/ sábado 25 de septiembre de 2021

Dossier Mexiquense | Estructuras territoriales y bases de identidad partidaria

Durante el reciente proceso electoral celebrado en la entidad, fue muy común escuchar a los candidatos de la coalición “Va por México” hablar del escaso apoyo económico brindado por sus partidos, en particular, fueron los priistas quienes más sufrieron dicha astringencia presupuestaria. En el bando contrario, la coalición de MORENA pecó de muchos excesos, en forma notable, un tipo de soberbia ganadora que les impidió una mejor estrategia de campaña.

Sea en el bloque de gobierno mexiquense (PRI-PAN-PRD) o en el de la oposición (MORENA-PT-NA) fueron las estructuras de base -su militancia- las que terminaron ganando las calles y con ellas las elecciones, bajo parámetros muy particulares que bien a bien, pocos conocen, pues una vez ganado “haiga sido como haiga sido” no se buscan explicaciones ni se revisan las condiciones de triunfo.

Como ya lo he señalado en otras colaboraciones, cualquier análisis depende del objeto de estudio y marco de comparación; así por ejemplo en el 2015 los priistas ganaron 84 municipios y 34 distritos por el principio de mayoría relativa y tres años después obtuvieron 23 municipios y un solo distrito:

Tabla 1. Triunfos por coalición/partido 2015-2018

Coalición o partido

Diputaciones

Ayuntamientos

2015

2018

2021

2015

2018

2021

PAN-PRI-PRD

-

-

20

-

-

50

NA-MORENA-PT

-

41*

22

-

48*

28

PAN-PRD-MC

-

2

-

-

28

-

PRI-PVEM

31

-

-

58

-

-

PAN-PT

-

-

-

9

-

-

PAN

4

-

1

9

4

4

PRI

3

1

2

26

23

22

PRD

6

-

-

16

2

1

MORENA

1

1

-

1

6

2

Otros partidos

-

-

-

6

14

17

*En 2018 la coalición Juntos Haremos Historia fue integrada por MORENA-PT-PES

Fuente: Elaboración propia con datos del IEEM

Por eso, para mí, los datos claves están en las secciones ganadas pues es ahí donde los partidos materializarán sus votos y pueden medirse las estructuras territoriales, pues como también es recurrente existe el error de significar los triunfos por el uso eficaz de las redes sociales -aún cuando eso todavía resulta muy difícil de demostrar-, y a pesar de que esto constituye un ejercicio ineludible en las campañas modernas, son un muy importante medio para catalizar la participación, pero la movilización requiere otro tipo de atributos vinculados al candidato y partido político, los cuales son los resortes emocionales que siguen moviendo a los electores. La identidad ideológica y simpatías personales no pueden ser desplazadas ni por TikTok ni por los influencers, quienes en todo caso refuerzan las identidades sociales ya establecidas en nuestro complejo entramado social. Las campañas en redes sociales complementarán, pero no sustituyen a las estructuras tradicionales.

En el caso de MORENA, este ganó en la última elección 3,164 secciones electorales, lo que constituye el 49.13% del total estatal. El PRI en coalición por su parte ganó 2,757 secciones que representan el 42.81% del total, por lo que, de acuerdo con los dilemas previos, sólo en coalición cualquier bloque podrá ganar y deberían acercarse a los 2.6 millones de votos para conseguirlo.

Quien logre trabajar de mejor forma sus estructuras territoriales y represente fielmente dicha identidad partidaria tendrá mayores opciones de triunfo, se dice fácil, pero ¿ya con nuevos espacios de poder los panistas y priistas volverán a coincidir para 2023? Y, sobre todo, cuál será el discurso que los cohesione y represente. Aquí sí, primero el programa y luego el candidato. Entre más se tarden en definir los cómos, los quiénes seguirán desfilando como “artistas de temporada” en nuestras redes sociales. Es decir, en vez de la estrategia de partido (institucionalización) seguirán dominado los perfiles carismáticos o los grupos de interés detrás de los candidatos (personalización).

Se dirá que en estos momentos todos hacen su lucha y tienen razón, pero más tarde que temprano serán las ideas/proyectos y no las imágenes/personas las que prevalezcan en la competencia. De su comprensión dependerá el tipo de campaña que veremos en el cada vez más cercano 2023.


Durante el reciente proceso electoral celebrado en la entidad, fue muy común escuchar a los candidatos de la coalición “Va por México” hablar del escaso apoyo económico brindado por sus partidos, en particular, fueron los priistas quienes más sufrieron dicha astringencia presupuestaria. En el bando contrario, la coalición de MORENA pecó de muchos excesos, en forma notable, un tipo de soberbia ganadora que les impidió una mejor estrategia de campaña.

Sea en el bloque de gobierno mexiquense (PRI-PAN-PRD) o en el de la oposición (MORENA-PT-NA) fueron las estructuras de base -su militancia- las que terminaron ganando las calles y con ellas las elecciones, bajo parámetros muy particulares que bien a bien, pocos conocen, pues una vez ganado “haiga sido como haiga sido” no se buscan explicaciones ni se revisan las condiciones de triunfo.

Como ya lo he señalado en otras colaboraciones, cualquier análisis depende del objeto de estudio y marco de comparación; así por ejemplo en el 2015 los priistas ganaron 84 municipios y 34 distritos por el principio de mayoría relativa y tres años después obtuvieron 23 municipios y un solo distrito:

Tabla 1. Triunfos por coalición/partido 2015-2018

Coalición o partido

Diputaciones

Ayuntamientos

2015

2018

2021

2015

2018

2021

PAN-PRI-PRD

-

-

20

-

-

50

NA-MORENA-PT

-

41*

22

-

48*

28

PAN-PRD-MC

-

2

-

-

28

-

PRI-PVEM

31

-

-

58

-

-

PAN-PT

-

-

-

9

-

-

PAN

4

-

1

9

4

4

PRI

3

1

2

26

23

22

PRD

6

-

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16

2

1

MORENA

1

1

-

1

6

2

Otros partidos

-

-

-

6

14

17

*En 2018 la coalición Juntos Haremos Historia fue integrada por MORENA-PT-PES

Fuente: Elaboración propia con datos del IEEM

Por eso, para mí, los datos claves están en las secciones ganadas pues es ahí donde los partidos materializarán sus votos y pueden medirse las estructuras territoriales, pues como también es recurrente existe el error de significar los triunfos por el uso eficaz de las redes sociales -aún cuando eso todavía resulta muy difícil de demostrar-, y a pesar de que esto constituye un ejercicio ineludible en las campañas modernas, son un muy importante medio para catalizar la participación, pero la movilización requiere otro tipo de atributos vinculados al candidato y partido político, los cuales son los resortes emocionales que siguen moviendo a los electores. La identidad ideológica y simpatías personales no pueden ser desplazadas ni por TikTok ni por los influencers, quienes en todo caso refuerzan las identidades sociales ya establecidas en nuestro complejo entramado social. Las campañas en redes sociales complementarán, pero no sustituyen a las estructuras tradicionales.

En el caso de MORENA, este ganó en la última elección 3,164 secciones electorales, lo que constituye el 49.13% del total estatal. El PRI en coalición por su parte ganó 2,757 secciones que representan el 42.81% del total, por lo que, de acuerdo con los dilemas previos, sólo en coalición cualquier bloque podrá ganar y deberían acercarse a los 2.6 millones de votos para conseguirlo.

Quien logre trabajar de mejor forma sus estructuras territoriales y represente fielmente dicha identidad partidaria tendrá mayores opciones de triunfo, se dice fácil, pero ¿ya con nuevos espacios de poder los panistas y priistas volverán a coincidir para 2023? Y, sobre todo, cuál será el discurso que los cohesione y represente. Aquí sí, primero el programa y luego el candidato. Entre más se tarden en definir los cómos, los quiénes seguirán desfilando como “artistas de temporada” en nuestras redes sociales. Es decir, en vez de la estrategia de partido (institucionalización) seguirán dominado los perfiles carismáticos o los grupos de interés detrás de los candidatos (personalización).

Se dirá que en estos momentos todos hacen su lucha y tienen razón, pero más tarde que temprano serán las ideas/proyectos y no las imágenes/personas las que prevalezcan en la competencia. De su comprensión dependerá el tipo de campaña que veremos en el cada vez más cercano 2023.


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