/ lunes 12 de abril de 2021

Contexto | ¿Y si no me vacunaron?

Esta es una historia contada por dos personas distintas y que se pusieron la primera dosis de la vacuna Pfizer en la Bombonera de Toluca. Sus dudas derivaron de las imágenes transmitidas en distintos medios en donde una enfermera parece no introducir el líquido de la vacuna en el cuerpo de un hombre, otra a quien se le cayó la vacuna al suelo antes de ponerla y una imagen más sucedida en otro país en donde sin aguja se aparentaba inocular al paciente. Todo esto provocó dudas y desconfianza entre la población de adultos mayores.

Francisco, hoy adulto mayor por disposición de las técnicas de clasificación de los seres humanos para distinguir achaques, fobias, miedos u obsesiones, aceptaba su edad en los tiempos actuales pues le daba ciertos privilegios como el disfrutar de descuentos al pagar el predial o el agua, descuentos en medicamentos en las farmacias, en algunos restaurantes, en no hace filas al entrar al súper mercado y hasta la suerte de si hubiera algún joven educado de tomar algún asiento cuando el medio de transporte estaba lleno. Pero el privilegio mayor era el poder ser vacuna por considerarse como población vulnerable ante la epidemia. Se había puesto feliz, al igual que algunos de sus hijos, con la sola posibilidad de pensarlo. “Ojalá, seguro pensaba el hijo desde su silencio, y ya lo vacunen una angustia menos por el viejo”…bueno hay que decirlo, ni tan viejo en estos tiempos, solo tenía sesenta y un años, y era deportista, jugaba aun futbol con cierta elegancia y su cuerpo era ágil…bueno, también hay que decirlo, cuando le convenía hacia cara de achacoso para buscar cierta ventaja en alguna situación que se le presentara…y la vacuna para protegerse del Covid era una de esas.

Todo era alegría después de haberse puesto la vacuna en ese su lugar tan amado como lo era la Bombera, casi casi que se la habían traído a su casa pues vivía a una cuadra y media del estadio. La sensación después de la vacuna era de tranquilidad, después de muchos días y meses de insomnio porque pudiera contagiarse, por fin había llegado el día en que podía dormir tranquilo…esa noche después de la haber sido vacunado por fin se sentía relajado y durmió de in tirón toda la noche…al otro día no sintió prácticamente nada, solo una pequeña molestia en donde le habían pinchado…de cualquier forma había decidido seguir con las mismos hábitos de higiene y protección que había aprendido durante los largos meses de la pandemia.

Todo iba bien hasta que vio esas imágenes en la televisión y en su whatsaap…esas imágenes, esas malditas imágenes que ahora le quitaban el sueño y no lo dejaban dormir…”con razón no sentí nada, con razón no me dio fiebre, con razón no me dolió en brazo…por eso no sentí nada…” y preguntaba a sus amigos doctores que si no había sentido nada era porque no se la pusieron…pues le salió peor, su amigo médico le dijo, “mira si solo te pusieron agua alcalina, él solo malestar que puedes sentir es un poco de molestia en el brazo”…úchala salió peor y entonces ya sino podía dormir.

“¿Me habrán puesto la vacuna?”, se preguntaba todos los días y entonces le volvió en insomnio, las ansias, los miedos. Había decidido ya no expresar más su angustia y esperar y esperar…pero la desconfianza y el miedo le habían vuelto…”gobierno jijo”, pensaba en sus adentros.

El gobierno al ver que esos hechos podían aumentar la desconfianza en su programa de vacunación inicio una embestida mediática para denunciarlos como un montaje y una manipulación. Se desconocen los efectos de esa campana. Pudo, y es cierto, ser un hecho aislado entre miles de vacunas que se han aplicado pero al menos en algunos sembró desconfianza y duda.

Hoy es el día de ponerse la segunda dosis en la Bombonera…iría temprano…checaría que la vacuna estuviera con el líquido, que efectivamente lo inocularan, pero no dejaba de pensar “a lo mejor la de hoy será mi primera dosis”, y eso le volvía a quitar el sueño y ahora si se sentía de la cuarta edad…

Esta es una historia contada por dos personas distintas y que se pusieron la primera dosis de la vacuna Pfizer en la Bombonera de Toluca. Sus dudas derivaron de las imágenes transmitidas en distintos medios en donde una enfermera parece no introducir el líquido de la vacuna en el cuerpo de un hombre, otra a quien se le cayó la vacuna al suelo antes de ponerla y una imagen más sucedida en otro país en donde sin aguja se aparentaba inocular al paciente. Todo esto provocó dudas y desconfianza entre la población de adultos mayores.

Francisco, hoy adulto mayor por disposición de las técnicas de clasificación de los seres humanos para distinguir achaques, fobias, miedos u obsesiones, aceptaba su edad en los tiempos actuales pues le daba ciertos privilegios como el disfrutar de descuentos al pagar el predial o el agua, descuentos en medicamentos en las farmacias, en algunos restaurantes, en no hace filas al entrar al súper mercado y hasta la suerte de si hubiera algún joven educado de tomar algún asiento cuando el medio de transporte estaba lleno. Pero el privilegio mayor era el poder ser vacuna por considerarse como población vulnerable ante la epidemia. Se había puesto feliz, al igual que algunos de sus hijos, con la sola posibilidad de pensarlo. “Ojalá, seguro pensaba el hijo desde su silencio, y ya lo vacunen una angustia menos por el viejo”…bueno hay que decirlo, ni tan viejo en estos tiempos, solo tenía sesenta y un años, y era deportista, jugaba aun futbol con cierta elegancia y su cuerpo era ágil…bueno, también hay que decirlo, cuando le convenía hacia cara de achacoso para buscar cierta ventaja en alguna situación que se le presentara…y la vacuna para protegerse del Covid era una de esas.

Todo era alegría después de haberse puesto la vacuna en ese su lugar tan amado como lo era la Bombera, casi casi que se la habían traído a su casa pues vivía a una cuadra y media del estadio. La sensación después de la vacuna era de tranquilidad, después de muchos días y meses de insomnio porque pudiera contagiarse, por fin había llegado el día en que podía dormir tranquilo…esa noche después de la haber sido vacunado por fin se sentía relajado y durmió de in tirón toda la noche…al otro día no sintió prácticamente nada, solo una pequeña molestia en donde le habían pinchado…de cualquier forma había decidido seguir con las mismos hábitos de higiene y protección que había aprendido durante los largos meses de la pandemia.

Todo iba bien hasta que vio esas imágenes en la televisión y en su whatsaap…esas imágenes, esas malditas imágenes que ahora le quitaban el sueño y no lo dejaban dormir…”con razón no sentí nada, con razón no me dio fiebre, con razón no me dolió en brazo…por eso no sentí nada…” y preguntaba a sus amigos doctores que si no había sentido nada era porque no se la pusieron…pues le salió peor, su amigo médico le dijo, “mira si solo te pusieron agua alcalina, él solo malestar que puedes sentir es un poco de molestia en el brazo”…úchala salió peor y entonces ya sino podía dormir.

“¿Me habrán puesto la vacuna?”, se preguntaba todos los días y entonces le volvió en insomnio, las ansias, los miedos. Había decidido ya no expresar más su angustia y esperar y esperar…pero la desconfianza y el miedo le habían vuelto…”gobierno jijo”, pensaba en sus adentros.

El gobierno al ver que esos hechos podían aumentar la desconfianza en su programa de vacunación inicio una embestida mediática para denunciarlos como un montaje y una manipulación. Se desconocen los efectos de esa campana. Pudo, y es cierto, ser un hecho aislado entre miles de vacunas que se han aplicado pero al menos en algunos sembró desconfianza y duda.

Hoy es el día de ponerse la segunda dosis en la Bombonera…iría temprano…checaría que la vacuna estuviera con el líquido, que efectivamente lo inocularan, pero no dejaba de pensar “a lo mejor la de hoy será mi primera dosis”, y eso le volvía a quitar el sueño y ahora si se sentía de la cuarta edad…