba, se iban haciendo polvo los huesos, el cráneo, las vértebras, el fémur, la tibia…”metlatlen, lu-ka, yooso”, se escuchaba como canto, mientras esa carne se trituraba y se perdía la forma humana que una vez tuvo, ras-ras hacia adelante y hacia atrás…poco a poco desaparecía el cuerpo que una vez había sido…ras-ras se escuchaba silenciosamente en movimientos rítmicos que no paraban…ras-ras hacia a delante y hacia atrás…el cuerpo, sus huesos se convertían en polvo descansaban en el fondo de metate del féretro...ahí adentro de pronto esa masa de huesos triturados, esa masa de carne molida poco a poco se confundieron y se hicieron una…en esa penumbra surge de pronto una mazorca, un fruto del maíz.

Ya no habría más cuerpo, ya no habría más huesos solo aquello que recordaría el metate que una vez fue extraído de un lugar de descanso eterno.

…afuera nadie supo nada…y nadie quiso recordar.



Correo: contextotoluca@hotmail.com

Dicen que la enterraron con el metate en la espalda, en sus manos sostenía el metlapili, y a los lados de su cabeza unas pequeñas ollas que contenían, la primera, como huesos de aguacate, la segunda, como cenizas y la tercera, como pequeñitos huesos y que así la dejaron y que a su alrededor había muchas más.

Dicen que así la encontraron.

Bueno así me lo contaron y concluyo que, en vida, había sido una gran cocinera. Ni más ni menos.

Mientras la desenterraban el mundo parecía rugir a su alrededor: huracanes, rayos, fuego, tormentas acompañaron su vuelta-muerta a este mundo.

Su cráneo se desintegró al contacto con el aire y ese ambiente contaminado y feroz.

Dicen que, el día en que la desenterraron, y le habían saqueado su metate y sus vasijas, había llovido mucho y que al fulano que lo hizo le dio un aire en el cuerpo que ninguna curandera le quiso tratar porque lo tenía bien adentro y pues a todas les daba miedo sacárselo.

Cuentan que al final se murió de puritita muerte y solo…y, como si se le hubieran metido los demonios, se había ido todo calladito así como sin decir ni pío.

Dicen también que durante el velorio se lo habían comido los gusanos y que solo le habían dejado el esqueleto y la piel pero que hasta los ojos se los habían comido, asi que lo enterraron bien pronto y que pesaba tan poco como si fuera un niño.

Dicen que los poquitos que lo acompañaban se habían tenido que echar no se sabe ni cuantos mezcales para poder acompañarlo y darle sepultura…pero lueguito lueguito que lo enterraron se salieron corriendo porque como que algo empezaba a tronar en el féretro.

(de lo sucedido adentro del féretro y que nadie vio porque ya estaba enterrado)

“Metlatlen, lu-ka, yooso”, decía una voz en náhuatl, maya y mixteco que se escuchaba en el interior del féretro, para que el cuerpo se retorciera y se pusiera en forma de metate como listo para ser triturado y convertirlo en polvo de maíz para que volviera a la tierra, a los orígenes y para fundirse con ella para siempre.

El fondo del féretro se convirtió en esa piedra rocosa, volcánica propia para moler al cacao, al maíz, las especias y la carne...sí la carne como esa del intruso que hoy reposaba debajo de la tierra y que había violado el descanso eterno...sí la carne…”metlatlen, lu-ka, yooso” se escuchó decir, mientras trituraba a ese cuerpo vacío el metlapili…ras ras se movía de manera rítmica la mano del metate…ras ras…una y otra vez mientras el cuerpo se deformaba, se iban haciendo polvo los huesos, el cráneo, las vértebras, el fémur, la tibia…”metlatlen, lu-ka, yooso”, se escuchaba como canto, mientras esa carne se trituraba y se perdía la forma humana que una vez tuvo, ras-ras hacia adelante y hacia atrás…poco a poco desaparecía el cuerpo que una vez había sido…ras-ras se escuchaba silenciosamente en movimientos rítmicos que no paraban…ras-ras hacia a delante y hacia atrás…el cuerpo, sus huesos se convertían en polvo descansaban en el fondo de metate del féretro...ahí adentro de pronto esa masa de huesos triturados, esa masa de carne molida poco a poco se confundieron y se hicieron una…en esa penumbra surge de pronto una mazorca, un fruto del maíz.

Ya no habría más cuerpo, ya no habría más huesos solo aquello que recordaría el metate que una vez fue extraído de un lugar de descanso eterno.

…afuera nadie supo nada…y nadie quiso recordar.



Correo: contextotoluca@hotmail.com