Dos factores están determinando el desarrollo de la vida cotidiana de la humanidad: Por un lado el cambio climático y por otro el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y la robótica.
En ambos en papel del hombre ha sido fundamental: en la primera como provocador y destructor y en la segunda como creador. Paradojas del desarrollo por venir.
¿Cómo se podrá sobrevivir ante esto?
¿Estamos preparados mientras estamos sumidos en la vorágine del consumo de cosas y de imágenes, de la felicidad inmediata, de la vida inútil con el disfrute de placeres pasajeros?. La vida se va rápidamente y cuando ya nos damos cuenta la pulsión de la muerte se tiene a un lado.
Y mientras tanto el cambio climático como la IA están siendo dos fuerzas trasformadoras de nuestras vidas.
Por un lado, el cambio climático, impulsado por actividades humanas, ha llevado a un aumento de las temperaturas globales. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2021), se prevé que las olas de calor sean más frecuentes y severas afectando el bienestar físico de las personas así como la incidencia de enfermedades relacionadas con el calor.
Están por otro lado y casi en paralelo los eventos climáticos extremos, como huracanes, sequías e inundaciones, se han vuelto más comunes. Hoy Guerrero, Michoacán y el sur oeste de los Estados Unidos lo están viviendo. En ese sentido la Organización Meteorológica Mundial (OMM, 2020) advierte que estos fenómenos afectan gravemente la agricultura y la infraestructura y pueden provocar el desplazamientos de poblaciones completas (muchos en Acapulco están pensando en abandónalo). En este sentido, el economista Nicholas Stern señala que el costo del inacción frente al cambio climático es mucho mayor que el costo de la acción y la epidemióloga María Neira, de la Organización Mundial de la Salud, ha destacado cómo el cambio climático exacerba las condiciones de salud existentes, afectando a las poblaciones más vulnerables
Por otra parte la IA, que esta revolucionando muchos sectores desde la salud hasta la industria y los servicios, plantea riesgos en materia de empleo pero paradójicamente ofrece oportunidades para optimizar el uso de energía, reducir la huella de carbono, prever con mayor certeza los cambios climáticos y hasta facilitarnos la vida. Aunque el riesgo mayor es el que puede también exacerbar la disparidad económica y social limitando las oportunidades para muchos sectores de la sociedades.
Y mientras todo eso sucede y la vida de millones de seres humanos está en juego, las elites políticas se divierten jugando a la guerra, a la destrucción de instituciones que estabilizan a muchas sociedades para tratar de crear un orden que bien a bien no se sabe en qué consiste.
Hoy, como mañana, la incertidumbre sigue siendo el signo de nuestro tiempo…y en eso se nos va la vida.
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