/ viernes 16 de octubre de 2020

Dossier Mexiquense | El factor Higinio

El senador Higinio Martínez Miranda, oriundo de Texcoco y con carrera política construida al fragor de las batallas desde la oposición parlamentaria, ha dado un paso que parece definitivo en su indeclinable camino a la gubernatura, que se renovará en un lejano 2023 pero que construye un día sí y otro también, con movimientos políticos que los refrendan como el líder más visible de MORENA en el Estado de México, con todo lo que eso lleva implícito. La instalación de la Comisión del Secretariado Técnico para el análisis interior de la la Constitución y del Marco Legal del Estado (SETEC) primero y luego con la entrega del “Protocolo de Investigación Legislativa” ante miembros de los tres poderes, retrata a un actor político que dejó atrás la oposición minoritaria y ahora teje desde una mayoría constructiva, con independencia del producto que genere la SETEC, la sola provocación para discutir el tema, se agradece.

El Estado de México ha sido por décadas, el crisol del país entero en una pequeña porción de un territorio nacional; por su cercanía con la capital, hemos padecido los problemas de la conurbación, pero ninguna de las ventajas presupuestarias, como si las tiene la Ciudad de México. A partir de dicha asimetría, revisar el pacto político que le dio origen a la entidad hace 196 años, resulta impostergable si consideramos que hemos duplicado nuestra población en tan solo 30 años y nuestro presupuesto sigue siendo históricamente menor al de la capital.

¿Qué tipo de organización política podría derivar de un nuevo pacto constituyente? ¿Qué remodelación se puede hacer a la casa de todos, con un sentido incluyente y prospectivo? ¿Hasta dónde un proyecto legislativo podría recoger estos viejos anhelos de modernización que nos quedaron a deber los gobiernos priistas de los últimos 20 años?

Inmersos en una transformación en los hábitos de hacer política gubernamental que dicta AMLO todas las mañanas, ¿qué tendría que hacer este grupo de notables políticos que integran la comisión para traducir en poco más de ocho meses, un producto tangible que haga posible llamarse “Reforma de Estado” a dicho proyecto? Sobre el particular hay bibliotecas llenas de productos académicos e investigaciones que por décadas han intentado darle sentido a las urgencias sociales que amenazan con desgarrar el vulnerable tejido social. Para el caso local, el último intento integral por reformar la constitución data de 1995, después de eso, cambios siempre hay, pero ninguno de gran calado como lo anuncia tan simbólico evento y por el momento ahí me detengo: se reunieron los titulares de dos de los tres poderes y en el caso del ejecutivo, asistió el flamante Secretario General de Gobierno, Ernesto Nemer Álvarez, con lo que Higinio Martínez logró vestir un evento meramente partidario en un ejercicio de concertación que reunió a todas las fuerzas políticas con representación en el Estado .

A lo largo de este año, el senador ha movido piezas de su grupo con eficiencia y sentido estratégico; ha impulsado una reforma polémica pero los hizo de la mano con el partido en el poder (lo que exhibe un liderazgo que construye consensos); con el SETEC en vez de avasallarlos eligió integrarlos al proceso. Esos son los gestos de quien aprendió ese estilo tan singular, impulsado por largos años de gobiernos divididos que obligaron a los consensos primero y luego al trato terso que priva desde hace años en nuestra clase política. Habrá a quien no le gusta lo que está sucediendo en torno a la mayoría parlamentaria de MORENA y al significado avance de los afines a Higinio Martínez, pero nadie pone en duda que estamos frente a un ejercicio de tránsito hacia la gubernatura de lo que fue aquel mítico “Grupo Atlacomulco”, realizándolos con los protocolos y símbolos culturales del poder mexiquense. Muchas explicaciones pueden darse pero ninguna se entenderá sin el factor Higinio.

El senador Higinio Martínez Miranda, oriundo de Texcoco y con carrera política construida al fragor de las batallas desde la oposición parlamentaria, ha dado un paso que parece definitivo en su indeclinable camino a la gubernatura, que se renovará en un lejano 2023 pero que construye un día sí y otro también, con movimientos políticos que los refrendan como el líder más visible de MORENA en el Estado de México, con todo lo que eso lleva implícito. La instalación de la Comisión del Secretariado Técnico para el análisis interior de la la Constitución y del Marco Legal del Estado (SETEC) primero y luego con la entrega del “Protocolo de Investigación Legislativa” ante miembros de los tres poderes, retrata a un actor político que dejó atrás la oposición minoritaria y ahora teje desde una mayoría constructiva, con independencia del producto que genere la SETEC, la sola provocación para discutir el tema, se agradece.

El Estado de México ha sido por décadas, el crisol del país entero en una pequeña porción de un territorio nacional; por su cercanía con la capital, hemos padecido los problemas de la conurbación, pero ninguna de las ventajas presupuestarias, como si las tiene la Ciudad de México. A partir de dicha asimetría, revisar el pacto político que le dio origen a la entidad hace 196 años, resulta impostergable si consideramos que hemos duplicado nuestra población en tan solo 30 años y nuestro presupuesto sigue siendo históricamente menor al de la capital.

¿Qué tipo de organización política podría derivar de un nuevo pacto constituyente? ¿Qué remodelación se puede hacer a la casa de todos, con un sentido incluyente y prospectivo? ¿Hasta dónde un proyecto legislativo podría recoger estos viejos anhelos de modernización que nos quedaron a deber los gobiernos priistas de los últimos 20 años?

Inmersos en una transformación en los hábitos de hacer política gubernamental que dicta AMLO todas las mañanas, ¿qué tendría que hacer este grupo de notables políticos que integran la comisión para traducir en poco más de ocho meses, un producto tangible que haga posible llamarse “Reforma de Estado” a dicho proyecto? Sobre el particular hay bibliotecas llenas de productos académicos e investigaciones que por décadas han intentado darle sentido a las urgencias sociales que amenazan con desgarrar el vulnerable tejido social. Para el caso local, el último intento integral por reformar la constitución data de 1995, después de eso, cambios siempre hay, pero ninguno de gran calado como lo anuncia tan simbólico evento y por el momento ahí me detengo: se reunieron los titulares de dos de los tres poderes y en el caso del ejecutivo, asistió el flamante Secretario General de Gobierno, Ernesto Nemer Álvarez, con lo que Higinio Martínez logró vestir un evento meramente partidario en un ejercicio de concertación que reunió a todas las fuerzas políticas con representación en el Estado .

A lo largo de este año, el senador ha movido piezas de su grupo con eficiencia y sentido estratégico; ha impulsado una reforma polémica pero los hizo de la mano con el partido en el poder (lo que exhibe un liderazgo que construye consensos); con el SETEC en vez de avasallarlos eligió integrarlos al proceso. Esos son los gestos de quien aprendió ese estilo tan singular, impulsado por largos años de gobiernos divididos que obligaron a los consensos primero y luego al trato terso que priva desde hace años en nuestra clase política. Habrá a quien no le gusta lo que está sucediendo en torno a la mayoría parlamentaria de MORENA y al significado avance de los afines a Higinio Martínez, pero nadie pone en duda que estamos frente a un ejercicio de tránsito hacia la gubernatura de lo que fue aquel mítico “Grupo Atlacomulco”, realizándolos con los protocolos y símbolos culturales del poder mexiquense. Muchas explicaciones pueden darse pero ninguna se entenderá sin el factor Higinio.

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