/ lunes 29 de julio de 2019

Contexto / La violencia familiar por todas partes


Estamos rodeados de violencia.

Por los cuatro muertos encontrados en el norte de Toluca.

Por los video juegos.

Por las series de televisión.

Por los choferes de los autobuses.

Por las series de Netflix.

Por muchas películas.

Eso, me dirán, todos los sabemos. Y si, la verdad, poco se hace. Pero se dice que se dice que la violencia es entre el crimen organizado y que se matan entre ellos y que a nosotros ciudadanos no nos afecta… pero no… hay una aún peor que nos invade desde dentro, que desbarata el tejido social, que afecta a las nuevas generaciones, que nos daña en lo más profundo, en lo que más tenía de ejemplar la sociedad mexicana: la familia.

Y no hay que ir muy lejos.

Lo tenemos muy cerca.

Solo basta darse una vuelta por los juzgados familiares y por las agencias del ministerio público para ver.

Las colas para ver los expedientes y las denuncias:

de demandas de divorcio.

de lucha por la custodia de los hijos,

de demandas de pensión alimenticia,

de disputas por el patrimonio familiar,

de problemas por las herencias,

por las infidelidades mas frecuentes ahora de los dos lados,

y aún más…

por violencia contra la mujer casada o arrejuntada,

por violencia contra los hombres que nunca es denunciada porque se es muy macho y seria denigrante, en términos sociales, reconocer que un hombre también puede ser víctima de la violencia por parte de la mujer.

Todo ello está desgastando la solidaridad entre las familias, entre los hermanos, entre los cónyuges y tengo la impresión que nadie hace nada por evitarlo, ni en el gobierno, ni en la iglesia, ni en las organizaciones civiles.

El tamaño del problema es enorme en todo el país, en el Estado, en Toluca.

El poder judicial debería publicar las estadísticas de cómo el fenómeno ha ido creciendo para hacer visible lo que ocurre en el seno de las familias y que concluye con familias disfuncionales, con hijos en las drogas o en el crimen organizado, con madres distribuidoras de drogas entre los amigos de los hijos, con hombres y mujeres violentos por infidelidades, por problemas entre parejas por los teléfonos celulares y supuestas infidelidades cibernéticas.

La familia mexicana se está desintegrando y con ello la base tradicional que le daba estabilidad a la sociedad mexicana. Es una violencia silenciosa que poco a poco la está corroyendo desde sus cimientos.

En el fondo del problema está muchas veces la economía, el dinero, pero también la tecnología y la influencia de los medios masivos de comunicación…

Pero al parecer nadie hace nada… simplemente porque es mejor hacer parecer que el problema no existe.

Es una responsabilidad social desvelar el problema y al poder judicial y otras instancias de gobierno y dela iglesia darles visibilidad.


Estamos rodeados de violencia.

Por los cuatro muertos encontrados en el norte de Toluca.

Por los video juegos.

Por las series de televisión.

Por los choferes de los autobuses.

Por las series de Netflix.

Por muchas películas.

Eso, me dirán, todos los sabemos. Y si, la verdad, poco se hace. Pero se dice que se dice que la violencia es entre el crimen organizado y que se matan entre ellos y que a nosotros ciudadanos no nos afecta… pero no… hay una aún peor que nos invade desde dentro, que desbarata el tejido social, que afecta a las nuevas generaciones, que nos daña en lo más profundo, en lo que más tenía de ejemplar la sociedad mexicana: la familia.

Y no hay que ir muy lejos.

Lo tenemos muy cerca.

Solo basta darse una vuelta por los juzgados familiares y por las agencias del ministerio público para ver.

Las colas para ver los expedientes y las denuncias:

de demandas de divorcio.

de lucha por la custodia de los hijos,

de demandas de pensión alimenticia,

de disputas por el patrimonio familiar,

de problemas por las herencias,

por las infidelidades mas frecuentes ahora de los dos lados,

y aún más…

por violencia contra la mujer casada o arrejuntada,

por violencia contra los hombres que nunca es denunciada porque se es muy macho y seria denigrante, en términos sociales, reconocer que un hombre también puede ser víctima de la violencia por parte de la mujer.

Todo ello está desgastando la solidaridad entre las familias, entre los hermanos, entre los cónyuges y tengo la impresión que nadie hace nada por evitarlo, ni en el gobierno, ni en la iglesia, ni en las organizaciones civiles.

El tamaño del problema es enorme en todo el país, en el Estado, en Toluca.

El poder judicial debería publicar las estadísticas de cómo el fenómeno ha ido creciendo para hacer visible lo que ocurre en el seno de las familias y que concluye con familias disfuncionales, con hijos en las drogas o en el crimen organizado, con madres distribuidoras de drogas entre los amigos de los hijos, con hombres y mujeres violentos por infidelidades, por problemas entre parejas por los teléfonos celulares y supuestas infidelidades cibernéticas.

La familia mexicana se está desintegrando y con ello la base tradicional que le daba estabilidad a la sociedad mexicana. Es una violencia silenciosa que poco a poco la está corroyendo desde sus cimientos.

En el fondo del problema está muchas veces la economía, el dinero, pero también la tecnología y la influencia de los medios masivos de comunicación…

Pero al parecer nadie hace nada… simplemente porque es mejor hacer parecer que el problema no existe.

Es una responsabilidad social desvelar el problema y al poder judicial y otras instancias de gobierno y dela iglesia darles visibilidad.