/ domingo 5 de diciembre de 2021

En Tintereo de las Musas | Nosotros

Nadie cruza nuestro camino por casualidad. El hecho de que esté reunida aquí, en este lugar y con la gente que queremos y nos quiere, es simplemente una nueva aventura de mi vivir. Cosas van y cosas llegan de sopetón y sin previo aviso. El hecho de enfrenarlas, abordarlas, solucionarlas, de resistirlas: mirar para frente y nunca para atrás, ni para tomar vuelo: nos hace diferentes. No cabe duda de que somos seres muy bendecidos.

Y esto nos provoca tomar esta invitación con una actitud responsable, comprometida, solidaria, arropadora, transigente, comprensiva, complaciente, deliberada… de saber que al estar cerca de alguien que nos lee, estamos más que unidas. Porque somos mucho más que dos…

Dice Thorthon Wilder que Donde existe lo desconocido, existe aún la esperanza, en su famoso Idus de Marzo. Y esto es el comienzo de un suceso, que muy probablemente cambie la historia de la vida de muchas de las personas. Por supuesto que no se avecina como fácil. Pero es que de retos. Y todos han sido superados.

He de comentarles queridos lectores, que me he encontrado en este tiempo a personas, muchas, que están estudiando al ser humano de forma cosmogónica. A otras, que estudian sus valores y virtudes. A unas más, que se interesan en el estudio de las religiones y las comparan. Pero esto no es extraño. El hombre al fin asume que necesita entender y conocer algo más que el simple hecho de lo que le dicen que haga: amar a Dios.


Ahora trata de entenderse y amarse, conocerse, respetarse y aceptarse. Además de entender que nos hicimos, nos hicieron, a imagen y semejanza de Dios. ¿Nuestro mejor logro? Tratar de vivir sin ningún problema. Que el gran arquitecto del universo nos de salud. Lo demás, ver de qué manera podemos generarnos lo demás.


Resulta evidente que, por un lado, la felicidad depende de las circunstancias y, de otro lado, de uno mismo. En este texto hemos tratado este segundo aspecto, y hemos concluido que la receta para la felicidad es muy simple. Muchos juzgan que es imposible la felicidad sin una creencia religiosa en mayor o menor grado.


Nadie cruza nuestro camino por casualidad. El hecho de que esté reunida aquí, en este lugar y con la gente que queremos y nos quiere, es simplemente una nueva aventura de mi vivir. Cosas van y cosas llegan de sopetón y sin previo aviso. El hecho de enfrenarlas, abordarlas, solucionarlas, de resistirlas: mirar para frente y nunca para atrás, ni para tomar vuelo: nos hace diferentes. No cabe duda de que somos seres muy bendecidos.

Y esto nos provoca tomar esta invitación con una actitud responsable, comprometida, solidaria, arropadora, transigente, comprensiva, complaciente, deliberada… de saber que al estar cerca de alguien que nos lee, estamos más que unidas. Porque somos mucho más que dos…

Dice Thorthon Wilder que Donde existe lo desconocido, existe aún la esperanza, en su famoso Idus de Marzo. Y esto es el comienzo de un suceso, que muy probablemente cambie la historia de la vida de muchas de las personas. Por supuesto que no se avecina como fácil. Pero es que de retos. Y todos han sido superados.

He de comentarles queridos lectores, que me he encontrado en este tiempo a personas, muchas, que están estudiando al ser humano de forma cosmogónica. A otras, que estudian sus valores y virtudes. A unas más, que se interesan en el estudio de las religiones y las comparan. Pero esto no es extraño. El hombre al fin asume que necesita entender y conocer algo más que el simple hecho de lo que le dicen que haga: amar a Dios.


Ahora trata de entenderse y amarse, conocerse, respetarse y aceptarse. Además de entender que nos hicimos, nos hicieron, a imagen y semejanza de Dios. ¿Nuestro mejor logro? Tratar de vivir sin ningún problema. Que el gran arquitecto del universo nos de salud. Lo demás, ver de qué manera podemos generarnos lo demás.


Resulta evidente que, por un lado, la felicidad depende de las circunstancias y, de otro lado, de uno mismo. En este texto hemos tratado este segundo aspecto, y hemos concluido que la receta para la felicidad es muy simple. Muchos juzgan que es imposible la felicidad sin una creencia religiosa en mayor o menor grado.