/ lunes 7 de octubre de 2019

Contexto / ¿Los guasones podemos ser todos?


El Guasón (The Joker), está sentado frente a la trabajadora social quien le ayuda a su rehabilitación psicológica apoyada en medicamentos. El hombre parece muy cercano a la realidad, trata de comprenderla o al menos de explicársela. Desde las primeras escenas de la película trata de convivir con un mundo violento, desigual, de grandes diferencias sociales y que ha sido muy agresivo con él: el lugar donde vive, sus relaciones de trabajo, o sus relaciones con su madre o con su padre real o imaginario, con sus compañeros de trabajo otros iguales a él: sin identidad, sin pasado identificable, sin futuro a construir, con máscaras para sobrevivir.

El hombre la mira y suelta la pregunta: ¿“Soy yo o se están volviendo todo más loco? (“Is it just me, or is getting crazier out there?).

En esa interrogante, el guasón se pregunta si la locura, el trastorno que padece le hace ver una realidad que no existe o si esa realidad existe y él está siendo víctima de una realidad que lo afecta.

La pregunta queda sin respuesta.

Sale a un mundo violento que lo agrede un día sí y otro también aún en los detalles más íntimos. El hombre poco a poco se siente aislado, abandonado.

La crisis social está presente.

La seguridad social se suprime por ahorros del Estado. ÉL se queda sin terapia sicológica, se queda sin medicamentos. Vuelve a su estado natural.

Da la sensación que todo lo ha abandonado.

Pero busca y no encuentra.

Al fin se siente solo y se funde en ese mundo de afuera, de locos, de violencia, de risas y de llantos contenidos.

En mundo más agresivo va determinando su conducta, su personalidad.

Se convierte en el Guasón. Mata ante la agresión sea física o simbólica.

…y se esconde detrás de una máscara que no es sino su propio rostro.

¿Es el responsable de la violencia que lo domina?

¿Es la situación y su entorno quienes lo llevaron a esa violencia intima, interna, tan intensa?

El personaje podría ser cualquiera en muchos estratos de la sociedad: desplazado, sin la mínima asistencia social, sin la mínima comprensión ni solidaridad.

De pronto la violencia así expresada se convierte en virtud: es el medio para rechazar una realidad que lacera, que veja a lo más íntimo del ser humano, su dignidad, su deseo de amor y, porque no también de paz. No la encuentra a pesar de la búsqueda.

El reconocimiento viene a través de la violencia, dura, impúdica, publica.

La historia del guasón puede ser la de cualquier desplazado, de muchos que se incorporan al crimen porque ya no tienen otra alternativa social, porque la sociedad en su conjunto los abandona y solo encuentran el placer y el reconocimiento en la violencia que los domina.

El Guasón puede despertar, de hecho en la película lo despierta con las manifestaciones a su favor, un acercamiento y al aprecio por la violencia, por lo violento.

Hace años en una encuesta escolar en Guadalajara se les pregunto a los niños que es lo que aspiraban a ser. La respuesta fue contundente: narco. Las razones: tienen fama (salen en la tele), tienen dinero y buena vida y son reconocidos. Son en muchas regiones los personajes más reconocidos y apreciados.

La sociedad mexicana hoy sumida en contradicciones profundas, en diferencias que muchas veces son alimentadas desde el poder puede seguir cultivando en su seno muchos guasones que pueden darle sentido a muchas vidas y hacer de la violencia una virtud.

Los últimos hechos lo demuestran: rostros que no se ven y sin embargo son tan visibles.

Correo electrónico: contextotoluca@gmail.com


El Guasón (The Joker), está sentado frente a la trabajadora social quien le ayuda a su rehabilitación psicológica apoyada en medicamentos. El hombre parece muy cercano a la realidad, trata de comprenderla o al menos de explicársela. Desde las primeras escenas de la película trata de convivir con un mundo violento, desigual, de grandes diferencias sociales y que ha sido muy agresivo con él: el lugar donde vive, sus relaciones de trabajo, o sus relaciones con su madre o con su padre real o imaginario, con sus compañeros de trabajo otros iguales a él: sin identidad, sin pasado identificable, sin futuro a construir, con máscaras para sobrevivir.

El hombre la mira y suelta la pregunta: ¿“Soy yo o se están volviendo todo más loco? (“Is it just me, or is getting crazier out there?).

En esa interrogante, el guasón se pregunta si la locura, el trastorno que padece le hace ver una realidad que no existe o si esa realidad existe y él está siendo víctima de una realidad que lo afecta.

La pregunta queda sin respuesta.

Sale a un mundo violento que lo agrede un día sí y otro también aún en los detalles más íntimos. El hombre poco a poco se siente aislado, abandonado.

La crisis social está presente.

La seguridad social se suprime por ahorros del Estado. ÉL se queda sin terapia sicológica, se queda sin medicamentos. Vuelve a su estado natural.

Da la sensación que todo lo ha abandonado.

Pero busca y no encuentra.

Al fin se siente solo y se funde en ese mundo de afuera, de locos, de violencia, de risas y de llantos contenidos.

En mundo más agresivo va determinando su conducta, su personalidad.

Se convierte en el Guasón. Mata ante la agresión sea física o simbólica.

…y se esconde detrás de una máscara que no es sino su propio rostro.

¿Es el responsable de la violencia que lo domina?

¿Es la situación y su entorno quienes lo llevaron a esa violencia intima, interna, tan intensa?

El personaje podría ser cualquiera en muchos estratos de la sociedad: desplazado, sin la mínima asistencia social, sin la mínima comprensión ni solidaridad.

De pronto la violencia así expresada se convierte en virtud: es el medio para rechazar una realidad que lacera, que veja a lo más íntimo del ser humano, su dignidad, su deseo de amor y, porque no también de paz. No la encuentra a pesar de la búsqueda.

El reconocimiento viene a través de la violencia, dura, impúdica, publica.

La historia del guasón puede ser la de cualquier desplazado, de muchos que se incorporan al crimen porque ya no tienen otra alternativa social, porque la sociedad en su conjunto los abandona y solo encuentran el placer y el reconocimiento en la violencia que los domina.

El Guasón puede despertar, de hecho en la película lo despierta con las manifestaciones a su favor, un acercamiento y al aprecio por la violencia, por lo violento.

Hace años en una encuesta escolar en Guadalajara se les pregunto a los niños que es lo que aspiraban a ser. La respuesta fue contundente: narco. Las razones: tienen fama (salen en la tele), tienen dinero y buena vida y son reconocidos. Son en muchas regiones los personajes más reconocidos y apreciados.

La sociedad mexicana hoy sumida en contradicciones profundas, en diferencias que muchas veces son alimentadas desde el poder puede seguir cultivando en su seno muchos guasones que pueden darle sentido a muchas vidas y hacer de la violencia una virtud.

Los últimos hechos lo demuestran: rostros que no se ven y sin embargo son tan visibles.

Correo electrónico: contextotoluca@gmail.com