/ lunes 15 de agosto de 2022

Contexto | Repensar al agua

Estamos tan ocupados en otras cosas que se nos olvida lo esencial para la vida humana: el agua.

Los últimos meses, en prácticamente todo el mundo se han venido observando fenómenos relacionados con el agua, su consumo, su producción y su distribución que ha derivado en posibles conflictos sociales…pero parece que con soluciones temporales todo eso va pasando como si se trátese de un recurso infinito.

El agua es esencial. Sin ella la vida no sería posible.

Tan lo es que el 28 de julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció al agua potable como un derecho humano esencial para una vida digna. Y sin embargo millones en el mundo no tienen fácil acceso a ella.

Las largas filas de personas para obtenerla en muchas regiones, sobre todo en zonas populares y marginadas, es tan dolorosa como indignante.

Y es que no hay tanta agua para el consumo humano como uno se imagina.

Los datos gruesos son contundentes: el 70 por ciento de la superficie terrestre está cubierta de agua, de ello, el 97,5 por ciento corresponde a agua salada. Lo que significa que solo queda un 2,5 por ciento de agua dulce útil para el consumo humano, animal y de los vegetales. Si a ello le quitamos el agua congelada en los polos y al vapor de agua presente en la atmosfera, la verdad es que nos queda muy poco.

Pero parece que no estamos conscientes tanto a nivel colectivo como individual. El consumo del agua para nuestro cuerpo es básico, pues, según la fundación Aqua, transporta nutrientes hasta las células para la producción de energía y es el medio en el que se disuelven los líquidos corporales, facilita la eliminación de toxinas y el exceso de nutrientes por la orina, mantiene hidratado el cerebro, ayuda a la normalización de la tensión arterial, produce las reacciones de hidrólisis en la digestión, regula la temperatura corporal, funciona como sostén, lubricante y amortiguador en las articulaciones, además de que una buena hidratación preserva la elasticidad, suavidad y tono de la piel. Es decir, sin ello el cuerpo sería como un harapo.

La reciente escases de agua en el norte del país ha evidenciado que más temprano que tarde el agua podrá motivar conflictos entre las comunidades que las poseen vis a vis de las que no la tienen.

Se hace necesario repensar qué se está haciendo para la gestión del agua, para su uso, su almacenamiento, su cuidado y su conservación. En ello es fundamental la gestión pública sobre el agua por la importancia que tiene para las sociedades.

Es importante que se habrá, desde ya, un debate público y democrático sobre el agua y la manera de gestionarla sobre todo en los países y regiones que tienen escases.

Hacerlo permitirá mantener no solo la vida humana sino la forma de civilización como la entendemos hasta ahora pero también los términos de convivencia en los que queramos vivir, es decir, nuestros sistemas políticos de organizarnos.

La escases de recursos fundamentales para la vida puede lleva a las sociedades a conflictos. Aunque siempre tarde aún se está a tiempo para poder reflexionar sobre las medidas del futuro que incluya tanto los comportamientos a nivel intelectual como colectivo.

Ahí está lo esencial porque ahí está la vida… y el resto tal vez sea poco cosa.

Correo: contextotoluca@gmail.com

Estamos tan ocupados en otras cosas que se nos olvida lo esencial para la vida humana: el agua.

Los últimos meses, en prácticamente todo el mundo se han venido observando fenómenos relacionados con el agua, su consumo, su producción y su distribución que ha derivado en posibles conflictos sociales…pero parece que con soluciones temporales todo eso va pasando como si se trátese de un recurso infinito.

El agua es esencial. Sin ella la vida no sería posible.

Tan lo es que el 28 de julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció al agua potable como un derecho humano esencial para una vida digna. Y sin embargo millones en el mundo no tienen fácil acceso a ella.

Las largas filas de personas para obtenerla en muchas regiones, sobre todo en zonas populares y marginadas, es tan dolorosa como indignante.

Y es que no hay tanta agua para el consumo humano como uno se imagina.

Los datos gruesos son contundentes: el 70 por ciento de la superficie terrestre está cubierta de agua, de ello, el 97,5 por ciento corresponde a agua salada. Lo que significa que solo queda un 2,5 por ciento de agua dulce útil para el consumo humano, animal y de los vegetales. Si a ello le quitamos el agua congelada en los polos y al vapor de agua presente en la atmosfera, la verdad es que nos queda muy poco.

Pero parece que no estamos conscientes tanto a nivel colectivo como individual. El consumo del agua para nuestro cuerpo es básico, pues, según la fundación Aqua, transporta nutrientes hasta las células para la producción de energía y es el medio en el que se disuelven los líquidos corporales, facilita la eliminación de toxinas y el exceso de nutrientes por la orina, mantiene hidratado el cerebro, ayuda a la normalización de la tensión arterial, produce las reacciones de hidrólisis en la digestión, regula la temperatura corporal, funciona como sostén, lubricante y amortiguador en las articulaciones, además de que una buena hidratación preserva la elasticidad, suavidad y tono de la piel. Es decir, sin ello el cuerpo sería como un harapo.

La reciente escases de agua en el norte del país ha evidenciado que más temprano que tarde el agua podrá motivar conflictos entre las comunidades que las poseen vis a vis de las que no la tienen.

Se hace necesario repensar qué se está haciendo para la gestión del agua, para su uso, su almacenamiento, su cuidado y su conservación. En ello es fundamental la gestión pública sobre el agua por la importancia que tiene para las sociedades.

Es importante que se habrá, desde ya, un debate público y democrático sobre el agua y la manera de gestionarla sobre todo en los países y regiones que tienen escases.

Hacerlo permitirá mantener no solo la vida humana sino la forma de civilización como la entendemos hasta ahora pero también los términos de convivencia en los que queramos vivir, es decir, nuestros sistemas políticos de organizarnos.

La escases de recursos fundamentales para la vida puede lleva a las sociedades a conflictos. Aunque siempre tarde aún se está a tiempo para poder reflexionar sobre las medidas del futuro que incluya tanto los comportamientos a nivel intelectual como colectivo.

Ahí está lo esencial porque ahí está la vida… y el resto tal vez sea poco cosa.

Correo: contextotoluca@gmail.com