/ lunes 15 de junio de 2020

Contexto | El narciso del coronavirus (final)

Obvio, el coronavirus no lo trajo el gobierno, pero si es su responsabilidad proteger a la sociedad de sus efectos en la salud y en lo económico y dar confianza y seguridad.

Séptimo acto (continuación) “uuy si, los hospitales y los médicos…rápido hay que elaborar un plan emergente…no hay batas, no hay cubrebocas (se los llevaron los chinos), no hay respiradores (también se los llevaron), no hay camas, no hay…no hay (parecían el personaje cómico-trágico de Héctor Suarez)…rápido que entren el ejército y la marina, que ellos digan cómo le vamos hacer…que sumen todo lo que tienen y apúrenle a adaptar hospitales rapidito que se vea como que teníamos una estrategia muy planeada….” Y todos se sumaron (no les quedaba de otra)…Una conferencia de prensa y ya todo está resuelto…y fue así como reconvirtieron hospitales…pero se les olvidan los médicos, las enfermeras, los trabajadores de los hospitales…”de todas maneras se van a morir si van a estar cerca de los enfermos…da igual que se protejan o no”, dijo con su aire de soberbia como si él no fuera médico. Muchos médicos morirían, más de doscientos según algunos datos,…”solo súmenlos a las estadísticas…eso nos ayuda en nuestras proyecciones” (sonreía mientras se aplicaba el botox para verse más juvenil y arreglaba su saco a la Resortes): “que bárbaro soy un fregón”

Octavo acto: En el que si la realidad no se ajusta a mis predicciones peor para la realidad. Le encantaba presentar sus gráficas, sus proyecciones. “Entre el 6 y 8 de mayo vendrá el pico de la pandemia en México…”decía seguro y por eso a “quedarse en casa” y luego la nueva normalidad o la “etapa 4, 5 o 6”, afirmaba con sarcasmo. Nada de eso se cumplió…”pero no importa…para eso no hay fechas…mejor lo pasamos, querido pueblo y público, para finales de mayo al final de la jornada-de-la-sana-distancia y ahí si verán como sube…es más les voy a decir que vamos a llegar a 8,000 mil muertos…” Y al gran ídolo, al casi dios que él mismo se creía (por eso había que ser humilde y hasta parecer educado) no le daban ni las fechas ni los muertos…y vuelve a corregir…”yo dije que eso se cumplía si-y-solo-si (le encantaba jugar con el condicional) la gente se queda en casa (sino, es la gente quien tiene la culpa)”…y pues le subieron los muertos…y ya eran más de ocho mil…su científicos le sugirieron subir el número de muertos (en estadística todo es posible) en su próxima conferencia de prensa. ”Si tienen razón…proyectamos más muertos y si nos salen menos pues así ya la hicimos…yeeessss!!!!”. Y así salió a decir…”los muertos pueden llegar a quince mil, a treinta mil o a sesenta mil en México…eso depende de las proyecciones…” Le aplaudieron sus científicos colaboradores… la realidad era otra…”no importa, si la realidad no se ajusta a mis proyecciones…peor para la realdad”, decía.

Acto infinito. En donde el pueblo tiene la culpa y al salvase quien pueda. Se le llego el fin de la jornada y ninguna proyección cuadró con la realidad…”mejor quédese en casa”, sus científicos no le atinaron…la gente tiene la culpa…a ver “¿para qué se salió de sus casas?…son unos irresponsables con el país…cuídense sino mis estadísticas no van a funcionar”…y descubrieron que hay más muertos de los que se dijo, y le pasaron la bolita a los Estados y a los municipios y un día sacaron más muertos y otro se anunciaban nuevos picos y se proyectaban más muertos, hasta decir, con lógica cantinflesca, “habrá los muertos que deba haber” y luego las discusiones inútiles sobre los tapabocas ¡uff hasta el aburrimiento!.

En la calle había de dolor y de incertidumbre, la gente temerosa no sabía a dónde acudir a curarse, otros ya no reclamaban a sus muertos y los olvidaban en las morgues, a otros se les quedaban en casa (no eran estadística), los médicos y enfermeras protestaban por falta de protección, en las empresas había temor…y él, como vocero de la tragedia, se ufanaba de su imagen como el gran merolico que siempre quiso ser.

La confusión reinaba en el sálvese quien pueda. “El pueblo aguanta”, le decían, solo espera.

Correo: contextotoluca@gmail.com

Obvio, el coronavirus no lo trajo el gobierno, pero si es su responsabilidad proteger a la sociedad de sus efectos en la salud y en lo económico y dar confianza y seguridad.

Séptimo acto (continuación) “uuy si, los hospitales y los médicos…rápido hay que elaborar un plan emergente…no hay batas, no hay cubrebocas (se los llevaron los chinos), no hay respiradores (también se los llevaron), no hay camas, no hay…no hay (parecían el personaje cómico-trágico de Héctor Suarez)…rápido que entren el ejército y la marina, que ellos digan cómo le vamos hacer…que sumen todo lo que tienen y apúrenle a adaptar hospitales rapidito que se vea como que teníamos una estrategia muy planeada….” Y todos se sumaron (no les quedaba de otra)…Una conferencia de prensa y ya todo está resuelto…y fue así como reconvirtieron hospitales…pero se les olvidan los médicos, las enfermeras, los trabajadores de los hospitales…”de todas maneras se van a morir si van a estar cerca de los enfermos…da igual que se protejan o no”, dijo con su aire de soberbia como si él no fuera médico. Muchos médicos morirían, más de doscientos según algunos datos,…”solo súmenlos a las estadísticas…eso nos ayuda en nuestras proyecciones” (sonreía mientras se aplicaba el botox para verse más juvenil y arreglaba su saco a la Resortes): “que bárbaro soy un fregón”

Octavo acto: En el que si la realidad no se ajusta a mis predicciones peor para la realidad. Le encantaba presentar sus gráficas, sus proyecciones. “Entre el 6 y 8 de mayo vendrá el pico de la pandemia en México…”decía seguro y por eso a “quedarse en casa” y luego la nueva normalidad o la “etapa 4, 5 o 6”, afirmaba con sarcasmo. Nada de eso se cumplió…”pero no importa…para eso no hay fechas…mejor lo pasamos, querido pueblo y público, para finales de mayo al final de la jornada-de-la-sana-distancia y ahí si verán como sube…es más les voy a decir que vamos a llegar a 8,000 mil muertos…” Y al gran ídolo, al casi dios que él mismo se creía (por eso había que ser humilde y hasta parecer educado) no le daban ni las fechas ni los muertos…y vuelve a corregir…”yo dije que eso se cumplía si-y-solo-si (le encantaba jugar con el condicional) la gente se queda en casa (sino, es la gente quien tiene la culpa)”…y pues le subieron los muertos…y ya eran más de ocho mil…su científicos le sugirieron subir el número de muertos (en estadística todo es posible) en su próxima conferencia de prensa. ”Si tienen razón…proyectamos más muertos y si nos salen menos pues así ya la hicimos…yeeessss!!!!”. Y así salió a decir…”los muertos pueden llegar a quince mil, a treinta mil o a sesenta mil en México…eso depende de las proyecciones…” Le aplaudieron sus científicos colaboradores… la realidad era otra…”no importa, si la realidad no se ajusta a mis proyecciones…peor para la realdad”, decía.

Acto infinito. En donde el pueblo tiene la culpa y al salvase quien pueda. Se le llego el fin de la jornada y ninguna proyección cuadró con la realidad…”mejor quédese en casa”, sus científicos no le atinaron…la gente tiene la culpa…a ver “¿para qué se salió de sus casas?…son unos irresponsables con el país…cuídense sino mis estadísticas no van a funcionar”…y descubrieron que hay más muertos de los que se dijo, y le pasaron la bolita a los Estados y a los municipios y un día sacaron más muertos y otro se anunciaban nuevos picos y se proyectaban más muertos, hasta decir, con lógica cantinflesca, “habrá los muertos que deba haber” y luego las discusiones inútiles sobre los tapabocas ¡uff hasta el aburrimiento!.

En la calle había de dolor y de incertidumbre, la gente temerosa no sabía a dónde acudir a curarse, otros ya no reclamaban a sus muertos y los olvidaban en las morgues, a otros se les quedaban en casa (no eran estadística), los médicos y enfermeras protestaban por falta de protección, en las empresas había temor…y él, como vocero de la tragedia, se ufanaba de su imagen como el gran merolico que siempre quiso ser.

La confusión reinaba en el sálvese quien pueda. “El pueblo aguanta”, le decían, solo espera.

Correo: contextotoluca@gmail.com