El mundo esta mas atento a lo que ocurre a nivel macro pero poco a lo que ocurre a nivel micro, es decir, los hechos que se suceden en la vida cotidiana de los hombres y de las sociedades.
Sabemos bien lo que ocurre en el mundo después de la invasión de Rusia a Ucrania, tenemos mucha información del comportamiento del gobierno y sus programas, sabemos de cómo están las ligas de futbol o el desarrollo de un deporte en lo particular, tenemos información de lo que ocurre con el cambio climático y hasta de los resultados de la lucha por la conquista del espacio.
Pero, por el contrario, sabemos poco, de lo ocurre al interior de las familias y su organización después de la pandemia o de como les afecta la violencia en su manera de comportarse. No tenemos claro como se afectaron las relaciones entre parejas durante y después del confinamiento, ni cual es el grado de violencia que se viven en las calles en todos aquellos hechos que no son parte de las estadísticas y que se traducen en hechos que van desde una riña entre automovilistas hasta los secuestros exprés o como el crimen organizado esta interviniendo en la cadena de sumisitos y de productos alimentarios.
Son esos pequeños acontecimientos que afectan al tejido social en su conjunto, pero a los que se les presta una atención marginal sobre todo desde el Estado. Es todo aquello también que atañe a la composición de las familias, las relaciones entre sus miembros, la manera de uso de las redes sociales, los hechos de violencia contra las mujeres y también la violencia que se traduce en homicidios, secuestros robos y la manera en que la sociedad los enfrenta, la manera en que se organiza el trabajo y las relaciones que derivan de ello.
Incluso aunque de pronto muchos de esos hechos acaparen el interés de los medios y de las redes no tienen la lectura adecuada sobre cuales son los efectos para el futuro de estas micro tendencias y si estos van a afectar la manera en que la sociedad se encuentra actualmente organizada.
En futuro es entonces en muchos sentidos poco previsible.
Tomemos por ejemplo lo que ha sucedido en estos ultimas días en donde cientos de personas han cerrado el transito de carreteras para pedir justicia por un familiar desaparecido o asesinado, lo mismo pasa con la toma de casetas y las cada vez más frecuentes vallas que impiden el acceso a los palacios de gobierno desde el nacional hasta muchos de los palacios municipales pasando por los estatales, o las mantas en muchas colonias de México con amenazas claras en contra de la delincuencia. Es la justicia por la propia mano.
Estos son hechos que, en muchos sentidos, van marcando las tendencias que en los años por venir van configurando una manera de ser de la sociedad.
Es síntesis es plantear las preguntas como las siguientes: ante la ineficiencia de los gobiernos para obtener justicia ¿son los ciudadanos los que habrán de tomar la justicia por su cuenta?; ante la falta de asistencia del Estado para facilitar a las mujeres el acceso al trabajo y la seguridad como era el servicio de guarderías ¿la sociedad deberá buscar otras alternativas paralelas al Estado para atender el problema de las mujeres?; ante la ineficacia de los tribunales de justicia ¿las personas deberán arreglar sus problemas de la manera mas primitiva como ya sucede con la creciente violencia intra familiar?
En México existen formas de organización social pero un hecho es ya evidente: se esta formando una sociedad paralela a la que conocemos actualmente y que se está conformando por la organización de muchos sectores productivos de la sociedad desde el crimen organizado por un lado y por el otro la sociedad hacia su interior se esta organizando por fuera del Estado como lo muestran la proliferación de grupos que consumen cannabis, las parejas que se integran sin importar si el Estado los reconoce o no, las economías que han crecido ante la presión de costos y requerimientos fiscales…el resto es la economía formal que controla en Estado y de esa ya no hablar cada día es mas ineficiente para la mayoría de los mexicanos y eficiente para los que mas tienen.
No valorar las microtendencias es sin duda un error de los estudiosos de la sociología pero también de las elites dirigentes.
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