/ lunes 20 de diciembre de 2021

Contexto | Mas gobierno y más mentira

Por todos aquellos que ya no están para brindar por el año que viene…

En estas fechas muchos reflexionan sobre lo ocurrido este año.

Hay cosas positivas y negativas. Como en todo. Ni todo fue malo ni todo fue bueno. Las sociedades en su vida cotidiana tendrán el mejor juicio. Cada individuo, que conoce su propia historia, sabrá el saldo que lleva consigo por lo que dejo hacer o por lo que hizo, por lo que dejo de decir o por lo que dijo. Solo a cada uno le corresponde el valorarse a si mismo.
Pero en estos meses transcurridos algo nos dominó a todos: el poder del Estado y de los gobiernos se hizo más fuerte frente a la sociedad disminuyendo los márgenes de libertad, de crítica y de pensamiento autónomo.

Todos fuimos presas de los gobiernos porque de ellos dependía nuestra salud y nuestra vida. La epidemia así lo condicionó y todos fuimos rehenes y todos nos sometimos a la voluntad de las clases políticas. De ello dependía la vida.

Y así fue como los gobiernos se hicieron más fuertes frente a la sociedad. Todos quedamos frágiles ante la pandemia y las sociedades pobres se hicieron mas dependientes frente a los gobiernos.

Los de los países con mayores índices de pobreza, entre ellos México, lo fueron aún más.

Los ciudadanos se dieron cuenta que su vida dependía de la voluntad del Estado, de si este los quería vacunar o no, de si este les quería dar hospitales o no. Todos querían sobrevivir y ya no importaban las muertes que veía uno a su alrededor. Como en un naufragio todos escuchaban la voz interior de sálvese quien pueda.

En todo esto el papel del discurso público se desveló con toda su crudeza: la mentira y la hipocresía.

A nadie sorprende que la política este llena de mentira y de hipocresía. No es nuevo. Pero los políticos aprovecharon la epidemia para crear realidades a través del cultivo de la mentira y las sociedades más pobres, se doblegaron.

Los gobernantes se aprovecharon.

Una cosa es que los gobiernos tengan la obligación de cuidar por la salud de los ciudadanos (para ello pagan impuestos) y proveerles de todo lo necesario y otra es manipular a las sociedades al utilizar a las vacunas como elementos de control social. Eso ha sucedido.

Los hechos han sido evidentes en nuestra realidad. El Estado establece cuando quiere y como quiere las condiciones para determinar la vida misma de todos. Concentra en si la posibilidad de adquirir vacunas sin que otro actor lo pueda hacer y con ello abrir las posibilidades de la sociedad de acceder a las vacunas más fácilmente sin que el Estado deje de cumplir con esta obligación, pero como complemento como sucede con la vacuna de la influenza.

Con esta coyuntura los excesos del poder se hicieron evidentes y se construyeron realidades a modo de los hombres del poder.

La sociedad preocupada por sobrevivir a la pandemia y a sus efectos en lo económico, lo personal y lo familiar parce someterse a la realidad-real construida desde las clases gobernantes.

La verdad esta muy lejos se ser una premisa ética del actuar de los gobiernos.



Correo. contextotoluca@gmail.com

Por todos aquellos que ya no están para brindar por el año que viene…

En estas fechas muchos reflexionan sobre lo ocurrido este año.

Hay cosas positivas y negativas. Como en todo. Ni todo fue malo ni todo fue bueno. Las sociedades en su vida cotidiana tendrán el mejor juicio. Cada individuo, que conoce su propia historia, sabrá el saldo que lleva consigo por lo que dejo hacer o por lo que hizo, por lo que dejo de decir o por lo que dijo. Solo a cada uno le corresponde el valorarse a si mismo.
Pero en estos meses transcurridos algo nos dominó a todos: el poder del Estado y de los gobiernos se hizo más fuerte frente a la sociedad disminuyendo los márgenes de libertad, de crítica y de pensamiento autónomo.

Todos fuimos presas de los gobiernos porque de ellos dependía nuestra salud y nuestra vida. La epidemia así lo condicionó y todos fuimos rehenes y todos nos sometimos a la voluntad de las clases políticas. De ello dependía la vida.

Y así fue como los gobiernos se hicieron más fuertes frente a la sociedad. Todos quedamos frágiles ante la pandemia y las sociedades pobres se hicieron mas dependientes frente a los gobiernos.

Los de los países con mayores índices de pobreza, entre ellos México, lo fueron aún más.

Los ciudadanos se dieron cuenta que su vida dependía de la voluntad del Estado, de si este los quería vacunar o no, de si este les quería dar hospitales o no. Todos querían sobrevivir y ya no importaban las muertes que veía uno a su alrededor. Como en un naufragio todos escuchaban la voz interior de sálvese quien pueda.

En todo esto el papel del discurso público se desveló con toda su crudeza: la mentira y la hipocresía.

A nadie sorprende que la política este llena de mentira y de hipocresía. No es nuevo. Pero los políticos aprovecharon la epidemia para crear realidades a través del cultivo de la mentira y las sociedades más pobres, se doblegaron.

Los gobernantes se aprovecharon.

Una cosa es que los gobiernos tengan la obligación de cuidar por la salud de los ciudadanos (para ello pagan impuestos) y proveerles de todo lo necesario y otra es manipular a las sociedades al utilizar a las vacunas como elementos de control social. Eso ha sucedido.

Los hechos han sido evidentes en nuestra realidad. El Estado establece cuando quiere y como quiere las condiciones para determinar la vida misma de todos. Concentra en si la posibilidad de adquirir vacunas sin que otro actor lo pueda hacer y con ello abrir las posibilidades de la sociedad de acceder a las vacunas más fácilmente sin que el Estado deje de cumplir con esta obligación, pero como complemento como sucede con la vacuna de la influenza.

Con esta coyuntura los excesos del poder se hicieron evidentes y se construyeron realidades a modo de los hombres del poder.

La sociedad preocupada por sobrevivir a la pandemia y a sus efectos en lo económico, lo personal y lo familiar parce someterse a la realidad-real construida desde las clases gobernantes.

La verdad esta muy lejos se ser una premisa ética del actuar de los gobiernos.



Correo. contextotoluca@gmail.com