/ miércoles 20 de septiembre de 2017

Editorial

Hace 47 años −27 de septiembre de 1970− el pianista Enrique Bátiz le escribió una carta desde Polonia al gobernador del Estado de México, profesor Carlos Hank González, proponiéndole la creación de dos instituciones: la Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM) y la Escuela Superior de Música de la UAEM.

Nacido en la Ciudad de México en 1942, el maestro Bátiz fue un niño prodigio de la música, pues ofreció su primer concierto a la edad de cinco años y cuando cumplió 26 ostentaba ya el diploma de pianista y el título de maestro en ciencias expedidos por la famosa escuela Juilliard de Nueva York. Posteriormente, tratando de compenetrarse con el espíritu de Federico Chopin, viajó a Polonia para realizar estudios de posgrado en el Conservatorio de Varsovia.

La carta de 1970 contiene el germen de la Sinfónica del Estado de México –que en septiembre de 2016 celebró su aniversario número 45 con un concierto de gala ofrecido en el Castillo de Chapultepec y una estampilla postal de 200 mil ejemplares−, pues Bátiz, recién concluidos sus estudios en Polonia, le anuncia al profesor Hank: “Desde el 24 de octubre estaré en México buscando trabajo, pues quiero en la vida hacer lo que me apasiona y por eso he decidido dejar mi trabajo actual”.

Líneas adelante, expone brevemente el proyecto de la sinfónica: “Creo que lo importante es comenzar y una orquesta necesita un personal de 80 miembros, un local para ensayos, sillas y atriles, un autobús o dos para transportar la Sinfónica y una oficina donde se encargue un personal, saber, jefe de relaciones públicas, dos empleados auxiliares y una secretaria para toda la correspondencia. Aparte de esto se necesitará un copista, un bibliotecario, un director asistente, lo que viene a hacer un total de 90 personas”.

En aquel tiempo, en el gabinete del gobernador Hank había personas que opinaban que una orquesta sinfónica era un proyecto muy costoso para el erario, a lo que Bátiz responde en su carta: “Mi sugerencia económica es la siguiente: la orquesta deberá tener un presupuesto mensual de 100,000 pesos mínimo. En Xalapa la Orquesta del Estado cuesta 130,000 pesos mensuales, consta de 50 miembros y los problemas que tiene son tremendos, a saber la lejanía que tiene de la Ciudad de México…”

De esta manera, el maestro Bátiz Campbell le vendió la idea al profesor Hank, pues el 27 de septiembre de 1971, transcurrido un año después de la carta, la Orquesta Sinfónica del Estado de México fue fundada y desde sus primeros conciertos se perfiló como lo que es actualmente: la mejor de la república. Veintisiete años después de la fundación, el antiguo cine Justo Sierra de la ciudad de Toluca fue acondicionado para convertirse en el hogar de la OSEM: la sala de conciertos Felipe Villanueva, con un aforo de 747 butacas, abierta al público el 28 de agosto de 1987.

El segundo proyecto de Bátiz consistía en fundar una escuela de música en la Universidad Autónoma del Estado de México. Señala en su carta: “En las escuelas superiores de música deberán existir los estudios y facultades siguientes:

Composición, Teoría de la Música y Dirección de Orquesta.

Instrumental.

De Canto.

Vocal-teatral.

Educación musical.

Dirección musical

Estudio de Editor Musical.”

Viene después una descripción somera del plan de estudios, con mención de las principales asignaturas y del sistema de exámenes. “Una vez terminados los estudios, los graduados deberán someterse a los exámenes finales de licenciatura que comprenderán, o alternativamente, una obra artística, por ejemplo la ejecución de un concierto o una obra teórica escrita y, en ambos casos, examen oral. Los exámenes pasados con resultados buenos deberán dar el derecho a los graduados a usar el título de Licenciado en Artes. Los licenciados recibirán diplomas correspondientes”.

Este segundo proyecto no se realizó, pero está claro que se anticipó a otros estudios que, años después, determinaron la creación del Conservatorio de Música del Estado de México que fue establecido veintiún años después.

La carta de Enrique Bátiz es un documento histórico que contiene dos cuartillas escritas a máquina, firma autógrafa y dos anexos: una biografía del personaje en tres cuartillas y el proyecto de la escuela de música en otras ocho, 13 en total. En aquel tiempo, la carta, aunque dirigida al gobernador, fue turnada al rector de la UAEM, Guillermo Ortiz Garduño, para su estudio. Hoy forma parte del acervo del Archivo Universitario, próximo a abrir al público su sección histórica en el edificio de Rectoría.

Hace 47 años −27 de septiembre de 1970− el pianista Enrique Bátiz le escribió una carta desde Polonia al gobernador del Estado de México, profesor Carlos Hank González, proponiéndole la creación de dos instituciones: la Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM) y la Escuela Superior de Música de la UAEM.

Nacido en la Ciudad de México en 1942, el maestro Bátiz fue un niño prodigio de la música, pues ofreció su primer concierto a la edad de cinco años y cuando cumplió 26 ostentaba ya el diploma de pianista y el título de maestro en ciencias expedidos por la famosa escuela Juilliard de Nueva York. Posteriormente, tratando de compenetrarse con el espíritu de Federico Chopin, viajó a Polonia para realizar estudios de posgrado en el Conservatorio de Varsovia.

La carta de 1970 contiene el germen de la Sinfónica del Estado de México –que en septiembre de 2016 celebró su aniversario número 45 con un concierto de gala ofrecido en el Castillo de Chapultepec y una estampilla postal de 200 mil ejemplares−, pues Bátiz, recién concluidos sus estudios en Polonia, le anuncia al profesor Hank: “Desde el 24 de octubre estaré en México buscando trabajo, pues quiero en la vida hacer lo que me apasiona y por eso he decidido dejar mi trabajo actual”.

Líneas adelante, expone brevemente el proyecto de la sinfónica: “Creo que lo importante es comenzar y una orquesta necesita un personal de 80 miembros, un local para ensayos, sillas y atriles, un autobús o dos para transportar la Sinfónica y una oficina donde se encargue un personal, saber, jefe de relaciones públicas, dos empleados auxiliares y una secretaria para toda la correspondencia. Aparte de esto se necesitará un copista, un bibliotecario, un director asistente, lo que viene a hacer un total de 90 personas”.

En aquel tiempo, en el gabinete del gobernador Hank había personas que opinaban que una orquesta sinfónica era un proyecto muy costoso para el erario, a lo que Bátiz responde en su carta: “Mi sugerencia económica es la siguiente: la orquesta deberá tener un presupuesto mensual de 100,000 pesos mínimo. En Xalapa la Orquesta del Estado cuesta 130,000 pesos mensuales, consta de 50 miembros y los problemas que tiene son tremendos, a saber la lejanía que tiene de la Ciudad de México…”

De esta manera, el maestro Bátiz Campbell le vendió la idea al profesor Hank, pues el 27 de septiembre de 1971, transcurrido un año después de la carta, la Orquesta Sinfónica del Estado de México fue fundada y desde sus primeros conciertos se perfiló como lo que es actualmente: la mejor de la república. Veintisiete años después de la fundación, el antiguo cine Justo Sierra de la ciudad de Toluca fue acondicionado para convertirse en el hogar de la OSEM: la sala de conciertos Felipe Villanueva, con un aforo de 747 butacas, abierta al público el 28 de agosto de 1987.

El segundo proyecto de Bátiz consistía en fundar una escuela de música en la Universidad Autónoma del Estado de México. Señala en su carta: “En las escuelas superiores de música deberán existir los estudios y facultades siguientes:

Composición, Teoría de la Música y Dirección de Orquesta.

Instrumental.

De Canto.

Vocal-teatral.

Educación musical.

Dirección musical

Estudio de Editor Musical.”

Viene después una descripción somera del plan de estudios, con mención de las principales asignaturas y del sistema de exámenes. “Una vez terminados los estudios, los graduados deberán someterse a los exámenes finales de licenciatura que comprenderán, o alternativamente, una obra artística, por ejemplo la ejecución de un concierto o una obra teórica escrita y, en ambos casos, examen oral. Los exámenes pasados con resultados buenos deberán dar el derecho a los graduados a usar el título de Licenciado en Artes. Los licenciados recibirán diplomas correspondientes”.

Este segundo proyecto no se realizó, pero está claro que se anticipó a otros estudios que, años después, determinaron la creación del Conservatorio de Música del Estado de México que fue establecido veintiún años después.

La carta de Enrique Bátiz es un documento histórico que contiene dos cuartillas escritas a máquina, firma autógrafa y dos anexos: una biografía del personaje en tres cuartillas y el proyecto de la escuela de música en otras ocho, 13 en total. En aquel tiempo, la carta, aunque dirigida al gobernador, fue turnada al rector de la UAEM, Guillermo Ortiz Garduño, para su estudio. Hoy forma parte del acervo del Archivo Universitario, próximo a abrir al público su sección histórica en el edificio de Rectoría.

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