Estímulo sindical
Uno
El miércoles pasado, la Federación de Asociaciones Autónomas de Personal Académico de la UAEM, que es el órgano sindical de los profesores e investigadores de la máxima casa de estudios, hizo entrega de medallas y estímulos por 25 y 30 años de servicio a un grupo de aproximadamente 200 académicos que laboran en diferentes escuelas, facultades y centros de investigación.
Este crecido número de galardonados constituye un claro indicio de la experiencia, estabilidad y madurez del claustro universitario.
Dos
En 1956, la Universidad inició labores con una inscripción total de 780 alumnos distribuidos en tres niveles: iniciación universitaria, preparatoria y educación profesional. La planta de profesores no llegaba a 100.
Al principio, todas las actividades se realizaban en el edificio que actualmente ocupa la Rectoría, que estaba dividido en salones de clase, laboratorios, biblioteca, canchas deportivas, patios, recintos culturales y oficinas. Ese fue el espacio original. En 1963, sobre una extensión de 12 hectáreas, empezó a desarrollarse el campus Colón y en 1964, sobre 25 hectáreas –que originalmente fueron 34− se abrió la Ciudad Universitaria del cerro de Coatepec. A partir de 1984, la máxima casa de estudios inició un proceso de desconcentración hacia las diferentes regiones del estado que se reflejó en el hecho de que, al despuntar el siglo XXI, su planta física era superior a dos millones de metros cuadrados.
Esta sorprendente expansión de instalaciones da marco a las actividades de una comunidad académica que actualmente está formada por 85 mil alumnos y seis mil profesores e investigadores.
Tres
El crecimiento horizontal y vertical de la docencia universitaria es un referente para comprender los beneficios que de ella se derivan para la sociedad. El incremento del número permite a la institución ampliar la cobertura de los servicios educativos. La evolución de la calidad es una espiral ascendente que sustenta el nivel de preparación de los egresados frente a una realidad que les impone mayores retos.
La Faapauaem, cuya representación ostenta en estos momentos la doctora en ciencias de la educación Gilda González Villaseñor, señala una de las vías que existen para reconocer la perseverancia de los académicos. La Universidad, por medio de estímulos laborales y académicos, ofrece otros incentivos para provocar el mismo efecto.
El rector de la Institución, doctor Alfredo Barrera Baca, habló recientemente de la posibilidad de que los académicos de más alto rango, pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores, no limiten su actuación al posgrado, sino que estén dispuestos, incluso, con su experiencia, a formar mejores universitarios desde el nivel de bachillerato, con el fin de fortalecer una inclinación temprana por la investigación científica.
Así cambia la Universidad de ayer y hoy.