/ lunes 1 de febrero de 2021

Contexto | La pandemia y las palabras 

El fracaso en la gestión de la pandemia en México es ya evidente.

Ya no nos podemos engañar ni mentir.

México se disputa el último lugar con Brasil como los peores.

La caída del producto nacional es una de las más grandes del mundo con todo lo que implica de desempleo y aumento de la pobreza.

México está ya muy cerca de ser el segundo país con mayor número de muertos, solo detrás de Estados Unidos. Una vergüenza.

Los crematorios a tope.

Los médicos y enfermeras haciendo largas filas para ser vacunados en el absurdo de que ellos mismos podrían apoyar para vacunar. Un absurdo del control político de la pandemia.

Canadá le cierra las fronteras a México y suspende todos los vuelos. Consecuencia del mal manejo.
Europa pone más restricciones a los mexicanos que deseen viajar a ese país. Consecuencia del mal manejo.

Miles de empresas pequeñitas cerrando.

Mientras todo esto ocurre, la pandemia en México se administra con palabras, con discursos todos los días que solo hacen más evidente el tamaño de la tragedia y de nuestro ridículo como sociedad.

El contagio del Presidente es la más clara muestra de ello. Fue mal aconsejado por las medidas de prevención que le recomendaron los responsables de la estrategia de la pandemia. A nadie le conviene que el Presidente se enferme.

Con palabras cada día se pretende acallar la realidad.
Dicen que la pandemia no ha rebasado al sistema de salud y que hay espacio para la atención. Incorrecto. De ser así como se explica el número de muertos, el deambular de las familias en sus coches o taxis con los enfermos que se les mueren, como explicar las largas, las larguísimas filas para conseguir oxígeno o los fraudes por conseguir tanques o condensadores, ¿cómo?...aquí las palabras, el discurso cínico, solo juegan con la vida de los mexicanos. Las camas vacías nunca se saben en dónde están. No existe un sistema de información que permita saber a dónde ir ¿o usted lo sabe?...eso explica el deambular de las familias y de sus enfermos.

Dicen que la vacuna será la solución. Incorrecto. En el corto y mediano plazos eso no será posible en México.

Mientras las palabras, los conflictos inventados por los responsables de la gestión de la pandemia se unen al gran teatro del espectáculo nacional que dan las clases políticas gobernantes.

Todo está lleno de palabras…y más palabras…pocos hechos reales en los que la población sienta que se nos protege.

Existe ese sentimiento de desprotección e impotencia que se ha traducido en el hecho de que el propio presidente tuvo que salir a aclarar su estado de salud. Ya casi nadie cree.

Las palabras siguen, el responsable de la pandemia (de cuyo nombre no quiero acordarme), desde la comodidad de su casa, habla cada día (excepto sábados y domingos como buen burócrata que es) sobre las bondades de su fracasada estrategia…con más palabras ataranta a la sociedad y a los medios solo para distraer la atención mientras los muertos se le acumulan.

Duele ver como a los ciudadanos se nos dificulta tener acceso a pruebas PCR o de antígenos y pagar por ello lo que pidan mientras las clases políticas y sus burócratas se pueden practicar una y otra vez las pruebas que deseen porque tienen acceso y a su disposición a todo el sistema de salud. Los privilegios de la clase política y burócratas que la acompañan siguen de una u otra manera. Los mexicanos que están en el gobierno y los de la calle siguen siendo diferentes. Es el ejemplo más claro de nuestro atraso.

Las palabras dichas cada día solo revelan una de las características más deleznables de la burocracia mexicana: su sumisión y la falta de dignidad.

Mientras las palabras siguen gobernando la pandemia…solo las palabras…nada más que las palabras…



Correo: contextotoluca@gmail.com



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El fracaso en la gestión de la pandemia en México es ya evidente.

Ya no nos podemos engañar ni mentir.

México se disputa el último lugar con Brasil como los peores.

La caída del producto nacional es una de las más grandes del mundo con todo lo que implica de desempleo y aumento de la pobreza.

México está ya muy cerca de ser el segundo país con mayor número de muertos, solo detrás de Estados Unidos. Una vergüenza.

Los crematorios a tope.

Los médicos y enfermeras haciendo largas filas para ser vacunados en el absurdo de que ellos mismos podrían apoyar para vacunar. Un absurdo del control político de la pandemia.

Canadá le cierra las fronteras a México y suspende todos los vuelos. Consecuencia del mal manejo.
Europa pone más restricciones a los mexicanos que deseen viajar a ese país. Consecuencia del mal manejo.

Miles de empresas pequeñitas cerrando.

Mientras todo esto ocurre, la pandemia en México se administra con palabras, con discursos todos los días que solo hacen más evidente el tamaño de la tragedia y de nuestro ridículo como sociedad.

El contagio del Presidente es la más clara muestra de ello. Fue mal aconsejado por las medidas de prevención que le recomendaron los responsables de la estrategia de la pandemia. A nadie le conviene que el Presidente se enferme.

Con palabras cada día se pretende acallar la realidad.
Dicen que la pandemia no ha rebasado al sistema de salud y que hay espacio para la atención. Incorrecto. De ser así como se explica el número de muertos, el deambular de las familias en sus coches o taxis con los enfermos que se les mueren, como explicar las largas, las larguísimas filas para conseguir oxígeno o los fraudes por conseguir tanques o condensadores, ¿cómo?...aquí las palabras, el discurso cínico, solo juegan con la vida de los mexicanos. Las camas vacías nunca se saben en dónde están. No existe un sistema de información que permita saber a dónde ir ¿o usted lo sabe?...eso explica el deambular de las familias y de sus enfermos.

Dicen que la vacuna será la solución. Incorrecto. En el corto y mediano plazos eso no será posible en México.

Mientras las palabras, los conflictos inventados por los responsables de la gestión de la pandemia se unen al gran teatro del espectáculo nacional que dan las clases políticas gobernantes.

Todo está lleno de palabras…y más palabras…pocos hechos reales en los que la población sienta que se nos protege.

Existe ese sentimiento de desprotección e impotencia que se ha traducido en el hecho de que el propio presidente tuvo que salir a aclarar su estado de salud. Ya casi nadie cree.

Las palabras siguen, el responsable de la pandemia (de cuyo nombre no quiero acordarme), desde la comodidad de su casa, habla cada día (excepto sábados y domingos como buen burócrata que es) sobre las bondades de su fracasada estrategia…con más palabras ataranta a la sociedad y a los medios solo para distraer la atención mientras los muertos se le acumulan.

Duele ver como a los ciudadanos se nos dificulta tener acceso a pruebas PCR o de antígenos y pagar por ello lo que pidan mientras las clases políticas y sus burócratas se pueden practicar una y otra vez las pruebas que deseen porque tienen acceso y a su disposición a todo el sistema de salud. Los privilegios de la clase política y burócratas que la acompañan siguen de una u otra manera. Los mexicanos que están en el gobierno y los de la calle siguen siendo diferentes. Es el ejemplo más claro de nuestro atraso.

Las palabras dichas cada día solo revelan una de las características más deleznables de la burocracia mexicana: su sumisión y la falta de dignidad.

Mientras las palabras siguen gobernando la pandemia…solo las palabras…nada más que las palabras…



Correo: contextotoluca@gmail.com



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