/ domingo 16 de mayo de 2021

El Tintero de las Musas | Planificación Familiar

La mujer mexiquense se enfrenta a una serie de procesos socio económicos que le confieren una situación de marginación y desventaja, frente al varón y frente a distintas clases sociales. Es por esto, que nos hemos dado a la tarea de escribir, los problemas que nos parecieron los más significativos.

A pesar de que la maternidad ha sido considerada como el papel fundamental de mujer en la sociedad, se presenta una contradicción real, ya que por un lado es altamente valorada y por otro no cuenta con los servicios médicos asistenciales adecuados.

El problema de la mujer, adquiere características específicas en comparación al sexo masculino, ya que las principales causas de morbi-mortalidad femenina, están relacionadas con aspectos ginecológicos y gineco-obstétricos, tales como tumores malignos, entre los que sobresalen el cáncer cérvico uterino y el de mama, que son las principales causas de muerte, ambos con altas probabilidades de ser detectados en forma oportuna.

Como es sabido, se cuenta con un porcentaje muy alto de población femenina en edad fértil que requiere de atención médica y de asistencia social prioritaria. Sin embargo, dicha atención se ha orientado muy relativamente hacia programas de planificación familiar, minimizando otros aspectos relevantes relacionados con la salud materno-infantil, como son: atención prenatal tardía o deficiente; altos índices de desnutrición; abortos; hemorragias postparto; toxemias del embarazo y puerperio y sepsis del embarazo y puerperio. (Sólo 36% de los partos son atendidos profesionalmente), que son las causas que ocupan los primeros lugares en la morbi-mortalidad de las madres gestantes y sus productos.

En lo referente al aspecto social, la fecundidad se encuentra relacionada con condiciones externas a la mujer, donde incluyen factores como clase social, urbanización, religión, educación y dinámica familiar donde intervienen las relaciones conyugales, la edad de los cónyuges, los años de casados, el uso o no de métodos anticonceptivos, así como el valor dado al hijo.

El problema de la concepción en la mujer y sus implicaciones, no siempre es compartido por la pareja, ya que, en la mayoría de los casos, la responsabilidad recae en ella desde la concepción hasta la procreación y cuidado del hijo, factores a los que se añade muchas veces el abandono.

La comunicación no ha sido la suficiente ni la adecuada, para hacerles llegar los distintos métodos de planificación familiar. Por esto se observa que, entre las jóvenes de 16 a 20 años, existe una tasa de embarazos de 122 por cada mil y el grupo donde la fecundidad es mayor, es el comprendido entre los 24 y 30 años, donde una de cada 3 mujeres da a luz cada año. Es triste, pero las niñas desde diez años se nos están embarazando.

Un grave problema, es que, por la falta de conocimiento, se embarazan. Y esto sucede muchas veces. No saben de píldoras anticonceptivas que tienen que tomar a escondidas, porque en muy pocos casos los hombres son los que se protegen para no tener familia.

Por lo general, la mujer mexicana es prolífera. Y la falta de planificación económica y social de nuestro país primero, y de ella luego, poco la ayuda.

Existen empresas que dentro de sus requisitos de contratación a menudo, exigen que la mujer sea soltera, que no tenga hijos ni que se embarace, limitando así, la incorporación de la mujer a grandes bloques laborales.

En específico hemos visto a una parte de las mujeres que exigen más apoyo. Es el de las mujeres embarazadas y que no han tenido como parte sustancial de su vida, una educación en donde las puedan educar primero, y luego, tener programas para una asistencia biopsicosocial, digna.

gildamh@hotmail.com


La mujer mexiquense se enfrenta a una serie de procesos socio económicos que le confieren una situación de marginación y desventaja, frente al varón y frente a distintas clases sociales. Es por esto, que nos hemos dado a la tarea de escribir, los problemas que nos parecieron los más significativos.

A pesar de que la maternidad ha sido considerada como el papel fundamental de mujer en la sociedad, se presenta una contradicción real, ya que por un lado es altamente valorada y por otro no cuenta con los servicios médicos asistenciales adecuados.

El problema de la mujer, adquiere características específicas en comparación al sexo masculino, ya que las principales causas de morbi-mortalidad femenina, están relacionadas con aspectos ginecológicos y gineco-obstétricos, tales como tumores malignos, entre los que sobresalen el cáncer cérvico uterino y el de mama, que son las principales causas de muerte, ambos con altas probabilidades de ser detectados en forma oportuna.

Como es sabido, se cuenta con un porcentaje muy alto de población femenina en edad fértil que requiere de atención médica y de asistencia social prioritaria. Sin embargo, dicha atención se ha orientado muy relativamente hacia programas de planificación familiar, minimizando otros aspectos relevantes relacionados con la salud materno-infantil, como son: atención prenatal tardía o deficiente; altos índices de desnutrición; abortos; hemorragias postparto; toxemias del embarazo y puerperio y sepsis del embarazo y puerperio. (Sólo 36% de los partos son atendidos profesionalmente), que son las causas que ocupan los primeros lugares en la morbi-mortalidad de las madres gestantes y sus productos.

En lo referente al aspecto social, la fecundidad se encuentra relacionada con condiciones externas a la mujer, donde incluyen factores como clase social, urbanización, religión, educación y dinámica familiar donde intervienen las relaciones conyugales, la edad de los cónyuges, los años de casados, el uso o no de métodos anticonceptivos, así como el valor dado al hijo.

El problema de la concepción en la mujer y sus implicaciones, no siempre es compartido por la pareja, ya que, en la mayoría de los casos, la responsabilidad recae en ella desde la concepción hasta la procreación y cuidado del hijo, factores a los que se añade muchas veces el abandono.

La comunicación no ha sido la suficiente ni la adecuada, para hacerles llegar los distintos métodos de planificación familiar. Por esto se observa que, entre las jóvenes de 16 a 20 años, existe una tasa de embarazos de 122 por cada mil y el grupo donde la fecundidad es mayor, es el comprendido entre los 24 y 30 años, donde una de cada 3 mujeres da a luz cada año. Es triste, pero las niñas desde diez años se nos están embarazando.

Un grave problema, es que, por la falta de conocimiento, se embarazan. Y esto sucede muchas veces. No saben de píldoras anticonceptivas que tienen que tomar a escondidas, porque en muy pocos casos los hombres son los que se protegen para no tener familia.

Por lo general, la mujer mexicana es prolífera. Y la falta de planificación económica y social de nuestro país primero, y de ella luego, poco la ayuda.

Existen empresas que dentro de sus requisitos de contratación a menudo, exigen que la mujer sea soltera, que no tenga hijos ni que se embarace, limitando así, la incorporación de la mujer a grandes bloques laborales.

En específico hemos visto a una parte de las mujeres que exigen más apoyo. Es el de las mujeres embarazadas y que no han tenido como parte sustancial de su vida, una educación en donde las puedan educar primero, y luego, tener programas para una asistencia biopsicosocial, digna.

gildamh@hotmail.com