/ viernes 22 de marzo de 2024

El PRI Edoméx ante el peor escenario de su historia

El PRI mexiquense está pasando por una situación muy complicada en la entidad y todo apunta que sí o sí perderán buena parte de su fuerza política en la entidad; si todo sale bien para el priísmo, podrán alcanzar dos de las terceras partes de los votos logrados durante la elección del año pasado, lo que representaría poco más de un millón de sufragios a su favor; sin embargo, hay quienes al interior del propio partido reconocen que si logran entre 800 mil y 900 mil; la habrán librado bien en este proceso de 2024.

La situación no es sencilla para los priístas. A nivel federal no tienen candidata propia para la Presidencia de la República y su dirigencia nacional lo ha hecho sentir de múltiples maneras; si bien es cierto que van en la alianza con el PAN y el PRD, la realidad es que se nota que las cosas no caminan entre los líderes de los tres partidos y que específicamente Xóchitl Gálvez no es del agrado de Alejandro “Alito” Moreno.

Situaciones tan sencillas como que el PAN y PRD ya cedieron sus tiempos de televisión y radio para la campaña pero los priístas siguen transmitiendo spots con la imagen y audio de su líder nacional, dice mucho sobre el verdadero apoyo que los priístas le están brindando a Xóchitl, y sí, quizás ellos sean los responsables de que las encuestas sigan bajas para la candidata de la oposición.

Eso ha ocasionado que más de un priísta de cepa dude de las verdaderas intenciones de Alejandro Moreno y sospechan que desde un principio ha trabajado al servicio del Presidente para perder y desmantelar al tricolor en todo el país; incluso ya hay quien comienza a llamarlo “Amlito” en referencia a su sobrenombre y el papel que ha jugado en los proceso electorales.

Al voltear a ver hacia otras partes del país, se puede observar que los tricolores están completa y absolutamente desarticulados; no se ve esa fortaleza en la operación que lo hacía ver como una masa que se aglutinaba en torno a sus candidatos para dotarlos de fortaleza y acompañarlos en el camino a la jornada electoral donde la maquinaria se echaba a andar y se conseguía un importante número de votos. Ya nada de eso se nota.

Se percibe un priísmo derrotado, desahuciado, abandonado y en estado vegetativo expectante y a la defensiva, reaccionando a las estrategias del partido en el poder y ya no más llevando la batuta de la elección o, al menos, de sus decisiones políticas; mientras la militancia y algunos liderazgos buscan acomodo en otros partidos, la dirigencia tricolor está perdida, debatiendo o mejor dicho discutiendo sobre cualquier cosa y lo que sea pero sin que se refleje en la campaña, una pantomima en toda la extensión de la palabra.

En el Edoméx quedó claro que la dirigencia nacional tomó las riendas del partido y no piensa compartirlas con nadie, lo que ha detonado algunas inconformidades por parte de los militantes que tampoco le ven mucho sentido ya el salir a las calles a la búsqueda del voto y se les aprecia más bien retraído y a la espera de ver “qué rumbo toman las aguas” para, entonces sí, tomar decisiones sobre sus respectivos destinos.

Aunque en el directivo estatal aseguren que la militancia está motivada y lista para el proceso electoral del 2 de junio próximo, en las bases hay un sentimiento de abandono, de tristeza y de derrotismo que no han podido superar; la jugarreta de colocar a la excandidata a la gubernatura en una posición muy lejana en los puestos para las plurinominales no fue tomado con agrado por las bases tricolores quienes lo han interpretado, incluso, como un insulto a la raigambre mexiquense para el partido.

En lugar de sumar al cuadro que dio la cara por ellos en la jornada electoral de 2023 decidieron aplicarle una “llave de sumisión” que, por supuesto, Alejandra del Moral no estaba dispuesta a aceptar y cuentan que poco ha faltado para que la otrora candidata priísta tome medidas todavía más drásticas para el instituto que el renunciar a una postulación por una muy improbable diputación plurinominal.

En el país el proceso electoral federal empezó hace tres semanas pero en la entidad pareciera que el tiempo se detuvo y nada pasa; aquellos grupos de organización priísta que hacían sentir que la elección ya estaba encima se encuentran desaparecidos, arrinconados, a la expectativa de que el proceso electoral local comience y de que, ahí sí, se les indique salir a las calles y tomarlas a nombre del tricolor para impulsar el voto por sus candidatos aunque la expectativa no sea muy positiva, al menos en los números iniciales.

En este momento para el tricolor mexiquense se ve muy complicado que pueda hacer presencia en los municipios más importantes; en Toluca el proceso pinta para una elección muy cerrada y en gran medida dependerá de la selección de candidatos entre quienes contenderán, en Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tecámac, y casi toda esa región; se dice que el priísmo no tiene nada qué hacer.

En Texcoco, curiosamente, se percibe una posibilidad de que Morena no gane, no obstante que es un municipio en el que los partidos de la coalición irían por separado (a menos que modifiquen el convenio presentado ante el IEEM) pero las pugnas internas entre el Grupo Texcoco y los lopezobradoristas en la zona, podría tener un impacto negativo para los morenistas que por ahí podrían aprovechar los tricolores.

Fuera de esa situación, algún municipio que ya gobiernan y haya dado buenos resultados podría ser que lo mantengan pero en realidad no serían, por mucho, los mismos que lograron recuperar en 2021, incluso los más pesimistas aseguran que es altamente probable que los municipios tricolores sean la misma cantidad o un poco menos de los que lograron mantener en 2018 y no por la ola presidencial sino por la debacle interna que viven.

Los priístas coinciden en que no hay posibilidad de recuperar, al menos en este proceso electoral, la hegemonía de la entidad, por el contrario existe un alto riesgo de caer del segundo al tercer puesto si es que los panistas juegan bien sus cartas pero, incluso, los más pesimistas le apuestan a que un crecimiento importante del Partido Verde con la llegada de Eruviel Ávila y otros liderazgos que anteriormente eran del tricolor, podrían significar una sorpresa que los mande hasta la cuarta posición, lo que sería, en estricto sentido, un escándalo y un segundo golpe anímico del que muy difícilmente se podrían levantar, al menos en el corto plazo.

El PRI mexiquense está pasando por una situación muy complicada en la entidad y todo apunta que sí o sí perderán buena parte de su fuerza política en la entidad; si todo sale bien para el priísmo, podrán alcanzar dos de las terceras partes de los votos logrados durante la elección del año pasado, lo que representaría poco más de un millón de sufragios a su favor; sin embargo, hay quienes al interior del propio partido reconocen que si logran entre 800 mil y 900 mil; la habrán librado bien en este proceso de 2024.

La situación no es sencilla para los priístas. A nivel federal no tienen candidata propia para la Presidencia de la República y su dirigencia nacional lo ha hecho sentir de múltiples maneras; si bien es cierto que van en la alianza con el PAN y el PRD, la realidad es que se nota que las cosas no caminan entre los líderes de los tres partidos y que específicamente Xóchitl Gálvez no es del agrado de Alejandro “Alito” Moreno.

Situaciones tan sencillas como que el PAN y PRD ya cedieron sus tiempos de televisión y radio para la campaña pero los priístas siguen transmitiendo spots con la imagen y audio de su líder nacional, dice mucho sobre el verdadero apoyo que los priístas le están brindando a Xóchitl, y sí, quizás ellos sean los responsables de que las encuestas sigan bajas para la candidata de la oposición.

Eso ha ocasionado que más de un priísta de cepa dude de las verdaderas intenciones de Alejandro Moreno y sospechan que desde un principio ha trabajado al servicio del Presidente para perder y desmantelar al tricolor en todo el país; incluso ya hay quien comienza a llamarlo “Amlito” en referencia a su sobrenombre y el papel que ha jugado en los proceso electorales.

Al voltear a ver hacia otras partes del país, se puede observar que los tricolores están completa y absolutamente desarticulados; no se ve esa fortaleza en la operación que lo hacía ver como una masa que se aglutinaba en torno a sus candidatos para dotarlos de fortaleza y acompañarlos en el camino a la jornada electoral donde la maquinaria se echaba a andar y se conseguía un importante número de votos. Ya nada de eso se nota.

Se percibe un priísmo derrotado, desahuciado, abandonado y en estado vegetativo expectante y a la defensiva, reaccionando a las estrategias del partido en el poder y ya no más llevando la batuta de la elección o, al menos, de sus decisiones políticas; mientras la militancia y algunos liderazgos buscan acomodo en otros partidos, la dirigencia tricolor está perdida, debatiendo o mejor dicho discutiendo sobre cualquier cosa y lo que sea pero sin que se refleje en la campaña, una pantomima en toda la extensión de la palabra.

En el Edoméx quedó claro que la dirigencia nacional tomó las riendas del partido y no piensa compartirlas con nadie, lo que ha detonado algunas inconformidades por parte de los militantes que tampoco le ven mucho sentido ya el salir a las calles a la búsqueda del voto y se les aprecia más bien retraído y a la espera de ver “qué rumbo toman las aguas” para, entonces sí, tomar decisiones sobre sus respectivos destinos.

Aunque en el directivo estatal aseguren que la militancia está motivada y lista para el proceso electoral del 2 de junio próximo, en las bases hay un sentimiento de abandono, de tristeza y de derrotismo que no han podido superar; la jugarreta de colocar a la excandidata a la gubernatura en una posición muy lejana en los puestos para las plurinominales no fue tomado con agrado por las bases tricolores quienes lo han interpretado, incluso, como un insulto a la raigambre mexiquense para el partido.

En lugar de sumar al cuadro que dio la cara por ellos en la jornada electoral de 2023 decidieron aplicarle una “llave de sumisión” que, por supuesto, Alejandra del Moral no estaba dispuesta a aceptar y cuentan que poco ha faltado para que la otrora candidata priísta tome medidas todavía más drásticas para el instituto que el renunciar a una postulación por una muy improbable diputación plurinominal.

En el país el proceso electoral federal empezó hace tres semanas pero en la entidad pareciera que el tiempo se detuvo y nada pasa; aquellos grupos de organización priísta que hacían sentir que la elección ya estaba encima se encuentran desaparecidos, arrinconados, a la expectativa de que el proceso electoral local comience y de que, ahí sí, se les indique salir a las calles y tomarlas a nombre del tricolor para impulsar el voto por sus candidatos aunque la expectativa no sea muy positiva, al menos en los números iniciales.

En este momento para el tricolor mexiquense se ve muy complicado que pueda hacer presencia en los municipios más importantes; en Toluca el proceso pinta para una elección muy cerrada y en gran medida dependerá de la selección de candidatos entre quienes contenderán, en Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tecámac, y casi toda esa región; se dice que el priísmo no tiene nada qué hacer.

En Texcoco, curiosamente, se percibe una posibilidad de que Morena no gane, no obstante que es un municipio en el que los partidos de la coalición irían por separado (a menos que modifiquen el convenio presentado ante el IEEM) pero las pugnas internas entre el Grupo Texcoco y los lopezobradoristas en la zona, podría tener un impacto negativo para los morenistas que por ahí podrían aprovechar los tricolores.

Fuera de esa situación, algún municipio que ya gobiernan y haya dado buenos resultados podría ser que lo mantengan pero en realidad no serían, por mucho, los mismos que lograron recuperar en 2021, incluso los más pesimistas aseguran que es altamente probable que los municipios tricolores sean la misma cantidad o un poco menos de los que lograron mantener en 2018 y no por la ola presidencial sino por la debacle interna que viven.

Los priístas coinciden en que no hay posibilidad de recuperar, al menos en este proceso electoral, la hegemonía de la entidad, por el contrario existe un alto riesgo de caer del segundo al tercer puesto si es que los panistas juegan bien sus cartas pero, incluso, los más pesimistas le apuestan a que un crecimiento importante del Partido Verde con la llegada de Eruviel Ávila y otros liderazgos que anteriormente eran del tricolor, podrían significar una sorpresa que los mande hasta la cuarta posición, lo que sería, en estricto sentido, un escándalo y un segundo golpe anímico del que muy difícilmente se podrían levantar, al menos en el corto plazo.