/ domingo 13 de diciembre de 2020

El Tintero de las Musas | Griselda Álvarez Ponce de León, recibe con amor a su hijo Miguel


Hablar de Griselda Álvarez Ponce de León, me llena de orgullo. Y no, no la empecé a querer desde hace más de 35 años, cuando en el año Internacional de la Juventud, en 1985, y en el auditorio más bonito de Colima, tuvo a bien ungirme, junto con el presidente del CREA, Heriberto Galindo Quiñones, como la encargada del Programa de la Mujer Joven, de la nación mexicana.

La empecé a querer cuando su hijo Miguel Delgado Álvarez me la regaló, con todo y afecto, e historias y relatos, cuentos, poemas y libros, dentro de la Hacienda “La Esperanza” allá en Tonila, Jalisco, muy cerquita de la capital de Colima, el Estado que él siempre quiso y en el que vivió hasta ayer.

Me enseñó sus fotos y sus triunfos; pude ver el comedor en donde un día reunió a dos ex presidentes; su ropa, sus quereres, sus amores; su inteligencia absoluta. Una mujer extraordinaria, llena de virtudes y valores.

Miguel creó el Instituto Griselda Álvarez. Tuve la suerte de que me invitara a dar unas clases de comunicación a sus alumnas, allá en la Universidad de Colima. Grandes recuerdos, grandes visitas a un lugar realmente querido por ellos.

Miguel era un médico sabio y educado. Inteligente y lleno de amor por sus semejantes. Vivía en un lugar hermoso que el mismo se construyó y que albergaba todos los días a diferentes personas que querían ir a un Hotel Boutique, que era de muchas estrellas. El cielo siempre fue azul con él.

Particularmente, tenía un espacio para que los sábados y domingos, la gente pudiera ir a comer y a convivir con su familia. Operado por alguien que el quería como su hijo: Carlos Hugo.

Miguel era el más joven de la dinastía Álvarez. Fue tataranieto del primer gobernador de Colima, don Manuel Álvarez Zamora; nieto del gobernador Miguel Álvarez García, e hijo de doña Griselda Álvarez Ponce de León, la primera mujer en ser designada gobernadora en México.

La Hacienda, estaba hace un par de años que yo estuve allí, llena de brillo y de entusiasmo. Las personas que vivían allí cerca, veían a Miguel como un hombre tranquilo, sin problemas, de voz pausada y tranquila. Miguel fue médico internista tanto de la Cámara de Senadores, como del hospital Tlatelolco, donde fue jefe de medicina preventiva.

El último lugar honorífico que tuvo Miguel Delgado Álvarez, fue el de presidente de la Asociación Colimense de periodistas y escritores. Filántropo y hombre de bien, amigo muy querido, descanse en paz. En el plano que estés, te quiero…

gildamh@hotmail.com


Hablar de Griselda Álvarez Ponce de León, me llena de orgullo. Y no, no la empecé a querer desde hace más de 35 años, cuando en el año Internacional de la Juventud, en 1985, y en el auditorio más bonito de Colima, tuvo a bien ungirme, junto con el presidente del CREA, Heriberto Galindo Quiñones, como la encargada del Programa de la Mujer Joven, de la nación mexicana.

La empecé a querer cuando su hijo Miguel Delgado Álvarez me la regaló, con todo y afecto, e historias y relatos, cuentos, poemas y libros, dentro de la Hacienda “La Esperanza” allá en Tonila, Jalisco, muy cerquita de la capital de Colima, el Estado que él siempre quiso y en el que vivió hasta ayer.

Me enseñó sus fotos y sus triunfos; pude ver el comedor en donde un día reunió a dos ex presidentes; su ropa, sus quereres, sus amores; su inteligencia absoluta. Una mujer extraordinaria, llena de virtudes y valores.

Miguel creó el Instituto Griselda Álvarez. Tuve la suerte de que me invitara a dar unas clases de comunicación a sus alumnas, allá en la Universidad de Colima. Grandes recuerdos, grandes visitas a un lugar realmente querido por ellos.

Miguel era un médico sabio y educado. Inteligente y lleno de amor por sus semejantes. Vivía en un lugar hermoso que el mismo se construyó y que albergaba todos los días a diferentes personas que querían ir a un Hotel Boutique, que era de muchas estrellas. El cielo siempre fue azul con él.

Particularmente, tenía un espacio para que los sábados y domingos, la gente pudiera ir a comer y a convivir con su familia. Operado por alguien que el quería como su hijo: Carlos Hugo.

Miguel era el más joven de la dinastía Álvarez. Fue tataranieto del primer gobernador de Colima, don Manuel Álvarez Zamora; nieto del gobernador Miguel Álvarez García, e hijo de doña Griselda Álvarez Ponce de León, la primera mujer en ser designada gobernadora en México.

La Hacienda, estaba hace un par de años que yo estuve allí, llena de brillo y de entusiasmo. Las personas que vivían allí cerca, veían a Miguel como un hombre tranquilo, sin problemas, de voz pausada y tranquila. Miguel fue médico internista tanto de la Cámara de Senadores, como del hospital Tlatelolco, donde fue jefe de medicina preventiva.

El último lugar honorífico que tuvo Miguel Delgado Álvarez, fue el de presidente de la Asociación Colimense de periodistas y escritores. Filántropo y hombre de bien, amigo muy querido, descanse en paz. En el plano que estés, te quiero…

gildamh@hotmail.com