/ sábado 27 de febrero de 2021

El Tintero de las Musas | Mi amiga Adriana Tavira

Pues como siempre, me sucedió por pura Serendipia. Me habló mi hijo muy temprano, para pedirme que como yo pudiera, ayudara a que nuestra muy querida Adriana Tavira, ingresara a un hospital, porque no podía ya respirar bien. En ese momento, lo único que se me ocurrió fue escribirle a mi colectivo “50+1” (que ayer cumplió dos años), para pedirle su apoyo.

Le escribí a Martha Hilda. Y su respuesta fue muy rápida, y luego eficaz. “Mi oficina está a sus órdenes, para ver a dónde la podemos llevar”, dijo. Me acordé de la esplendida de Lulu, su secretaria privada. A ella le hablé luego. Le pedí su apoyo. Antes de avisarle a Martha Hilda siquiera. Ella siempre resuelve todo, pensé. Al fin luego su jefa le instruye.

En ese inter, me escribieron Ana Lilia Herrera, la presidenta del Colectivo que les mencioné arriba, el “50+1” y Carolina Alanís. Me estaban brindando todo su apoyo en este momento tan difícil, en el que yo no sabía ni qué hacer.

Le escribí al doctor Sánchez Guadarrama, quien es el subdirector de urgencias por la tarde del hospital Adolfo López Mateos, que, dicho sea de paso, es el mejor de la zona de este Estado y sus alrededores. Me dijo que la canalizara con el doctor Faleolo, que estaba en ese momento, en la mañana.

Ya no le podía hablar a mi querido amigo el doctor José Rogel, que fue años el director general de ese lugar, porque estando en primera línea de contaminación, se le ocurrió ir a vacunarse. Ni tampoco a mi adorado doctor Carlos Aranza Doniz, que fue también director del ALM y luego el director del ISEM, ((bien ganado, quien tuvo en sus espaldas todo un año el problemón de 17 millones de mexiquenses que contaminados o no, todos fueron atendidos)).

Le llamé también a Fernando César, jefe de Asesores del secretario Gabriel Oshea. Siempre es muy amable conmigo. Y si hubiera tenido algo atorado, el lo hubiera compuesto de nuevo. Yo lo sé.

Y, así las cosas, Lulú, la secretaria de Martha Hilda, ya se había movilizado para que pudieran ingresar a Adriana al López Mateos. Habló con la doctora Yolanda Miranda que, en ese momento, estaba al frente del hospital, supongo.

También habló con Emilio Varela todo el tiempo, para informarle e instruirlo de cómo y con quién ir. El ya había hablado con ella, que fue su compañera cuando la secretaria fue presidenta municipal de Toluca. Y todo esto se resolvió en media hora.

Me apoyé también en mi adorado Teodoro Rentería que me pidió saber a quién le llamaba para pedir que recibieran a Adriana. Su número de afiliación y el hospital en donde estaría, para hablarle al director. Ella tiene más de treinta años trabajando para diferentes medios, y ninguno la ha afiliado al IMSS. ¡Y es directora de un diario, qué será de los demás compañeros periodistas! ((¡Y yo recuerdo cuando pude afiliar a todos los voceadores de mi Estado!)).

En este momento, gracias a Dios, ya Adriana está dentro de un hospital que es maravilloso. Sé que allí mero, la van a echar para adelante. Yo conozco el lugar. Y confío ciegamente en él y en quienes lo han dirigido. Es de excelencia.

gildamh@hotmail.com


Pues como siempre, me sucedió por pura Serendipia. Me habló mi hijo muy temprano, para pedirme que como yo pudiera, ayudara a que nuestra muy querida Adriana Tavira, ingresara a un hospital, porque no podía ya respirar bien. En ese momento, lo único que se me ocurrió fue escribirle a mi colectivo “50+1” (que ayer cumplió dos años), para pedirle su apoyo.

Le escribí a Martha Hilda. Y su respuesta fue muy rápida, y luego eficaz. “Mi oficina está a sus órdenes, para ver a dónde la podemos llevar”, dijo. Me acordé de la esplendida de Lulu, su secretaria privada. A ella le hablé luego. Le pedí su apoyo. Antes de avisarle a Martha Hilda siquiera. Ella siempre resuelve todo, pensé. Al fin luego su jefa le instruye.

En ese inter, me escribieron Ana Lilia Herrera, la presidenta del Colectivo que les mencioné arriba, el “50+1” y Carolina Alanís. Me estaban brindando todo su apoyo en este momento tan difícil, en el que yo no sabía ni qué hacer.

Le escribí al doctor Sánchez Guadarrama, quien es el subdirector de urgencias por la tarde del hospital Adolfo López Mateos, que, dicho sea de paso, es el mejor de la zona de este Estado y sus alrededores. Me dijo que la canalizara con el doctor Faleolo, que estaba en ese momento, en la mañana.

Ya no le podía hablar a mi querido amigo el doctor José Rogel, que fue años el director general de ese lugar, porque estando en primera línea de contaminación, se le ocurrió ir a vacunarse. Ni tampoco a mi adorado doctor Carlos Aranza Doniz, que fue también director del ALM y luego el director del ISEM, ((bien ganado, quien tuvo en sus espaldas todo un año el problemón de 17 millones de mexiquenses que contaminados o no, todos fueron atendidos)).

Le llamé también a Fernando César, jefe de Asesores del secretario Gabriel Oshea. Siempre es muy amable conmigo. Y si hubiera tenido algo atorado, el lo hubiera compuesto de nuevo. Yo lo sé.

Y, así las cosas, Lulú, la secretaria de Martha Hilda, ya se había movilizado para que pudieran ingresar a Adriana al López Mateos. Habló con la doctora Yolanda Miranda que, en ese momento, estaba al frente del hospital, supongo.

También habló con Emilio Varela todo el tiempo, para informarle e instruirlo de cómo y con quién ir. El ya había hablado con ella, que fue su compañera cuando la secretaria fue presidenta municipal de Toluca. Y todo esto se resolvió en media hora.

Me apoyé también en mi adorado Teodoro Rentería que me pidió saber a quién le llamaba para pedir que recibieran a Adriana. Su número de afiliación y el hospital en donde estaría, para hablarle al director. Ella tiene más de treinta años trabajando para diferentes medios, y ninguno la ha afiliado al IMSS. ¡Y es directora de un diario, qué será de los demás compañeros periodistas! ((¡Y yo recuerdo cuando pude afiliar a todos los voceadores de mi Estado!)).

En este momento, gracias a Dios, ya Adriana está dentro de un hospital que es maravilloso. Sé que allí mero, la van a echar para adelante. Yo conozco el lugar. Y confío ciegamente en él y en quienes lo han dirigido. Es de excelencia.

gildamh@hotmail.com