/ lunes 27 de diciembre de 2021

Contexto | Toluca: triste final

Angela Merkel dejo en poder en Alemania entre aplausos. Se fue con discreción para volver a su vida privada que no perdió durante todo el tiempo que fue Primera Ministra. Gobernó con austeridad, con discreción, con moderación en las palabras y expresiones. Es reconocida como una de las grandes lideres del hasta hoy siglo XXI. Dejo como legado no solo su actuar ético y moral sino dejo instituciones consolidadas que le permiten a Alemania contar con medios para atender los años complejos que se viven.

No se puede decir lo mismo de muchos gobernantes y de lo que ocurre en muchas sociedades.

Toluca es el caso.

Los hechos ocurridos en los últimos días en el centro de la ciudad nos ha dejado una ciudad que los toluqueños nunca se imaginaron.

Caminar por las calles del centro en estos días no es algo que inspire para ser mejores: el ambiente de una ciudad influye directamente en el gusto, el modo de ser, en el modo de vestir, en el modo de comportarse de todos.

El mensaje a los toluqueños no es alentador.

Toluca daba la impresión de ser tierra de nadie.

Lo sucedido en el centro se reproduce, a otra escala, en casi todas partes del municipio.

La debilidad institucional, mas allá de los intereses políticos, se hizo manifiesta. Toluca parecía no contar con instituciones que permitieran mantener la tranquilidad y el orden en las calles por encima de los interese particulares.

Toluca no se merece esto.

Como tampoco se lo merecen los miles de trabajadores que no recibieron su salarios y prestaciones a tiempo. El ingreso por el trabajo devengado es sagrado bajo cualquier circunstancia. No cumplir con esta responsabilidad no se justifica bajo ninguna circunstancia.

Estos dos hechos: el problema del ambulantaje y la falta de pago a los trabajadores derivan en una imagen de las autoridades que solo se pueden calificar de tristes.

Uno quisiera, como ciudadano, que los gobiernos fueran ejemplares. No tenemos la ocasión de serlo.

El enfrentar esa realidad como toluqueños es una experiencia dolorosa.

El problema del ambulantaje ha sido permanente en Toluca. El asalto al centro es solo una manifestación extrema y puede ser peor.

El ambulantaje siempre ha existo y existe en todo el mundo. No es fenómeno privativo de la ciudad. Su desorden es producto solo de la falta de estudio y de previsión para atender el problema que tiene causas bien identificadas que parece desconocer la autoridad. Basta ver los puestos ubicados en los portales para saber que muchos de ellos no corresponden a la temporada navideña sino mas bien a intereses de cadenas de distribuidores que buscan de esa manera colocar sus productos.

No es buen fin de año para la ciudad.

No es un buen ejemplo de debilidad institucional.

Toluca parece destina a esa fatalidad que es destruirse a si misma y no volver a ser nunca bella.

Es un triste final lo sucedido.



Correo: contextotoluca@gmail.com

Angela Merkel dejo en poder en Alemania entre aplausos. Se fue con discreción para volver a su vida privada que no perdió durante todo el tiempo que fue Primera Ministra. Gobernó con austeridad, con discreción, con moderación en las palabras y expresiones. Es reconocida como una de las grandes lideres del hasta hoy siglo XXI. Dejo como legado no solo su actuar ético y moral sino dejo instituciones consolidadas que le permiten a Alemania contar con medios para atender los años complejos que se viven.

No se puede decir lo mismo de muchos gobernantes y de lo que ocurre en muchas sociedades.

Toluca es el caso.

Los hechos ocurridos en los últimos días en el centro de la ciudad nos ha dejado una ciudad que los toluqueños nunca se imaginaron.

Caminar por las calles del centro en estos días no es algo que inspire para ser mejores: el ambiente de una ciudad influye directamente en el gusto, el modo de ser, en el modo de vestir, en el modo de comportarse de todos.

El mensaje a los toluqueños no es alentador.

Toluca daba la impresión de ser tierra de nadie.

Lo sucedido en el centro se reproduce, a otra escala, en casi todas partes del municipio.

La debilidad institucional, mas allá de los intereses políticos, se hizo manifiesta. Toluca parecía no contar con instituciones que permitieran mantener la tranquilidad y el orden en las calles por encima de los interese particulares.

Toluca no se merece esto.

Como tampoco se lo merecen los miles de trabajadores que no recibieron su salarios y prestaciones a tiempo. El ingreso por el trabajo devengado es sagrado bajo cualquier circunstancia. No cumplir con esta responsabilidad no se justifica bajo ninguna circunstancia.

Estos dos hechos: el problema del ambulantaje y la falta de pago a los trabajadores derivan en una imagen de las autoridades que solo se pueden calificar de tristes.

Uno quisiera, como ciudadano, que los gobiernos fueran ejemplares. No tenemos la ocasión de serlo.

El enfrentar esa realidad como toluqueños es una experiencia dolorosa.

El problema del ambulantaje ha sido permanente en Toluca. El asalto al centro es solo una manifestación extrema y puede ser peor.

El ambulantaje siempre ha existo y existe en todo el mundo. No es fenómeno privativo de la ciudad. Su desorden es producto solo de la falta de estudio y de previsión para atender el problema que tiene causas bien identificadas que parece desconocer la autoridad. Basta ver los puestos ubicados en los portales para saber que muchos de ellos no corresponden a la temporada navideña sino mas bien a intereses de cadenas de distribuidores que buscan de esa manera colocar sus productos.

No es buen fin de año para la ciudad.

No es un buen ejemplo de debilidad institucional.

Toluca parece destina a esa fatalidad que es destruirse a si misma y no volver a ser nunca bella.

Es un triste final lo sucedido.



Correo: contextotoluca@gmail.com