/ sábado 18 de septiembre de 2021

Fanáticos del glamour político en contra de la 4T 

En un par de meses se estará cumpliendo la mitad del mandato de Andres Manuel López Obrador como Presidente de Mexico. Muchas de las decisiones del gobierno han sido polémicas y no es para menos, pues se han tocado poderosos intereses económicos que tienen vínculos muy cercanos con medios, columnistas y opinadores que sirvieron al régimen del pasado y que obtuvieron jugosas recompensas por su labor periodística y/o intelectual.

Los apellidos Krauze, López Dóriga, Loret de Mola, Dresser, entre muchos más, han sido claramente desnudados sobre los excesivos pagos que recibieron de distintas dependencias gubernamentales en un clarísimo conflicto de intereses entre la labor periodística y los servicios prestados al gobierno. Son precisamente esas plumas las que desde el mismísimo primer día del gobierno e incluso, desde hace décadas han gestado y llevado a cabo una tremenda guerra mediática en contra de López Obrador; son precisamente ellos los encargados de esa tarea porque han resentido la 4T en sus propios bolsillos.

Son fanáticos del glamour político por qué de él viven y con él conviven. Son los que ahora se dicen perseguidos sin presentar una sola prueba. Son ellos los que alimentan con sus calificativos la campaña de odio de la que se quejan. Su cobardía no tiene límites. Mienten, denostan, culpan sin tapujos. Estaban acostumbrados a que el poder de los medios de comunicación los protegiera y que los poderosos, incluso, se postraran ante una crítica. Son estos personajes los que mejor representan la vieja visión de que: “a los políticos como a las moscas, se les mata a periodicazos”.

Hoy ese poder está cuestionado. Está sujeto a una clara medición de su efectividad y ojalá perdure. A pesar de toda esa permanente campaña de desprestigio contra López Obrador, su aprobación rebasa el 60%. ¿Será que algo está pasando y no lo perciben? ¿Será que tratan incluso de presentar fanáticos conceptos que se contrastan con la terca, necia y dura realidad? ¿Será que no han entendido que la noble profesión del periodismo no admite que detrás de ella vayan los negocios, la prebenda y el influyentismo?

Los datos son reveladores y ponen a cada cual en su lugar. La economía no se ha colapsado y se recupera mucho mejor que otras economías del mismo tamaño que la nuestra después de la pandemia. El dólar mantiene su precio. La bolsa mantiene sus niveles más altos de la historia. La inversión extranjera directa fluye hacia nuestro país superando los niveles previstos. Las obras del aeropuerto Felipe Ángeles, del que se sostuvo su “inviabilidad técnica” están a unos meses de ser inauguradas. Es catalogada como una obra de clase mundial. La refinería de dos bocas avanza según lo planeado y el tren maya a pesar de todo y contra todo será una realidad.

Los programas sociales a favor de los estudiantes, adultos mayores, becas para la capacitación para el trabajo y madres solteras son una realidad inobjetable. Hoy mucho más mexicanos se benefician con los recursos que hace algunos años, se entregaban sólo a unos cuantos privilegiados.

En un par de meses se estará cumpliendo la mitad del mandato de Andres Manuel López Obrador como Presidente de Mexico. Muchas de las decisiones del gobierno han sido polémicas y no es para menos, pues se han tocado poderosos intereses económicos que tienen vínculos muy cercanos con medios, columnistas y opinadores que sirvieron al régimen del pasado y que obtuvieron jugosas recompensas por su labor periodística y/o intelectual.

Los apellidos Krauze, López Dóriga, Loret de Mola, Dresser, entre muchos más, han sido claramente desnudados sobre los excesivos pagos que recibieron de distintas dependencias gubernamentales en un clarísimo conflicto de intereses entre la labor periodística y los servicios prestados al gobierno. Son precisamente esas plumas las que desde el mismísimo primer día del gobierno e incluso, desde hace décadas han gestado y llevado a cabo una tremenda guerra mediática en contra de López Obrador; son precisamente ellos los encargados de esa tarea porque han resentido la 4T en sus propios bolsillos.

Son fanáticos del glamour político por qué de él viven y con él conviven. Son los que ahora se dicen perseguidos sin presentar una sola prueba. Son ellos los que alimentan con sus calificativos la campaña de odio de la que se quejan. Su cobardía no tiene límites. Mienten, denostan, culpan sin tapujos. Estaban acostumbrados a que el poder de los medios de comunicación los protegiera y que los poderosos, incluso, se postraran ante una crítica. Son estos personajes los que mejor representan la vieja visión de que: “a los políticos como a las moscas, se les mata a periodicazos”.

Hoy ese poder está cuestionado. Está sujeto a una clara medición de su efectividad y ojalá perdure. A pesar de toda esa permanente campaña de desprestigio contra López Obrador, su aprobación rebasa el 60%. ¿Será que algo está pasando y no lo perciben? ¿Será que tratan incluso de presentar fanáticos conceptos que se contrastan con la terca, necia y dura realidad? ¿Será que no han entendido que la noble profesión del periodismo no admite que detrás de ella vayan los negocios, la prebenda y el influyentismo?

Los datos son reveladores y ponen a cada cual en su lugar. La economía no se ha colapsado y se recupera mucho mejor que otras economías del mismo tamaño que la nuestra después de la pandemia. El dólar mantiene su precio. La bolsa mantiene sus niveles más altos de la historia. La inversión extranjera directa fluye hacia nuestro país superando los niveles previstos. Las obras del aeropuerto Felipe Ángeles, del que se sostuvo su “inviabilidad técnica” están a unos meses de ser inauguradas. Es catalogada como una obra de clase mundial. La refinería de dos bocas avanza según lo planeado y el tren maya a pesar de todo y contra todo será una realidad.

Los programas sociales a favor de los estudiantes, adultos mayores, becas para la capacitación para el trabajo y madres solteras son una realidad inobjetable. Hoy mucho más mexicanos se benefician con los recursos que hace algunos años, se entregaban sólo a unos cuantos privilegiados.

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