/ lunes 12 de julio de 2021

Contexto | …y los jóvenes ¿cuándo? 

Los jóvenes son los grandes ausentes en el escenario político y social nacional.

Parece que a nadie le interesa su futuro.

No se ven políticas públicas que apoyen su desarrollo, su inclusión social y aumenten su movilidad.

El repartirles dinero no es suficiente

Eso solo sirve para aumentar el consumo nacional pero no para impulsar su desarrollo personal y su responsabilidad dentro de la sociedad. Al final esa política beneficia a quienes prestan los servicios o la economía en general pero en el largo plazo poco a los jóvenes.

Dar becas no es suficiente, promover concursos no es suficiente. Hacer discursos no es suficiente.

…todo eso parece fomentar una actitud mendicante con consecuencias perversas para el futuro.

Su incorporación al mercado laboral es cada vez más difícil y si lo hacen la calidad de los trabajos es precaria.

Son hombres y mujeres, de edades entre mediados de los ochenta y el año dos mil.

Trabajan en lo que pueden.

Reciben lo que les pagan.

Aceptan las condiciones que les imponen.

Son trabajos muchos de ellos precarios.

Están en el empleo informal.

Carecen de prestaciones.

…y luego se preguntan porque caen en manos del crimen organizado. La sociedad los lanza a la violencia.

El descuido hace que se pierda mucho.

Mucha energía.

Mucha creatividad.

Mucha fuerza.

Mucha imaginación.

Una sociedad que no le abre las posibilidades a los jóvenes no tiene claro su futuro…ni su presente.

Es tanta la incertidumbre que se tiene en la vida social que parece queda poco tiempo para pensar en el futuro.

La epidemia ha volcado las metas en lo inmediato, casi como de sobrevivencia, como si solo existirá el presente.

Ya se ha dicho que en a nivel escolar y la falta de ajuste en los modelos educativos los estudiantes han perdido medio año de conocimiento…y para muchos es un año perdido…o más.

Urge que los gobiernos de todos ámbitos volteen a ver a los jóvenes y dejen de pensar en sí mismos, en su pase a la historia, en sus intereses particulares.

Ninguna sociedad tiene derecho a olvidarlos, de hacerse de la vista gorda como si solo fueran una masa que forma parte de otros sectores.

Las políticas paternalistas y asistencialistas no son buenas si no van acompañadas de visiones que fomenten el emprendimiento, la creatividad, el acceso a nuevas tecnologías, su vinculación con proyectos de futuro que superen las relaciones tradicionales y vayan acordes con los nuevos paradigmas.

Los jóvenes son una responsabilidad de todos para ya no verlos en esquinas en busca de monedas, haciendo malabarismos, limpiando parabrisas como si estuvieran en un mundo de desplazados y condenados.



Correo: contextotoluca@gmail.com

Los jóvenes son los grandes ausentes en el escenario político y social nacional.

Parece que a nadie le interesa su futuro.

No se ven políticas públicas que apoyen su desarrollo, su inclusión social y aumenten su movilidad.

El repartirles dinero no es suficiente

Eso solo sirve para aumentar el consumo nacional pero no para impulsar su desarrollo personal y su responsabilidad dentro de la sociedad. Al final esa política beneficia a quienes prestan los servicios o la economía en general pero en el largo plazo poco a los jóvenes.

Dar becas no es suficiente, promover concursos no es suficiente. Hacer discursos no es suficiente.

…todo eso parece fomentar una actitud mendicante con consecuencias perversas para el futuro.

Su incorporación al mercado laboral es cada vez más difícil y si lo hacen la calidad de los trabajos es precaria.

Son hombres y mujeres, de edades entre mediados de los ochenta y el año dos mil.

Trabajan en lo que pueden.

Reciben lo que les pagan.

Aceptan las condiciones que les imponen.

Son trabajos muchos de ellos precarios.

Están en el empleo informal.

Carecen de prestaciones.

…y luego se preguntan porque caen en manos del crimen organizado. La sociedad los lanza a la violencia.

El descuido hace que se pierda mucho.

Mucha energía.

Mucha creatividad.

Mucha fuerza.

Mucha imaginación.

Una sociedad que no le abre las posibilidades a los jóvenes no tiene claro su futuro…ni su presente.

Es tanta la incertidumbre que se tiene en la vida social que parece queda poco tiempo para pensar en el futuro.

La epidemia ha volcado las metas en lo inmediato, casi como de sobrevivencia, como si solo existirá el presente.

Ya se ha dicho que en a nivel escolar y la falta de ajuste en los modelos educativos los estudiantes han perdido medio año de conocimiento…y para muchos es un año perdido…o más.

Urge que los gobiernos de todos ámbitos volteen a ver a los jóvenes y dejen de pensar en sí mismos, en su pase a la historia, en sus intereses particulares.

Ninguna sociedad tiene derecho a olvidarlos, de hacerse de la vista gorda como si solo fueran una masa que forma parte de otros sectores.

Las políticas paternalistas y asistencialistas no son buenas si no van acompañadas de visiones que fomenten el emprendimiento, la creatividad, el acceso a nuevas tecnologías, su vinculación con proyectos de futuro que superen las relaciones tradicionales y vayan acordes con los nuevos paradigmas.

Los jóvenes son una responsabilidad de todos para ya no verlos en esquinas en busca de monedas, haciendo malabarismos, limpiando parabrisas como si estuvieran en un mundo de desplazados y condenados.



Correo: contextotoluca@gmail.com