/ viernes 17 de enero de 2020

De Análisis y Reflexión | Unión nacional contra Bolivia


Ya para finalizar el año 2019 se agudizó el conflicto diplomático entre las naciones de México y Bolivia; ambos países siempre habían mantenido excelentes relaciones diplomáticas, sin embargo podemos decir que el conflicto inició con la renuncia a la presidencia de Bolivia de Evo Morales el pasado 10 de noviembre. El gobierno de México, fiel a la doctrina Estrada y a los tratados internacionales brindó asilo político al expresidente de Bolivia con una magnífica recepción del gobierno del “Peje” y de Claudia Sheinbaum, jefa del gobierno capitalino, quien le ofreció hasta las llaves de la ciudad de México.

Evo Morales permaneció en México durante casi un mes y se dedicó a ofrecer conferencias de prensa y publicando mensajes de carácter político hacia el pueblo de Bolivia, esto abrió el tema de malos entendidos entre México y Bolivia e inmediatamente después el día 14 de noviembre la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, solicitó a México que el asilado debía cumplir con los protocolos internacionales, pues desde nuestro país Evo instruía para que realizaran bloqueos en La Paz (capital de Bolivia) protestas sociales; además en la embajada de México se permitió el asilo de varios exministros del gobierno de Evo Morales, por lo que el gobierno boliviano presentó una protesta formal ante México en la asamblea general de la ONU por desconocer la declaración sobre asilo territorial.

El conflicto entre México y Bolivia se agudizó el 26 de diciembre, pues el expresidente boliviano y delegado internacional Jorge Quiroga se atrevió a insultar al presidente de México llamándolo: “Cínico, sinvergüenza que se pasó de bellaco con Bolivia, porque ha confundido nuestro respeto con cobardía, es bueno que no se equivoque, que no venga a manotear a la segunda presidenta mujer de la historia de Bolivia”, y siguió diciendo este expresidente: “Usted es un cobarde matoncito porque lo hemos visto pasar vergüenza, arrodillado ante Trump”.

Ante esta serie de adjetivos, México se ha negado a reconocer al gobierno de Bolivia, el canciller Marcelo Ebrard lo ha calificado como: “Gobierno de Facto” y ha desconocido las atribuciones pro tempore de la presidenta de Bolivia, el asunto llegó a tal grado que el gobierno de Bolivia expulsó a la embajadora de México, María Teresa Mercado, el 30 de diciembre, declarándola como persona “no grata”.

Lo que debe quedar muy claro a todos los mexicanos es que los insultos del expresidente de Bolivia, Jorge Quiroga, fueron un insulto y un agravio no sólo para el presidente de México sino para todo el pueblo de México, pues nuestro presidente es además jefe de Gobierno y jefe de Estado, es el representante del país ante el contexto mundial, es el jefe político, es el jefe de las instituciones de la administración pública, por tanto el agravio de Bolivia (que no sólo del expresidente) no sólo fue para Andrés Manuel López Obrador, sino para todos los mexicanos, de ahí que se extrañen los débiles pronunciamientos de los presidentes de los partidos políticos de México, del presidente del Senado y de la Cámara de Diputados.

Sólo el secretario de Relaciones Exteriores llamó a la Unidad Nacional a la serenidad, a la defensa del derecho internacional, y el respeto ante los pueblos; Andrés Manuel López Obrador sólo expresó que: “No vamos a engancharnos en dimes y diretes, no está a nuestro nivel”, refiriéndose a las declaraciones de Jorge Quiroga; y tampoco escuchamos el reclamo de la presidenta del partido político: Yeidckol Polevnsky, quien sólo hizo mutis.

MAGISTRADO EN RETIRO/ famlopezs@hotmail.com


Ya para finalizar el año 2019 se agudizó el conflicto diplomático entre las naciones de México y Bolivia; ambos países siempre habían mantenido excelentes relaciones diplomáticas, sin embargo podemos decir que el conflicto inició con la renuncia a la presidencia de Bolivia de Evo Morales el pasado 10 de noviembre. El gobierno de México, fiel a la doctrina Estrada y a los tratados internacionales brindó asilo político al expresidente de Bolivia con una magnífica recepción del gobierno del “Peje” y de Claudia Sheinbaum, jefa del gobierno capitalino, quien le ofreció hasta las llaves de la ciudad de México.

Evo Morales permaneció en México durante casi un mes y se dedicó a ofrecer conferencias de prensa y publicando mensajes de carácter político hacia el pueblo de Bolivia, esto abrió el tema de malos entendidos entre México y Bolivia e inmediatamente después el día 14 de noviembre la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, solicitó a México que el asilado debía cumplir con los protocolos internacionales, pues desde nuestro país Evo instruía para que realizaran bloqueos en La Paz (capital de Bolivia) protestas sociales; además en la embajada de México se permitió el asilo de varios exministros del gobierno de Evo Morales, por lo que el gobierno boliviano presentó una protesta formal ante México en la asamblea general de la ONU por desconocer la declaración sobre asilo territorial.

El conflicto entre México y Bolivia se agudizó el 26 de diciembre, pues el expresidente boliviano y delegado internacional Jorge Quiroga se atrevió a insultar al presidente de México llamándolo: “Cínico, sinvergüenza que se pasó de bellaco con Bolivia, porque ha confundido nuestro respeto con cobardía, es bueno que no se equivoque, que no venga a manotear a la segunda presidenta mujer de la historia de Bolivia”, y siguió diciendo este expresidente: “Usted es un cobarde matoncito porque lo hemos visto pasar vergüenza, arrodillado ante Trump”.

Ante esta serie de adjetivos, México se ha negado a reconocer al gobierno de Bolivia, el canciller Marcelo Ebrard lo ha calificado como: “Gobierno de Facto” y ha desconocido las atribuciones pro tempore de la presidenta de Bolivia, el asunto llegó a tal grado que el gobierno de Bolivia expulsó a la embajadora de México, María Teresa Mercado, el 30 de diciembre, declarándola como persona “no grata”.

Lo que debe quedar muy claro a todos los mexicanos es que los insultos del expresidente de Bolivia, Jorge Quiroga, fueron un insulto y un agravio no sólo para el presidente de México sino para todo el pueblo de México, pues nuestro presidente es además jefe de Gobierno y jefe de Estado, es el representante del país ante el contexto mundial, es el jefe político, es el jefe de las instituciones de la administración pública, por tanto el agravio de Bolivia (que no sólo del expresidente) no sólo fue para Andrés Manuel López Obrador, sino para todos los mexicanos, de ahí que se extrañen los débiles pronunciamientos de los presidentes de los partidos políticos de México, del presidente del Senado y de la Cámara de Diputados.

Sólo el secretario de Relaciones Exteriores llamó a la Unidad Nacional a la serenidad, a la defensa del derecho internacional, y el respeto ante los pueblos; Andrés Manuel López Obrador sólo expresó que: “No vamos a engancharnos en dimes y diretes, no está a nuestro nivel”, refiriéndose a las declaraciones de Jorge Quiroga; y tampoco escuchamos el reclamo de la presidenta del partido político: Yeidckol Polevnsky, quien sólo hizo mutis.

MAGISTRADO EN RETIRO/ famlopezs@hotmail.com