/ lunes 27 de junio de 2022

Contexto | Ni abrazos ni balazos 

No debemos dejar que se olviden.

Ni los muertos de Cerocahui, ni ninguno de los más-de-ciento-veinte-mil en todo el país.

No se deben dejar en el olvido los más-de-medio-millón de muertos en los últimos tres sexenios.

No hay olvido que lo justifique.

No hay explicación posible para tanta muerte.

No se deben olvidar los jesuitas muertos.

Asesinados sin causa.

Matados sin motivo.

Muertos sin haber provocado.

Dos sacerdotes muertos que no se deben abandonar al olvido.

Como ya lo hacen los gobiernos

Como no debe hacerlo la sociedad entera que atarantado como esta solo alcanza a escuchar los gritos de cada día con las hipócritas condolencias que se dan desde los palacios…” lo sentimos mucho”, “los acompañamos en sus penas” …” es uno de esos casos lamentables”…”iremos hasta el fondo, hasta atrapar a los responsables” ...unas disculpas sin dolor, sin pudor, sin vergüenza…

…y mientras los muertos se acumulan, pero también los olvidos.

Estamos tan acostumbrados a la muerte que parece que ya nadie nos duele.

…se mueren padres, se mueren madres, se mueren hijos, se mueren hijas...y con ellos, como sociedad, todos nos morimos un poco…pero parece que ya nadie los quiere ver porque nos aturden los gritos de cada día.

Son los muertos de Cerocahui, uno agonizante y otros que quisieron salvarle la vida…una víctima civil…otros dos servidores de la comunidad…

Los tres habitantes de la región de los rarámuris, allá en la sierra tarahumara…allá en Chihuahua.

Esas tierras en donde los jesuitas encontraban mucha reserva de humanidad, incluso hasta para construir sociedades armoniosas y sin Dios…simplemente sociedades en armonía.

Muertos quienes en vida vivían en la construcción de una utopía…la que querían ver en la tierra por la calidad de los pueblos originarios con los que convivían.

Tenían ahí más de cien años asentados y fueron despidos entre canticos de dolor y de despedida porque los rarámuris creen que los que mueren no se deben ir solo porque toda la comunidad los debe acompañar…

México tiene muchos muertos que se van solo, que están en olvido porque los desaparecen y nadie los quiere encontrar…porque los muertos le molestan al poder público, porque es con su sangre con las que se escribe la historia de sus hazañas burocráticas y su paso por los países en los que los cuidan y los protegen…

México no necesita, no debe necesitar ni de balazos ni de abrazos…solo algo tan simple como hacer respetar la ley…y el no olvido.



Correo- contextotoluca@gmail.com

No debemos dejar que se olviden.

Ni los muertos de Cerocahui, ni ninguno de los más-de-ciento-veinte-mil en todo el país.

No se deben dejar en el olvido los más-de-medio-millón de muertos en los últimos tres sexenios.

No hay olvido que lo justifique.

No hay explicación posible para tanta muerte.

No se deben olvidar los jesuitas muertos.

Asesinados sin causa.

Matados sin motivo.

Muertos sin haber provocado.

Dos sacerdotes muertos que no se deben abandonar al olvido.

Como ya lo hacen los gobiernos

Como no debe hacerlo la sociedad entera que atarantado como esta solo alcanza a escuchar los gritos de cada día con las hipócritas condolencias que se dan desde los palacios…” lo sentimos mucho”, “los acompañamos en sus penas” …” es uno de esos casos lamentables”…”iremos hasta el fondo, hasta atrapar a los responsables” ...unas disculpas sin dolor, sin pudor, sin vergüenza…

…y mientras los muertos se acumulan, pero también los olvidos.

Estamos tan acostumbrados a la muerte que parece que ya nadie nos duele.

…se mueren padres, se mueren madres, se mueren hijos, se mueren hijas...y con ellos, como sociedad, todos nos morimos un poco…pero parece que ya nadie los quiere ver porque nos aturden los gritos de cada día.

Son los muertos de Cerocahui, uno agonizante y otros que quisieron salvarle la vida…una víctima civil…otros dos servidores de la comunidad…

Los tres habitantes de la región de los rarámuris, allá en la sierra tarahumara…allá en Chihuahua.

Esas tierras en donde los jesuitas encontraban mucha reserva de humanidad, incluso hasta para construir sociedades armoniosas y sin Dios…simplemente sociedades en armonía.

Muertos quienes en vida vivían en la construcción de una utopía…la que querían ver en la tierra por la calidad de los pueblos originarios con los que convivían.

Tenían ahí más de cien años asentados y fueron despidos entre canticos de dolor y de despedida porque los rarámuris creen que los que mueren no se deben ir solo porque toda la comunidad los debe acompañar…

México tiene muchos muertos que se van solo, que están en olvido porque los desaparecen y nadie los quiere encontrar…porque los muertos le molestan al poder público, porque es con su sangre con las que se escribe la historia de sus hazañas burocráticas y su paso por los países en los que los cuidan y los protegen…

México no necesita, no debe necesitar ni de balazos ni de abrazos…solo algo tan simple como hacer respetar la ley…y el no olvido.



Correo- contextotoluca@gmail.com