/ sábado 20 de julio de 2019

Dossier Mexiquense | Recesión y ciclos económicos


Esta semana se confirmó que por segundo trimestre el crecimiento en el país ha sido cero, por lo que técnicamente nos encontramos frente a una recesión. En diversos momentos de nuestra historia contemporánea México ha enfrentado periodos de recesión que efectivamente podrían ubicarse como situaciones de crisis tal como ha sucedido en el 82, en el 85, en el 92 y quizás, el más doloroso, el que inició en diciembre del 94. Quizá estos episodios seran los que lleven a suponer el preámbulo de una crisis, pero no es así. La última recesión en el país se prolongó entre enero del 2008 y mayo del 2009 y la que ha sido la más larga, en nuestra historia reciente, duró 36 meses y corrió de octubre del 2000 (de V. Fox) a septiembre del 2003, los ciclos económicos han durado en promedio entre 12 y 17 meses en promedio.

Y aquí conviene destacar que a diferencia de los ciclos anteriores nuestra falta de crecimiento ya no proviene de factores externos sino de la mala implementación de políticas públicas acompañadas de una política de austeridad que ha contraído el gasto público de manera preocupante y es la generación de estos factores las que enviaron la señal de preocupación a los inversionistas quienes ven con recelo el estilo de gobierno que ha implementado Andrés Manuel López Obrador, la señal que muchos esperan puede iniciar la etapa de recuperación es justamente que el gobierno federal comience a gastar ya sea en las obras de infraestructura, tan pomposamente anunciadas, o simplemente libere una mayor cantidad de recursos que generen confianza en el mercado pues nuestra contracción es claramente interna.

El presidente ya no puede seguir diciendo que la economía va requetebien o que él tiene otros datos. La confirmación de los malos augurios que arrancaron al inicio del sexenio en materia económica podría generar un fenómeno que sí nos debería preocupar a todos: la falta de certidumbre.

Desde hace décadas nuestro principal problema es la falta de generación de empleos y dado que estos no pueden ser generados por el gobierno la inversión privada requiere de incentivos que claramente este gobierno no está construyendo de una manera clara, es muy evidente la tensión entre las asociaciones empresariales y el discurso presidencial, un día sí y otro también, se cruzan acusaciones que generan este entorno de incertidumbre que ya podría decirse han provocado la primera recesión que desde el gobierno se origina en poco más de 30 años y ese no puede ser un mérito del que se sienta nadie orgulloso. Las tres etapas de un periodo económico son: recesión, recuperación y expansión. Al gobierno federal le bastaría terminar obras inconclusas o iniciar las más simbólicas que han usado el gobierno para anunciar sus grandes inversiones, esto generaría confianza en la inversión privada, si esto no sucede la entrada en vigor de la ley de austeridad va a generar una mayor preocupación entre los actores económicos pues es muy evidente la concentración de los recortes en las manos de la presidencia que podrá ocuparlos discrecionalmente y sin efectos inmediatos para el próximo trimestre. No, no hay una crisis pero ojala y se pueda cambiar el rumbo que evite una recesión prolongada que entonces si de inicio a un ciclo económico decreciente y eso a nadie nos conviene.


Esta semana se confirmó que por segundo trimestre el crecimiento en el país ha sido cero, por lo que técnicamente nos encontramos frente a una recesión. En diversos momentos de nuestra historia contemporánea México ha enfrentado periodos de recesión que efectivamente podrían ubicarse como situaciones de crisis tal como ha sucedido en el 82, en el 85, en el 92 y quizás, el más doloroso, el que inició en diciembre del 94. Quizá estos episodios seran los que lleven a suponer el preámbulo de una crisis, pero no es así. La última recesión en el país se prolongó entre enero del 2008 y mayo del 2009 y la que ha sido la más larga, en nuestra historia reciente, duró 36 meses y corrió de octubre del 2000 (de V. Fox) a septiembre del 2003, los ciclos económicos han durado en promedio entre 12 y 17 meses en promedio.

Y aquí conviene destacar que a diferencia de los ciclos anteriores nuestra falta de crecimiento ya no proviene de factores externos sino de la mala implementación de políticas públicas acompañadas de una política de austeridad que ha contraído el gasto público de manera preocupante y es la generación de estos factores las que enviaron la señal de preocupación a los inversionistas quienes ven con recelo el estilo de gobierno que ha implementado Andrés Manuel López Obrador, la señal que muchos esperan puede iniciar la etapa de recuperación es justamente que el gobierno federal comience a gastar ya sea en las obras de infraestructura, tan pomposamente anunciadas, o simplemente libere una mayor cantidad de recursos que generen confianza en el mercado pues nuestra contracción es claramente interna.

El presidente ya no puede seguir diciendo que la economía va requetebien o que él tiene otros datos. La confirmación de los malos augurios que arrancaron al inicio del sexenio en materia económica podría generar un fenómeno que sí nos debería preocupar a todos: la falta de certidumbre.

Desde hace décadas nuestro principal problema es la falta de generación de empleos y dado que estos no pueden ser generados por el gobierno la inversión privada requiere de incentivos que claramente este gobierno no está construyendo de una manera clara, es muy evidente la tensión entre las asociaciones empresariales y el discurso presidencial, un día sí y otro también, se cruzan acusaciones que generan este entorno de incertidumbre que ya podría decirse han provocado la primera recesión que desde el gobierno se origina en poco más de 30 años y ese no puede ser un mérito del que se sienta nadie orgulloso. Las tres etapas de un periodo económico son: recesión, recuperación y expansión. Al gobierno federal le bastaría terminar obras inconclusas o iniciar las más simbólicas que han usado el gobierno para anunciar sus grandes inversiones, esto generaría confianza en la inversión privada, si esto no sucede la entrada en vigor de la ley de austeridad va a generar una mayor preocupación entre los actores económicos pues es muy evidente la concentración de los recortes en las manos de la presidencia que podrá ocuparlos discrecionalmente y sin efectos inmediatos para el próximo trimestre. No, no hay una crisis pero ojala y se pueda cambiar el rumbo que evite una recesión prolongada que entonces si de inicio a un ciclo económico decreciente y eso a nadie nos conviene.

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